LA TERCERA – Escándalo generó la compra de un lujoso “chalet” de 600.000 euros por Pablo Iglesias, líder del movimiento de izquierda Podemos, que buscó ayuda a sus bases en vez se asumir que se había equivocado. Su error no fue comprar una casa acorde con su abultado salario familiar, sino que haber condenado a un ex ministro de Economía que hizo lo mismo, tildándolo de “millonario” e invalidándolo para ocupar su cargo ya que sería “entregar a un pirómano el ministerio de Medioambiente”.
En la ciudad abundan estos dobles discursos. Muchos enemigos de las autopistas tienen autos con TAG en sus casas o los usan para llegar a dar clases sobre la importancia del transporte público, mientras que grandes críticos del centralismo son santiaguinos que no se mueven de la capital y exigen a otros que lo hagan para despejarnos la ciudad.
Con el arquitecto Marcelo Ruiz bautizamos esta corriente como “urbanismo caviar”, ya que además de sus contradicciones entre prédica y práctica, fijan prioridades refinadas y alejadas de los problemas de los grupos excluidos que dicen representar.
Un ejemplo fue la desafortunada frase de un diputado del Frente Amplio (FA), que alertó sobre la “especulación inmobiliaria” que generaría el Metro a La Pintana, olvidando que se trata de una comuna pobre y segregada, donde algunos barrios son asolados por narcos con armamento de guerra, como aquellos que asesinaron al carabinero Galindo hace pocos días.
Fuente: La Tercera, Lunes 11 de junio de 2018