Lunes, Diciembre 23, 2024

Ruta 5: 50 años de vida y 3.363 kilómetros de historias y anécdotas

QUÉ PASA – Forma parte de la Panamericana y está emplazada en el antiguo Camino Real, pero su huella no solo es vial, sino social: por este camino ha transitado buena parte de la historia de Chile.
En 1923, durante la V Conferencia Internacional de los Estados Americanos desarrollada en Santiago, se dio origen a una revolucionario proyecto: crear una carretera que se extendiera entre Alaska y la Patagonia, un camino que uniera todo el continente. Parte de ese trazado pasaría por Chile.
Fue el origen de la Carretera Panamericana, cuyo tramo en Chile lleva por nombre Ruta 5 y cuya creación oficial se remonta a 1969, cuando bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva se firmó el decreto Nº 556 que dio origen a su actual denominación.
Cincuenta años después de ese decreto, la Ruta 5 se ha transformado en la principal autopista del país. Con 3.363 km de extensión, recorre gran parte de Chile, desde el límite con Perú, en Arica, hasta Quellón, en Chiloé, cubriendo 14 de las 16 regiones del territorio nacional.

IMAGEN DE LA RUTA 5 EN JULIO DE 1980 A LA ALTURA DE RANCAGUA – PELEQUÉN. CRÉDITO: CEDOC

La Ruta 5 utilizó en su emplazamiento antiguas rutas que había en el país, especialmente el tramo que dejó el antiguo Camino Real, utilizado durante la Colonia como el eje para unir las principales ciudades de la zona centro sur del país.
En 1945, este camino comenzó la etapa de pavimentación en algunos tramos. Debido a los pocos avances tecnológicos y de construcción de la época, las obras duraron 22 años, estableciendo una ruta definitiva entre Arica y Puerto Montt.
En 1968, el presidente Eduardo Frei Montalva, en medio de su discurso presidencial, anunció la finalización de la mítica carretera, la que sería decretada oficialmente un año después con el decreto Nº 556.

REPARACIÓN DEL CAMINO A COPIAPÓ EN MARZO DE 1928. FOTO: MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS.

Cuatro años después, en 1972, se produjo el denominado “paro de octubre de 1972”, también conocido como el “paro de los camioneros” convocado por la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDC). Este se realizó durante el gobierno de Salvador Allende, provocado por una fuerte crisis económica que afectaba al país. Las protestas, que se extendieron por un mes, se desplegaron en todo Chile, utilizando como eje central la Ruta 5, comenzando en Aysén. El paro llegó a su fin con el nombramiento de miembros de las Fuerzas Armadas en los ministerios de Interior, Obras Públicas y Minería.
Pablo Lacoste, historiador de la Universidad de Santiago, señala que la ruta se fue construyendo muy lentamente como la principal arteria para integrar el país. “Al principio también existía la Ruta de la Sal por la costa, pasaba por Navidad, Cáhuil y los distintos lugares del borde costero, para luego llegar a Maule y Concepción. Por esa ruta circulaban los arrieros, llevando la sal de Cáhuil. Poco a poco fue cambiando a la actual Ruta 5, deplazándose al eje central, por donde va la ruta hoy”.

RUTA 5, EN LA CUESTA DE LAS CHILCAS, PUENTE ACONCAGUA. CRÉDITO: CEDOC

Esta nueva ruta favoreció a ciudades tradicionales del valle central, como Rancagua, San Fernando, Curicó y Talca, fundadas en la década de 1740. “Fue fundamental, ya que permitió crear referencias en la ruta, y de paso un polo político, religioso y económico”, añade Lacoste.
Alberto Texido, académico de la Facultad de Arquitectura U. de Chile, explica que desde las primeras carreteras en Chile, en el siglo XIX, hasta hoy, ha habido una gran evolución. “La Ruta 5 nace como un derecho básico para que las personas pudieran conectarse con cualquier parte del país. En un principio la carretera no era completamente pavimentada, luego en los 70 y 80 sí, aunque los automovilistas debían enfrentar varios baches en el camino y hacer largas filas, ya que existía una sola pista”.
La ruta forma parte del inconsciente colectivo de todos los chilenos, múltiples generaciones han viajado y vivido experiencias familiares en esta vía, que une Chile. “Todo chileno tiene alguna historia que contar de algo que le ocurrió en un viaje en esa ruta, hacia el norte o hacia el sur. Si tuviéramos que elegir cinco elementos comunes que forman parte de la vida cotidiana de todos hace más de 50 años, serían la Ruta 5, Condorito, Mampato, la piscola y el terremoto”, establece el académico de la Usach.
Uno de los personajes más icónicos que transitó por la Ruta 5 fue el ermitaño de Las Chilcas. Dicen que fue un afamado doctor, que perdió a toda su familia en un accidente automovilístico, enloqueció y se quedó a vivir en el lugar. También existe el mito de que era un obrero, encargado de construir parte de la autopista en el sector, y finalmente decidió quedarse a vivir ahí. Hoy su tumba está en el cementerio de Llay-Llay.

