PULSO – Un reciente estudio de Frost & Sullivan indicó que al 2025, las smart cities generarán oportunidades de negocios por un valor de mercado superior a los US$2 billones a nivel global.
Esta conclusión es reafirmada por Ignacio Perrone, encargado de Transformación Digital en América Latina de esta consultora norteamericana, que entre otras cosas, está detrás de investigar los alcances de la implementación de la inteligencia en las ciudades, sobre todo desde el punto de vista administrativo y económico. Perrone es el speaker principal del próximo Do! Smart City Santiago 2018, evento que se realizará el 28 de agosto en el Centro de Convenciones Titanium. La temática principal girará en torno a las iniciativas vinculadas al desarrollo de las urbes, además de las soluciones y respuestas a los desafíos de las comunidades.
¿Cuáles son los factores que están posibilitando que cada vez más se adopte el modelo de ciudades inteligentes?
— Es clave tener en cuenta los factores precipitantes, que son aquellos que están empujando la adopción del modelo de ciudades inteligentes. Por ejemplo, existen temas que están relacionados con el aumento de la población urbana, que es fundamental. A nivel global, este indicador pasará del 45% que vimos en el 2000 a casi el 60% en el 2025, mientras que se elevará por encima del 65% cerca del 2050. Esta explosión demográfica pone presión en las urbes y afecta la forma en la que se entregan los servicios, tales como energía, agua, manejo de residuos y seguridad, entre otras cosas.
¿Cuáles son los principales beneficios de este modelo?
— Son varios. Por ejemplo, implica mejoras en energía, infraestructura, tecnología, movilidad, edificación, salud, gobierno, educación y diversas áreas relacionadas con la ciudadanía, como espacios públicos. Eso se traduce en diferentes categorías de indicadores, en cada uno de los cuales hay oportunidades y beneficios asociados.
¿Cómo puede impactar en Chile?
— Tenemos una estimación de que en el área metropolitana se pierden unas 187 horas por año, a causa del tráfico. Si tenemos en cuenta que, además, existe más de 1,5 millones de autos y que el PIB per cápita de cada conductor es de aproximadamente US$14 mil, eso refleja una baja por hora de US$7. Es decir, Santiago tiene unos US$2.500 millones en pérdidas anuales asociadas a la congestión vehicular. Adoptar algunas soluciones inteligentes que permitan combatir este problema, es clave.
¿Cómo se puede enfrentar ese desafío?
— Se puede mejorar el sistema de transporte público, además de facilitar la implementación de modelos como el “carsharing” o estrategias de transporte multimodal, donde se combinan las diferentes alternativas existentes, tales como metro y buses.
En ese sentido, ¿cuáles son los principales obstáculos que se deben superar para poder instaurar el modelo de ciudades inteligentes en las ciudades Latinoamericanas?
— Es un tema que tiene que ver con cómo se piensa el financiamiento de estas iniciativas. Nosotros vemos que hay tres modelos posibles: uno corresponde a la responsabilidad del mismo gobierno, otra alternativa es el sistema mixto, que funciona gracias a una sociedad entre el sector público y privado, pero también existen estrategias que están basadas en los ingresos. Es decir, estos pueden ser públicos o privados, pero la diferencia es que el plan se va financiando a través de tarifas especiales, las cuales son aportadas por los propios ciudadanos.
¿Cuáles son las urbes más aventajadas en la incorporación del modelo de ciudades inteligentes?
— Realizamos un estudio que identifica cómo las diferentes ciudades van sumándose a este modelo. Entre las innovadoras, se destaca Barcelona, Boston, Chicago y otras urbes del sudeste asiático. Estas son las que primero han adoptado soluciones inteligentes a problemas urbanos. Del mismo modo, se constituyen como un laboratorio de pruebas. Esto permite que quienes las siguen, puedan sacar algunas conclusiones. Santiago se encuentra en el segundo grupo, en cuanto a la velocidad de adopción, pero tiene la posibilidad de aprender de lo que hacen los que llevan la delantera.
¿Qué beneficios podría tener la posición que tiene Santiago al respecto?
— Esto permite ahorrarse muchos de los costos que conlleva innovar y llevar la delantera. Además, permite beneficiarse de las lecciones aprendidas por los demás.
¿Cuáles son los elementos que definen a las ciudades inteligentes?
— Hemos identificado cinco áreas de excelencia: gobernabilidad, inversión, manejo de los datos, Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) y el modelo de negocios. En cada una de esas áreas de excelencia.
¿Cuáles son las más destacadas?
— Viena y París se destacan en gobernanza, pues tienen bien definidas sus metas de corto, mediano y largo plazo; además, se preocupan de ir evaluando el progreso de las iniciativas en forma regular y poseen buenos modelos de participación ciudadana, entre otros. En el caso de IoT, existen dos ciudades líderes: Chicago y Barcelona, pues tienen una estrategia clara para el despliegue de soluciones tecnológicas. Desde el punto de vista del manejo de los datos, Singapur y Nueva York llevan la delantera, pues promueven el uso abierto de estos, entre otros.
¿Por dónde se puede partir para aplicar el modelo de ciudades inteligentes?
— No existe una única receta, pero la clave es mantener el foco en los ciudadanos. Tener en cuenta que es mejorar su calidad de vida.
Fuente: Pulso, Viernes 24 de agosto de 2018