PAÍS CIRCULAR – El proyecto tiene un 40% de avance y se espera que esté operativo a fines de 2025, para proveer de agua principalmente al sector industrial y, de paso, abastecer de agua para potabilizar a varias zonas rurales golpeadas por la escasez hídrica. El año pasado, pescadores de la región de Valparaíso se opusieron a la construcción debido a los eventuales impactos ambientales negativos pero, luego de una serie de negociaciones, llegaron a acuerdos que debiesen beneficiar a las comunidades. Para conocer los distintos frentes, País Circular se contactó con Javier Moreno, de Aguas Pacífico; Claudio Sáez, del Centro HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha; Jessica Gómez, de la Cooperativa de agua potable rural El Granizo de Olmué; Hugo Poblete, de la Federación de Pescadores Bahía Narau de Quintero-Puchuncaví; Carol Cabrera, del Sindicato N°2 de Horcón; y Jorge Jil Herrera, Alcalde de Olmué.
Hace más de diez años que la región de Valparaíso enfrenta una crisis hídrica, especialmente severa en algunas comunas, como es el caso de Olmué. De ahí que la planta desalinizadora que se construye hoy en la comuna de Puchuncaví se presente como una alternativa para abastecer de agua a algunos sectores de esa región, aunque no ha estado exenta de polémica.
El proyecto, de Aguas Pacífico, comenzó a gestarse hace unos 8 años, con la finalidad de abastecer al sector industrial, principalmente minero; por esta razón, el agua desalada viajará desde la costa de la región de Valparaíso hasta la zona norte de la región Metropolitana (Quilapilún, en Colina), para proveer las operaciones de la mina Los Bronces, de Anglo American. El acueducto, de 105 kilómetros, atravesará varias localidades donde la escasez hídrica golpea a la población, por lo que luego de intensas negociaciones, el proyecto se transformó en una planta desalinizadora multipropósito, es decir, que incluirá también abastecimiento para consumo humano.
Se espera que la planta comience a operar a fines de 2025, con una capacidad de producción de agua dulce de 1.000 litros por segundo, y el trazado del acueducto incluye cinco estanques de distribución, desde los cuales se podrá obtener agua apta para potabilizar y ser distribuida a los habitantes de la zona.
El Gerente General de Aguas Pacífico, Javier Moreno, cuenta que “el proyecto partió en 2016 y empezamos a construir recién en 2023. Después de superar las etapas más complejas, que fue obtener todos los permisos; en términos de avances ya tenemos hoy más de un 40%, aunque seguimos gestionando permisos hasta el último día”. Asimismo, el ejecutivo destaca algunas características del proyecto: “Firmamos un acuerdo con Colbún, por lo que solo trabajamos con energía renovable. No tenemos chimenea, no generamos ningún tipo de emisión a la atmósfera y nuestra inversión de US$ 1.000 millones obtuvo financiamiento con certificado de crédito verde otorgado por Moody’s. Tenemos un compromiso de cero pérdida de biodiversidad, es decir, si nos vemos obligados a cortar un árbol para pasar con nuestro tubo, volvemos a replantar uno o más de su especie”.
Para la provisión de agua para consumo humano, Aguas Pacífico firmó contrato con ocho Servicios Sanitarios Rurales (SSR, antes llamados Agua Potable Rural o APR) de la región de Valparaíso, para abastecerlos de agua para ser potabilizada. Entre los SSR está la Cooperativa El Granizo, que abarca una de las zonas más afectadas en Olmué.
“Desde 2012 que tenemos escasez hídrica en la comuna, pero ahora estamos en medio de una catástrofe. Como Cooperativa El Granizo tenemos 16 pozos; ocho que están dando agua y ocho que están secos. Y en los ocho que están dando agua juntamos de 12,5 a 13 litros para distribuirlos durante dos horas, día por medio. Llevamos dos años así. La situación es crítica y nuestros funcionarios en terreno trabajan día y noche”, revela Jessica Gómez, Presidenta de esta Cooperativa, quien agrega que para llegar a determinados sectores deben usar camiones aljibe.
Moreno, de Aguas Pacífico plantea que “toda la zona ha estado luchando contra este problema básicamente con dos soluciones, que son ambientalmente catastróficas y no resuelven el problema de fondo. Primero, los camiones aljibe, que generan CO2 por todos lados e implican cuantiosos recursos por parte del Estados. Y segundo, la profundización de pozos, que supone una competencia fratricida por ir a buscar el agua más abajo. Esta nueva fuente de agua, para uso industrial y consumo humano, permite descomprimir las cuencas, recuperar las napas y evita la disputa por el recurso hídrico que escasea”.
