Viernes, Diciembre 27, 2024

Santiago estaría a un paso de convertirse en una macro región

PULSO CIUDAD – Proyectos de conectividad que permitirían unir a la capital con Melipilla y Batuco, además de la posibilidad de establecer una nueva ruta ferroviaria hacia Valparaíso y Viña del Mar, y un puerto seco en la Región Metropolitana, están entre las principales señales que sustentarían esta nueva realidad.

Valparaíso y San Antonio podrían convertirse en la costa de Santiago. Esa es la premisa que marca la tesis que apunta a que la capital del país se transformará en una macro región. Proyectos de conectividad que permitirían unir a la capital con Melipilla y Batuco, además de la posibilidad de establecer una nueva ruta ferroviaria hacia la Región de Valparaíso, y un puerto seco en la Metropolitana que sirva de corredor hacia el puerto de San Antonio, son las principales señales que sustentan esta teoría.

“Santiago se está transformando en una macro región. Se trata de algo que ya es una realidad. Un ejemplo de eso es el casino que se construyó en Los Andes, pues se transformó una extensión del barrio alto de la capital”, dice Carlos Lara, urbanista de la Universidad de Valparaíso.

Además, el arquitecto agrega que “Valparaíso se va a convertir en un barrio de la capital.

No sé si tiene sentido luchar contra este fenómeno. Por ejemplo, Melipilla antes era un pueblo totalmente distinto y hoy es parte de la ciudad, ya nadie se lo cuestiona, lo mismo pasó con Maipú y otros lugares.

Todo tiende hacia ese camino. Lo más complejo de todo esto, es que se urbaniza territorio que es rural. El Estado deberá decidir cómo planifica”, explica Lara.

Las últimas iniciativas y proyectos de infraestructura, son las claves para entender la transición. Por ejemplo, hace sólo unas semanas, el gobierno anunció que eligió el mecanismo de concesiones para la evaluación del proyecto que busca unir la capital con la Región de Valparaíso, en un nuevo paso para la materialización del mismo.

De esta manera, el proyecto iniciaría su recorrido a través de la Coordinación de Concesiones, proceso que involucra una ronda de consultas a los organismos involucrados (ministerios y municipalidades), para que el consejo que encabeza este organismo lo evalúe. Si se considera como “de interés público”, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) abrirá una licitación.

La respuesta se da luego de que la empresa TVS solicitara en enero -a la entonces presidenta Michelle Bachelet- la autorización de un proyecto ferroviario para unir el puerto y la capital en sólo 45 minutos. Esta contempla la inversión de US$1.600 millones y un plazo de cuatro años, siendo impulsada por las compañías Sigdo Koppers y Railways Group Limited, de capitales chinos.

“Cualquier esfuerzo en materia de infraestructura de conectividad interurbana, sobre todo, pública, va a ayudar a generar un proceso de mayor desconcentración de funciones”, asegura Arturo Orellana, académico del Instituto de Estudios Urbanos UC.

Del mismo modo, el académico asegura que “existe un fenómeno que es evidente, y que viene desarrollándose hace tiempo. Se trata de la integración de Santiago, Valparaíso y Rancagua en una macro región. Se trata de algo que va más allá de los límites políticos-administrativos tradicionales. Tiene que ver con una estructura de flujos, que hoy está altamente concentrada en torno a la capital”.

Otro proyecto que busca impulsar la conectividad de Santiago y alrededores, es el tren a Melipilla. Este unirá a ambos núcleos urbanos en sólo 46 minutos, y en la actualidad se encuentra en la fase de consultas ante el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), proceso que terminará este mes. Una vez autorizada, su construcción tendría un costo de alrededor de US$1.100 millones.

“Tenemos un conjunto de ciudades intermedias o de media escala, que se ubican en las distancias que existen entre Santiago, Valparaíso y Rancagua, y que están en franco deterioro, porque se han transformado en lugares residenciales con pocas oportunidades de empleo y desarrollo de actividades productivas.

Por lo tanto, tenemos un flujo innecesario de gente que se traslada a la capital. En ese sentido, es clave que se realicen inversiones para potenciar estas áreas. Por ejemplo, Melipilla, Colina, Paine y Buin”, asegura Orellana.

El tren Santiago-Batuco es otro proyecto impulsado por la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) que está siendo analizado por el SEIA, pues su fase de consultas terminaría en noviembre. La iniciativa unirá Lampa con la capital en sólo 23 minutos, y contempla una inversión de cerca de US$700 millones.

“Se trata de iniciativas que disminuirán los tiempos de viaje y eso permitirá reducir la congestión vehicular. Además, podría permitir a más personas vivir fuera de la capital”, manifiesta Ronald Fischer, académico de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.

Por otro lado, también se generarían beneficios económicos, aunque advierten sobre el centralismo. “Si se provoca que Santiago tenga su núcleo a mayor distancia, aumentará su importancia. Sin embargo, el reducir los tiempos de viaje, mejorará indirectamente la productividad”, dice Fischer.

