PULSO -Mejorar la infraestructura de las calles por medio de más iluminación y un mayor monitoreo de la seguridad para prevenir la violencia hacia a la mujer, son los elementos más urgentes para avanzar en una planificación urbana con perspectiva de género. Sin embargo, esto vendría a ser solo la punta del iceberg ante las deudas que tienen las ciudades en Chile para ser un espacio más amigable para ellas, según las expertas.
Este domingo se realizará una nueva conmemoración del día Internacional de la Mujer, que tomó fuerza desde hace unos años y logró posicionar en el debate público la inclusión de la equidad de género en distintas áreas, entre ellas el urbanismo. Además, las mujeres representan 51,1% de la población y son mayoría en casi todas las regiones del país, según el último Censo realizado por el INE.
“Hoy hay una explosión de interés. Nosotros planteábamos estos temas el 2009 y nadie nos pescaba o no entendían”, recuerda la coordinadora de la Red de Investigación Género y Ciudad, Liliana De Simone.
Uno de los aspectos que se reitera a la hora de avanzar en la construcción de una ciudad con perspectiva de género es el cambio en el enfoque de la planificación urbana y en el tema del cuidado. “Del tema de la seguridad y del miedo se habla hace más de 30 años, pero el problema es que se enfatiza el rol vulnerable de las mujeres en esos espacios. Así, la propuesta del urbanismo tiene que ver con luminarias, algo que por sí solo no va a mejorar la situación. La transformación no solo es de la ciudad, sino de la personas”, apunta la directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios, Paola Jirón.
Por otro lado, la cocreadora de Ciudad Feminista, Patricia Retamal, apunta que en la forma de planificar la ciudad se ha destacado la producción sobre la calidad de vida, situación que no solo ha afectado el día a día de la mujer, sino que también al resto de la población. “Se ha priorizado la expansión de la ciudad en función del trabajo, el consumo y de las autopistas, y no se piensa tanto para el bienestar de las personas. Cómo volvemos a poner en el centro la vida cotidiana como un polo para desarrollar y pensar la ciudad es uno de los desafíos”, dice.
En esa línea, la coordinadora de la Red Latinoamericana de Hábitat y miembro de la Red Mujeres por la Ciudad, Olga Segovia, destaca que “una propuesta urbana que no lleve implícita una perspectiva de género y que tiende a pensar que los grupos son homogéneos, tiene como resultado que hacen más fuertes esas diferencias entre los distintos, porque no se destacan y así no se puede planificar”.
Otro de los desafíos a la hora de hacer más amigable la experiencia de las mujeres -según las expertas- es la forma en que se movilizan por la ciudad, ya que ellas, en su mayoría, están más tiempo en las calles en comparación con sus pares hombres. “La movilidad está pensada para la casa al trabajo y viceversa. Esto, a pesar de que hay muchos antecedentes que acreditan que en su mayoría, es un movimiento de hombres. En cambio, las mujeres salen de la casa, van al supermercado, a trabajar, a buscar a los hijos y eso, no fue considerado en el diseño”, dice Retamal.
Además, la seguridad en esta área también es un tema pendiente. “Solo en el Metro hay respuesta sobre el problema del acoso. En cambio, el sistema de buses no lo tiene, los paraderos tampoco, así como las calles de acceso a Metro y paraderos. No hay un plan de seguridad de género integrado en la planificación del transporte. No hay una atención a las necesidades de las peatones”, dice la investigadora del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la UC, Lake Sagaris.
En este tema, una de los propuestas es dar más espacios a los lugares de encuentros y ciclovías donde las mismas personas puedan cuidarse. Esto, también, para que los menores de edad tengan mayor resguardo y autonomía para no depender tanto del cuidado de la mujer, ya que son ellas las que en su mayoría realizan esta labor.
El trabajo y la investigación sobre cómo avanzar en la planificación de la ciudad con equidad de género, las expertas dicen que ya está y hace mucho tiempo. Ahora, el desafío es materializar ese trabajo que traduce en integrar las diversidad de voces que hay en la sociedad y especialidades más allá del urbanismo a la hora de pensar en cómo se construyen las urbes.
Otra de las propuestas para avanzar en este tema es un control presupuestario que tenga en su evaluación el aporte de los proyectos para las mujeres, niños, adultos mayores y personas con discapacidad, entre otros grupos, como condición para aprobar o no la obra como lo hacen en algunos países de Europa.
Mientras, que en el plano local, los municipios aparecen como los llamados a innovar en la implementación de nuevas políticas de género en la planificación para dar paso a que el gobierno central impulse este tipo de medidas como políticas de Estado.
Fuente: Pulso, Jueves 05 de Marzo de 2020