Distintos puntos de vista
A su vez, el alcalde de la comuna de Olmué, Jorge Jil Herrera, señala que “esta nueva planta desalinizadora es una medida necesaria, pero poco desarrollada por el Estado para que pueda constituirse como una solución al problema de la escasez hídrica que se vive en la región y particularmente en nuestra comuna”.
“Sobre todo considerando que es un proyecto privado, que tiene un fin industrial y no público. Esto nos invita a reflexionar sobre la labor del Estado para garantizar el derecho humano esencial de acceso al agua, consagrado así en nuestro Código de Aguas”, agrega la autoridad municipal.
Y aunque Javier Moreno postula que este proyecto es una “solución sostenible y sustentable” frente a la crisis hídrica, Hugo Poblete, Presidente de la Federación de Pescadores Bahía Narau de Quintero-Puchuncaví, está en desacuerdo.
“Esta planta no es para paliar la crisis hídrica, porque es agua de uso industrial para la minera Los Bronces, de Anglo American, que está en la región Metropolitana. Entonces, no es agua para las comunidades. Hay algunos acuerdos mínimos con ciertas APR, pero el objetivo es netamente agua de uso industrial, no potable”, señala Poblete.
“Con la mano en el corazón, esto nunca se debiese haber permitido, eso pensamos muchos compañeros. Por eso es que, considerando si es que en algo puede aportar, dentro de los acuerdos conseguimos abastecer de agua a ocho localidades de los alrededores. Porque si permitimos que empresas vengan, se instalen y saquen provecho, y ese mismo provecho tenemos que pagarlo caro, por lo menos tienen que dejarnos agua, es lo mínimo”, declara por su parte Carol Cabrera, Presidenta del Sindicato N°2 de Horcón.
La Cooperativa El Granizo de Olmué será una de las beneficiadas con esa agua, por lo cual Jessica Gómez se muestra agradecida. “Es una bendición que Aguas Pacífico pase por nuestra comuna. Para nosotros, es una solución a corto y mediano plazo, porque aporta una nueva fuente hídrica que es segura. Necesitamos agua y con el agua que ellos nos vendan, vamos a poder tener más horas para abastecer a nuestra gente”, indica.
En tanto, el Investigador del Centro HUB Ambiental de la Universidad de Playa Ancha, Claudio Sáez, entrega una visión más global. “Al agregar una fuente de agua no convencional al sistema, independiente de si fuera 100% para la minería, es un plus. Actualmente, las mineras de la zona cordillerana siguen usando agua de origen glaciar o fluvial para sus procesos. Por lo tanto, generar una nueva fuente de agua no convencional infringe una menor presión sobre los recursos hídricos convencionales-continentales, necesarios para mantener los servicios ecosistémicos de provisión de agua y el equilibrio ecosistémico de las cuencas, como la del Aconcagua”.
El alcalde de Olmué, por su parte, si bien reconoce el aporte de la empresa privada, hace un llamado a elevar el alcance en su comuna. “Se han sostenido innumerables reuniones con los ejecutivos de Aguas Pacífico y nuestros equipos técnicos. No hay duda de que existen voluntades. Pero el problema está en que la disponibilidad de agua para la comuna no es suficiente para constituirse como una solución definitiva ante el problema hídrico. Por eso, nuestro llamado a las autoridades de la empresa es a aumentar la cantidad de agua disponible para nuestros Servicios Sanitarios Rurales y que ayude a solucionar al menos un 30% del déficit hídrico comunal”, manifiesta Jorge Jil.
Ubicación e impactos
Esta planta desalinizadora se emplazará en la bahía de Quintero-Puchuncaví, conocida como “zona de sacrificio” por la presencia de un complejo industrial altamente contaminante.
Según Claudio Sáez, se trata de un sitio estratégico, sobre todo desde el punto de vista de costos y beneficios, en términos de instalación, operación y producción. “La zona de Quintero-Puchuncaví entrega múltiples beneficios, ya que tiene disponibilidad energética y cercanía a las redes de transmisión de agua. Además, al estar próxima a un centro urbano, se generan facilidades para poder construir trazados y solicitar permisos, por ejemplo”, explica el ingeniero ambiental Investigador de la UPLA.
Javier Moreno, por su parte, plantea que el proyecto de Aguas Pacífico se presenta como una “transición justa” en la zona de Quintero-Puchuncaví: “Ya han ido cerrando algunas empresas, como Fundición Ventanas, y la idea es que vayan llegando otras empresas, como la nuestra, que puedan desarrollar actividad pero sin contaminar”.