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Fuente: Pulso Ciudad, Viernes 19 de octubre de 2018

PULSO CIUDAD – Proyectos de conectividad que permitirían unir a la capital con Melipilla y Batuco, además de la posibilidad de establecer una nueva ruta ferroviaria hacia Valparaíso y Viña del Mar, y un puerto seco en la Región Metropolitana, están entre las principales señales que sustentarían esta nueva realidad.

Valparaíso y San Antonio podrían convertirse en la costa de Santiago. Esa es la premisa que marca la tesis que apunta a que la capital del país se transformará en una macro región. Proyectos de conectividad que permitirían unir a la capital con Melipilla y Batuco, además de la posibilidad de establecer una nueva ruta ferroviaria hacia la Región de Valparaíso, y un puerto seco en la Metropolitana que sirva de corredor hacia el puerto de San Antonio, son las principales señales que sustentan esta teoría.

“Santiago se está transformando en una macro región. Se trata de algo que ya es una realidad. Un ejemplo de eso es el casino que se construyó en Los Andes, pues se transformó una extensión del barrio alto de la capital”, dice Carlos Lara, urbanista de la Universidad de Valparaíso.

Además, el arquitecto agrega que “Valparaíso se va a convertir en un barrio de la capital.

No sé si tiene sentido luchar contra este fenómeno. Por ejemplo, Melipilla antes era un pueblo totalmente distinto y hoy es parte de la ciudad, ya nadie se lo cuestiona, lo mismo pasó con Maipú y otros lugares.

Todo tiende hacia ese camino. Lo más complejo de todo esto, es que se urbaniza territorio que es rural. El Estado deberá decidir cómo planifica”, explica Lara.

Las últimas iniciativas y proyectos de infraestructura, son las claves para entender la transición. Por ejemplo, hace sólo unas semanas, el gobierno anunció que eligió el mecanismo de concesiones para la evaluación del proyecto que busca unir la capital con la Región de Valparaíso, en un nuevo paso para la materialización del mismo.

De esta manera, el proyecto iniciaría su recorrido a través de la Coordinación de Concesiones, proceso que involucra una ronda de consultas a los organismos involucrados (ministerios y municipalidades), para que el consejo que encabeza este organismo lo evalúe. Si se considera como “de interés público”, el Ministerio de Obras Públicas (MOP) abrirá una licitación.

La respuesta se da luego de que la empresa TVS solicitara en enero -a la entonces presidenta Michelle Bachelet- la autorización de un proyecto ferroviario para unir el puerto y la capital en sólo 45 minutos. Esta contempla la inversión de US$1.600 millones y un plazo de cuatro años, siendo impulsada por las compañías Sigdo Koppers y Railways Group Limited, de capitales chinos.

“Cualquier esfuerzo en materia de infraestructura de conectividad interurbana, sobre todo, pública, va a ayudar a generar un proceso de mayor desconcentración de funciones”, asegura Arturo Orellana, académico del Instituto de Estudios Urbanos UC.

Del mismo modo, el académico asegura que “existe un fenómeno que es evidente, y que viene desarrollándose hace tiempo. Se trata de la integración de Santiago, Valparaíso y Rancagua en una macro región. Se trata de algo que va más allá de los límites políticos-administrativos tradicionales. Tiene que ver con una estructura de flujos, que hoy está altamente concentrada en torno a la capital”.

Otro proyecto que busca impulsar la conectividad de Santiago y alrededores, es el tren a Melipilla. Este unirá a ambos núcleos urbanos en sólo 46 minutos, y en la actualidad se encuentra en la fase de consultas ante el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), proceso que terminará este mes. Una vez autorizada, su construcción tendría un costo de alrededor de US$1.100 millones.

“Tenemos un conjunto de ciudades intermedias o de media escala, que se ubican en las distancias que existen entre Santiago, Valparaíso y Rancagua, y que están en franco deterioro, porque se han transformado en lugares residenciales con pocas oportunidades de empleo y desarrollo de actividades productivas.

Por lo tanto, tenemos un flujo innecesario de gente que se traslada a la capital. En ese sentido, es clave que se realicen inversiones para potenciar estas áreas. Por ejemplo, Melipilla, Colina, Paine y Buin”, asegura Orellana.

El tren Santiago-Batuco es otro proyecto impulsado por la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) que está siendo analizado por el SEIA, pues su fase de consultas terminaría en noviembre. La iniciativa unirá Lampa con la capital en sólo 23 minutos, y contempla una inversión de cerca de US$700 millones.

“Se trata de iniciativas que disminuirán los tiempos de viaje y eso permitirá reducir la congestión vehicular. Además, podría permitir a más personas vivir fuera de la capital”, manifiesta Ronald Fischer, académico de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.

Por otro lado, también se generarían beneficios económicos, aunque advierten sobre el centralismo. “Si se provoca que Santiago tenga su núcleo a mayor distancia, aumentará su importancia. Sin embargo, el reducir los tiempos de viaje, mejorará indirectamente la productividad”, dice Fischer.

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Fuente: Pulso Ciudad, Viernes 19 de octubre de 2018

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