EL MERCURIO – Activo se muestra el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. No solo está desarrollando las licitaciones del nuevo sistema de transporte público de Santiago y otros proyectos de transporte suburbano, sino que su área de telecomunicaciones se dispone a licitar las frecuencias necesarias para el 5G, que esperan represente un cambio radical que permita la posibilidad de vehículos autónomos, el internet de las cosas y la llegada de mejores servicios a todo el territorio.
Tal vez más llamativo aún es el interés del ministerio en el desarrollo del ferrocarril. Luego de mucho tiempo en que el sector aparecía relegado, desde hace algunos años han vuelto el interés y los proyectos. Esto se explica en parte por la congestión y las externalidades ambientales que provoca el desplazamiento mediante vehículos privados. Por ejemplo, el tren de acercamiento a Melipilla, con una enorme inversión de US$ 1.560 millones, comenzaría a construirse el próximo año. Este proyecto debería transportar más pasajeros que todo el resto del sistema EFE, incluyendo otros trenes de acercamiento, como Merval, Biotrén y Metrotrén.
Respecto de otros sistemas de cercanía, se traerán nuevos carros para el Biotrén, y se comienza a estudiar la viabilidad de proyectos para ciudades intermedias como Rancagua, Talca y Chillán. La idea es aprovechar la doble vía ferroviaria para el transporte de personas desde Parral a Chillán, o de Curicó a Talca, por ejemplo, con frecuencias mayores que las de los trenes de larga distancia. Esto reduciría la presión sobre la Ruta 5 y mejoraría la calidad de vida en sus regiones. Es lo que hace el Metrotrén para los habitantes de Rancagua, Nos y otras localidades cercanas a Santiago, así como lo harán el futuro Melitrén, en beneficio de los habitantes de Talagante, Malloco y Melipilla.
En el portafolio del ministerio, los únicos proyectos de trenes de pasajeros convencionales son los de iniciativa privada de Santiago a la costa, y el remozamiento del tren a Chillán. Los proyectos a la costa tienen una viabilidad que hasta ahora produce dudas debido al monto de ingresos mínimos garantizados que piden. El caso del tren a Chillán es distinto, pues la vía y el servicio ya existen, aunque deteriorados. El proyecto considera contar con una elevada frecuencia, de hasta 12 trenes diarios, que tardarían cuatro horas en el viaje completo, incluyendo paradas intermedias. Esto demanda una flota de nuevas locomotoras y vagones, así como mejoramientos en la vía para aumentar su seguridad y la velocidad de desplazamiento. Si se desarrollan los trenes de acercamiento a las ciudades intermedias, ese costo de renovación de líneas se dividiría en varios proyectos, haciéndolo más viable.
Chillán está a la distancia máxima en la que un tren convencional puede competir, especialmente ahora que la Ruta 5 se encuentra congestionada. Es más barato y menos cansador que conducir un automóvil, y más rápido que un bus. Un viaje de cuatro horas es comparable a un viaje en avión, si se consideran las revisiones aeroportuarias, las esperas para despegar, y que el ferrocarril llega al centro de las ciudades, sumado al hecho de que para un pasajero viajar por tren resulta más cómodo; pero un buen servicio requiere seguridad en los tiempos de viaje y altas frecuencias. Pese a estas ventajas, no es claro que sea un proyecto rentable y solo podría justificarse por las reducciones en la congestión de la Ruta 5 y la correspondiente reducción en emisión de gases de efecto invernadero.
Fuente: El Mercurio, Martes 23 de Julio de 2019
Tren a Chillán
EL MERCURIO – Activo se muestra el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones. No solo está desarrollando las licitaciones del nuevo sistema de transporte público de Santiago y otros proyectos de transporte suburbano, sino que su área de telecomunicaciones se dispone a licitar las frecuencias necesarias para el 5G, que esperan represente un cambio radical que permita la posibilidad de vehículos autónomos, el internet de las cosas y la llegada de mejores servicios a todo el territorio.
Tal vez más llamativo aún es el interés del ministerio en el desarrollo del ferrocarril. Luego de mucho tiempo en que el sector aparecía relegado, desde hace algunos años han vuelto el interés y los proyectos. Esto se explica en parte por la congestión y las externalidades ambientales que provoca el desplazamiento mediante vehículos privados. Por ejemplo, el tren de acercamiento a Melipilla, con una enorme inversión de US$ 1.560 millones, comenzaría a construirse el próximo año. Este proyecto debería transportar más pasajeros que todo el resto del sistema EFE, incluyendo otros trenes de acercamiento, como Merval, Biotrén y Metrotrén.
Respecto de otros sistemas de cercanía, se traerán nuevos carros para el Biotrén, y se comienza a estudiar la viabilidad de proyectos para ciudades intermedias como Rancagua, Talca y Chillán. La idea es aprovechar la doble vía ferroviaria para el transporte de personas desde Parral a Chillán, o de Curicó a Talca, por ejemplo, con frecuencias mayores que las de los trenes de larga distancia. Esto reduciría la presión sobre la Ruta 5 y mejoraría la calidad de vida en sus regiones. Es lo que hace el Metrotrén para los habitantes de Rancagua, Nos y otras localidades cercanas a Santiago, así como lo harán el futuro Melitrén, en beneficio de los habitantes de Talagante, Malloco y Melipilla.
En el portafolio del ministerio, los únicos proyectos de trenes de pasajeros convencionales son los de iniciativa privada de Santiago a la costa, y el remozamiento del tren a Chillán. Los proyectos a la costa tienen una viabilidad que hasta ahora produce dudas debido al monto de ingresos mínimos garantizados que piden. El caso del tren a Chillán es distinto, pues la vía y el servicio ya existen, aunque deteriorados. El proyecto considera contar con una elevada frecuencia, de hasta 12 trenes diarios, que tardarían cuatro horas en el viaje completo, incluyendo paradas intermedias. Esto demanda una flota de nuevas locomotoras y vagones, así como mejoramientos en la vía para aumentar su seguridad y la velocidad de desplazamiento. Si se desarrollan los trenes de acercamiento a las ciudades intermedias, ese costo de renovación de líneas se dividiría en varios proyectos, haciéndolo más viable.
Chillán está a la distancia máxima en la que un tren convencional puede competir, especialmente ahora que la Ruta 5 se encuentra congestionada. Es más barato y menos cansador que conducir un automóvil, y más rápido que un bus. Un viaje de cuatro horas es comparable a un viaje en avión, si se consideran las revisiones aeroportuarias, las esperas para despegar, y que el ferrocarril llega al centro de las ciudades, sumado al hecho de que para un pasajero viajar por tren resulta más cómodo; pero un buen servicio requiere seguridad en los tiempos de viaje y altas frecuencias. Pese a estas ventajas, no es claro que sea un proyecto rentable y solo podría justificarse por las reducciones en la congestión de la Ruta 5 y la correspondiente reducción en emisión de gases de efecto invernadero.
Fuente: El Mercurio, Martes 23 de Julio de 2019