“De cualquier forma, es una industria más en una zona que está muy saturada. Lo que es discutible, en ese contexto, es si era o no el lugar más indicado para instalar una planta desalinizadora. Del punto de vista económico y operativo, claro que sí. Del punto de vista ambiental, es discutible”, reflexiona Sáez. “En base a evaluaciones ambientales holísticas que hemos hecho en la bahía de Quintero-Puchuncaví, el impacto de una planta desalinizadora en relación a todas las otras industrias que ahí funcionan, como termoeléctricas y refinerías de petróleo, es bastante poco significativo en relación a lo beneficios. Aunque eso lo podremos reinvestigar una vez que la planta entre en operación”, añade el Ingeniero Ambiental.
Pese a este pronóstico, el alcalde de Olmué no baja a la guardia: “El mayor impacto lo tendrá la bahía donde se descargarán los residuos líquidos resultantes de la desalación. Pero respecto a los impactos en nuestra comuna, existen externalidades ambientales negativas de las obras de construcción del acueducto que actualmente están en plenas faenas de ejecución”.
“Entendemos que estos impactos fueron revisados, visados y abordados por todos los organismos de la administración del Estado con competencia ambiental, que evaluaron el proyecto durante su tramitación en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental. Por ello el proyecto cuenta con una Resolución de Calificación favorable. Lamentablemente, dicho proceso se efectuó de forma previa a nuestra administración, y nos hubiese gustado incluir varios aspectos relevantes en la tramitación, sobre todo por las medidas de compensación, para que los proyectos de interconexión del acueducto con los SSR hubiesen quedado comprometidos y financiados durante la tramitación ambiental del proyecto”, detalla Jorge Jil.
Acuerdos con sector pesquero
Ante los primeros movimientos en terreno de esta planta desalinizadora, diversas agrupaciones se manifestaron en contra, exigiendo el cese de la obra a través de tomas en la bahía. Sin embargo, tras una serie de diálogos y negociaciones, llegaron a algunos acuerdos.
“Históricamente nos han pasado a llevar y el pescado grande siempre quiere comerse al más chico, con la diferencia de que ahora estamos más organizados y empoderados. Y nos aburrimos. Nosotros no somos ignorantes, tenemos estudios, tenemos estadística y ya no estamos dispuestos a seguir siendo atropellados. Hoy luchamos por defender nuestros derechos”, afirma Carol Cabrera, también Delegada de la Mesa Regional de las Mujeres de la Pesca.
Hugo Poblete, de la Federación de Pescadores de Bahía Narau, destaca que “como agrupación estuvimos paralizando la construcción de la desalinizadora alrededor de cuatro meses y lo que logramos fueron mejoras importantes en términos medioambientales, con respecto a la succión y al agua de rechazo de la salmuera. Por ejemplo, logramos que normaran que, si hay un aumento de un 5% en la salinidad de la bahía, inmediatamente se paran las faenas. Eso lo vamos a estar monitoreando a través de un plan de vigilancia en común. Es decir, ellos y nosotros vamos a tener un grupo de científicos para ir haciendo un cruce de información. Y también les impusimos implementar una tecnología de punta”.
Sobre el tema de la salinidad, el Gerente General de Aguas Pacífico explica que “a los dos segundos o a los seis metros de haber salido el agua de mar concentrada de nuestro difusor, ya tiene la misma salinidad que el mar en promedio. Hay un área que puede tener una salinidad mayor, pero esa dilución el mar la hace natural y muy rápidamente”. Además, comenta que llevaron a representantes de la pesca a conocer plantas desalinizadoras para mostrarles el proceso.
“La salmuera, que es un concentrado de agua mar, no llega a tener más que el doble de salinidad. Y puede contener algunas trazas de aditivos que se usan durante el proceso industrial de desalación, pero hemos demostrado, a través de experimentos en laboratorio y en terreno, que no hacen una diferencia significativa en el impacto sobre organismos marinos. Más allá del exceso de sales y la presión osmótica asociada a la presencia de sales. Pero eso es fácilmente mitigable y sobre todo en el contexto del mar chileno”, señala Sáez, del centro HUB Ambiental de la UPLA.
En cuanto a la captación del agua, la empresa mejoró el diseño para que se haga a una velocidad más baja, lo que minimiza la posibilidad de succionar organismos marinos, sobre todo los de interés pesquero. “Les exigimos alargar la salida y la entrada de la toma de agua, con siete puntos de difusores, para que el agua no caiga tan directamente y así no se chupe a los animalitos más pequeños e incluso a las larvas”, comenta la pescadora y armadora, Carol Cabrera.
“Aunque no queríamos que se instalara la planta, quedamos con la tranquilidad de que, por nuestra presión, se van a hacer modificaciones al proyecto. Lo vamos a ir monitoreando, ¿en qué magnitud? Esperemos que poco, por la tecnología de punta que, efectivamente, amortigua el efecto de la salmuera. Pero no hay que olvidar que la interferencia e intromisión de estas grandes empresas siempre generan impactos y cuando las empresas dicen que son inocuas, eso es falso. Más o menos, las empresas siempre contaminan”, recalca Hugo Poblete.
