LA TERCERA – La COP25 aún no comienza, y parece haber terminado para Chile. Pasamos de creer que estábamos organizando un mundial de fútbol a un silencio profundo en temas de acción climática. No obstante, es importante retomar la discusión pública de esta crisis silenciosa.
En nuestro intento de ser anfitrión de la COP25, quedaron muestras relevantes de la fertilidad de políticas públicas para mejorar nuestro estándar ambiental en diversas materias expresadas en múltiples proyectos de ley, como también desafíos y compromisos de gobierno para asentar en nuestro país la consideración siempre presente del cambio climático.
Si pudiésemos hablar de un legado –de los preparativos de la COP 25 en Chile, por cierto- destaco dos elementos centrales. Primero, lo interesante que resultó escuchar y leer a científicos que se incorporan al debate público con mayor visibilidad en los medios de comunicación masivos, y que sus reflexiones, sin dejar de mostrar un panorama de crisis, son más bien ponderadas y propositivas, y se alejan de una mera denuncia; y segundo, el creciente interés ciudadano de ser parte de la solución. Se movió la frontera de lo que es aceptable y se manifestó una mayor capacidad para interpelar a las empresas que se alejan del cumplimiento de buenos estándares de sostenibilidad.
Sin embargo, existen dos compromisos en los cuales el interés no puede decaer. Se encuentra en consulta pública la actualización de las acciones del país para cumplir el Acuerdo de París con verificadores más estrictos, se incorpora el cálculo de un año peak de emisiones, una reducción neta de emisiones y se determina un presupuesto de emisiones país al 2030. Sin embargo, la ruta para cumplir con lo comprometido es incierta y seguiremos teniendo un déficit importante en políticas de adaptación al cambio climático.
El segundo compromiso pendiente, es dotar al país de una Ley Marco de Cambio Climático. Ésta ingresaría a trámite legislativo en el pasado mes de agosto; despierta gran interés, pero sin avance alguno. El propósito ineludible de esta ley será dar continuidad a una acción climática que debe ser política de estado, e incorporar activamente a varios ministerios sectoriales con planes de adaptación y mitigación específicos para cada sector productivo. Cabe hacer presente que el anteproyecto de ley que conocimos, fija el ambicioso objetivo de ser un país carbono neutral al año 2050, quedando, no obstante, una gran interrogante en cómo se logra esa meta.
Es deseable no claudicar en el propósito compartido de ser ambiciosos en la acción climática, y por lo mismo, es un deber ser explícitos en las acciones, costos, normas y condiciones que esto implica. Contar el desafío completo. Si a los medios de comunicación, la sociedad civil y a los parlamentarios les resultó un tema interesante, con una audiencia creciente, no podemos no seguir profundizando en el desafío.
Fuente: La Tercera, Lunes 25 de Noviembre de 2019
¿Terminó la COP25? Por Pablo Badenier
LA TERCERA – La COP25 aún no comienza, y parece haber terminado para Chile. Pasamos de creer que estábamos organizando un mundial de fútbol a un silencio profundo en temas de acción climática. No obstante, es importante retomar la discusión pública de esta crisis silenciosa.
En nuestro intento de ser anfitrión de la COP25, quedaron muestras relevantes de la fertilidad de políticas públicas para mejorar nuestro estándar ambiental en diversas materias expresadas en múltiples proyectos de ley, como también desafíos y compromisos de gobierno para asentar en nuestro país la consideración siempre presente del cambio climático.
Si pudiésemos hablar de un legado –de los preparativos de la COP 25 en Chile, por cierto- destaco dos elementos centrales. Primero, lo interesante que resultó escuchar y leer a científicos que se incorporan al debate público con mayor visibilidad en los medios de comunicación masivos, y que sus reflexiones, sin dejar de mostrar un panorama de crisis, son más bien ponderadas y propositivas, y se alejan de una mera denuncia; y segundo, el creciente interés ciudadano de ser parte de la solución. Se movió la frontera de lo que es aceptable y se manifestó una mayor capacidad para interpelar a las empresas que se alejan del cumplimiento de buenos estándares de sostenibilidad.
Sin embargo, existen dos compromisos en los cuales el interés no puede decaer. Se encuentra en consulta pública la actualización de las acciones del país para cumplir el Acuerdo de París con verificadores más estrictos, se incorpora el cálculo de un año peak de emisiones, una reducción neta de emisiones y se determina un presupuesto de emisiones país al 2030. Sin embargo, la ruta para cumplir con lo comprometido es incierta y seguiremos teniendo un déficit importante en políticas de adaptación al cambio climático.
El segundo compromiso pendiente, es dotar al país de una Ley Marco de Cambio Climático. Ésta ingresaría a trámite legislativo en el pasado mes de agosto; despierta gran interés, pero sin avance alguno. El propósito ineludible de esta ley será dar continuidad a una acción climática que debe ser política de estado, e incorporar activamente a varios ministerios sectoriales con planes de adaptación y mitigación específicos para cada sector productivo. Cabe hacer presente que el anteproyecto de ley que conocimos, fija el ambicioso objetivo de ser un país carbono neutral al año 2050, quedando, no obstante, una gran interrogante en cómo se logra esa meta.
Es deseable no claudicar en el propósito compartido de ser ambiciosos en la acción climática, y por lo mismo, es un deber ser explícitos en las acciones, costos, normas y condiciones que esto implica. Contar el desafío completo. Si a los medios de comunicación, la sociedad civil y a los parlamentarios les resultó un tema interesante, con una audiencia creciente, no podemos no seguir profundizando en el desafío.
Fuente: La Tercera, Lunes 25 de Noviembre de 2019