“Si bien no estamos de acuerdo y no queremos más fierro en la bahía, hicimos nuestros requerimientos a través de la lucha que dimos. Esto es pelear contra Goliat, porque nunca le vas a ganar a las empresas grandes. Pero, al menos, conseguimos lo que más pudimos. Que sea un poco menos dañino dentro del daño que igual van a ocasionar”, insiste Carol Cabrera.
Otro compromiso de parte de Aguas Pacífico fue la creación de una planta de procesamiento de jibia, con el fin de darle un valor agregado al principal producto que extraen del mar. Al respecto, el Presidente de la Federación de Pescadores Bahía Narau de Quintero-Puchuncaví dice que “les sugerimos que, como van a hacer un tremendo negocio por los próximos 50 años, tenían que por lo menos dejar algo en la comunidad. Y esa es la planta de jibia que, cuando esté en su máxima capacidad, va a tener por lo menos 100 personas trabajando, maquinando directamente. Porque, dicho sea de paso, la planta desalinizadora no va a dar muchos puestos de trabajo cuando esté funcionado, porque es todo tecnologizado. En la etapa de construcción emplean a mil o dos mil personas, pero ya después quedará funcionando con 20 o 25, no más”.
Más allá de eso, lo cual rebate Javier Moreno al anunciar que llegarán a “2.200 personas contratadas en su peak”, el ejecutivo sostiene que la inversión en infraestructura es la mejor que puede recibir un país, ya que “llega para quedarse”.
Costos del agua desalinizada
En cuanto a los costos que implica desalinizar el agua, el ejecutivo de Aguas Pacífico asegura que “el agua más cara es el agua que no está disponible”, a la vez que expone que los costos tienen que ver con una serie de trabas en el sistema.
“Respecto a que sea cara, yo creo que es lo que cuesta y, particularmente en Chile, dado lo complejo de los permisos y el nivel de incerteza jurídica que hay en muchos casos. Lo exigente de algunos estándares, que van más allá de lo razonable, provocan que sea más costoso desarrollar estos proyectos en Chile comparado con Europa. Y cuando el proyecto es más caro, entonces evidentemente el producto que estás vendiendo tiene que ser más caro para poder solventar la inversión”, argumenta Javier Moreno.
“Por sus requerimientos energéticos y otros factores, los costos de la desalación de agua de mar van a ser siempre más altos que los de las fuentes de agua convencionales. Pero hay que hacer un balance porque, al explotar el agua de origen natural, se deprimen los servicios ecosistémicos que tienen incidencia sobre las economías locales. Entonces, si bien sale más barato conseguir agua de un río, por ejemplo, hay un problema de escasez de agua en la región de Valparaíso y, en general, en toda la zona centro norte del país”, comenta Claudio Sáez.
Además, dice el Investigador de la UPLA, para que los costos del agua desalinizada bajen y estén al alcance de los usuarios, tanto en producción como distribución, es “indispensable” la colaboración público-privada. “Hay múltiples soluciones que se han operado en el mundo, como subsidios por parte del Estado, desalinizadoras construidas por privados pero operadas por el Estado o llegar a acuerdos con aquellas actividades que se pueden permitir pagar más por el metro cúbico de agua, como por ejemplo la minería”, asevera el experto.
Jorge Jil Herrera, por su parte, no tiene reparos en los montos establecidos por la empresa. “El costo del agua que pone a disposición Aguas Pacifico para los Servicios Sanitarios Rurales es de 1 peso el litro, lo que es bastante conveniente. Además, estos Servicios tienen su propia regulación respecto al establecimientos de tarifas por consumo de agua y, por ende, no creo que exista una incompatibilidad entre costo del agua y los beneficiarios finales”, indica el alcalde de Olmué.
Finalmente, Jil Herrera revela cómo están avanzando en sintonía con la planta desalinizadora y señala que la Dirección de Obras Municipales ha fiscalizado las faenas e instalaciones de la empresa en nuestra comuna, para que se cumpla toda la normativa. Con todo, el alcalde explica que, más allá del agua desalada, también trabajan en otras soluciones frente a la escasez hídrica.
“Nuestra propuesta siempre ha sido la diversificación de la matriz de abastecimiento de agua. Sabemos que el cambio climático avanza y conocemos sus efectos. Por ende, la interconexión con el tranque Los Aromos, proyecto que está en desarrollo y se espera esté concretado para 2030, será una solución a la escasez hídrica. Eso sí, creo que esta interconexión, más el aporte de la desalinización, con mayor caudal disponible para la comuna y el aporte del acuífero, ojalá recuperado con periodos sucesivos de lluvia, serán un gran complemento”, sentencia el jefe comunal.
Fuente: País Circular, Martes 07 de Mayo de 2024