ASÍ LUCE ACTUALMENTE LA RUTA 5. FOTO: AGENCIA UNO

Álvaro Echeverría, ingeniero civil industrial, magíster en Operaciones U. de Chile y gerente de SimpliRoute, señala que en Chile, al ser el país más largo del mundo, la conectividad es realmente importante para la productividad. “La Ruta 5 juega un rol fundamental para la conexión vial, ha ayudado al crecimiento de la nación. A medida que se ha ido extendiendo, buena parte del desarrollo agrícola, minero, logístico, comercial y turístico ha crecido. También es importante la inversión en modernización y amplificación”.
Con el paso de los años, aparecieron los peajes, las concesiones a empresas privadas y el incremento de vehículos, lo que obligó a realizar la ampliación de la ruta y construir doble vía, la que hoy une Caldera (Atacama) con Pargua (Los Lagos). La carretera permite un tráfico normal de 2.400 automóviles por sentido cada hora a una velocidad promedio de 90 km/h, cifra que puede subir a 3.600, pero a una velocidad de 40 km/h. Según especialistas, el flujo de vehículo se duplica cada diez años. 
“En los años 90, la Ruta 5 se pega un gran salto en materia de infraestructura, dado que comienzan a implementar más pistas y tecnología, debido a las concesiones. Este hecho marcó una proliferación del urbanismo en torno a la carretera, dado que ésta comenzó a ampliarse notoriamente, y a su vez tuvo una mejor conectividad, no solo nacional, sino que también internacional”, añade Texido.

RUTA 5, JUNIO DE 1981. SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL. CRÉDITO: CEDOC

Sumado a la doble vía, también se construyeron caminos secundarios y terceras pistas, iniciando con siete kilómetros en Angostura y luego en la ruta entre Maipo y el acceso Sur de Santiago, así como también entre Angostura y Rancagua, Los Lirios y San Fernando, con una inversión superior a US$ 350 millones. 
“La posibilidad de poder recorrer todo Chile es una oportunidad magnífica, esto permite que se renuevan los vínculos familiares y de amistad. La Ruta 5 tiene un sentido ritual, porque muchísima gente espera que lleguen momentos como las Fiestas Patrias, para compartir con toda la familia reunida. Y eso muchas veces es a través de esta ruta, viajando a una casa de campo en lugares como Marchigüe o Lolol. Gracias a esta ruta se producen estos reencuentros”, agrega Lacoste.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA RUTA 5 DURÓ 22 AÑOS. EN 1969 FUE INAUGURADA OFICIALMENTE. CRÉDITO: CEDOC

“Las interrogantes que quedan pendientes es si efectivamente es bueno que esta carretera y otras vuelvan a mano del Estado, o es mejor que siga en manos de las empresas.  Y en el futuro se deberían plantear nuevas cosas, tanto para el transporte público, como el privado. Como la incorporación de tranvías, o rutas para ciclistas”, señala Texido.
Documental: Ruta 5, la ruta que nos une
Debido a la importancia que tiene, desde la tecnología que se utilizó para su construcción y los millones de chilenos que ha transportado en 50 años, la Cámara Chilena de la Construcción elaboró un documental llamado Ruta 5, la ruta que nos une.
El material gráfico, obra del documentalista Sebastián Domínguez, narra y revela detalles de su elaboración, incluida la labor de ingenieros, arquitectos, constructores civiles y miles de trabajadores, con imágenes de archivo y entrevistas a actores importantes de su historia.

Fuente: Qué Pasa, Lunes 09 de Septiembre de 2019

QUÉ PASA – Forma parte de la Panamericana y está emplazada en el antiguo Camino Real, pero su huella no solo es vial, sino social: por este camino ha transitado buena parte de la historia de Chile.
En 1923, durante la V Conferencia Internacional de los Estados Americanos desarrollada en Santiago, se dio origen a una revolucionario proyecto: crear una carretera que se extendiera entre Alaska y la Patagonia, un camino que uniera todo el continente. Parte de ese trazado pasaría por Chile.
Fue el origen de la Carretera Panamericana, cuyo tramo en Chile lleva por nombre Ruta 5 y cuya creación oficial se remonta a 1969, cuando bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva se firmó el decreto Nº 556 que dio origen a su actual denominación.
Cincuenta años después de ese decreto, la Ruta 5 se ha transformado en la principal autopista del país. Con 3.363 km de extensión, recorre gran parte de Chile, desde el límite con Perú, en Arica, hasta Quellón, en Chiloé, cubriendo 14 de las 16 regiones del territorio nacional.

IMAGEN DE LA RUTA 5 EN JULIO DE 1980 A LA ALTURA DE RANCAGUA – PELEQUÉN. CRÉDITO: CEDOC

La Ruta 5 utilizó en su emplazamiento antiguas rutas que había en el país, especialmente el tramo que dejó el antiguo Camino Real, utilizado durante la Colonia como el eje para unir las principales ciudades de la zona centro sur del país.
En 1945, este camino comenzó la etapa de pavimentación en algunos tramos. Debido a los pocos avances tecnológicos y de construcción de la época, las obras duraron 22 años, estableciendo una ruta definitiva entre Arica y Puerto Montt.
En 1968, el presidente Eduardo Frei Montalva, en medio de su discurso presidencial, anunció la finalización de la mítica carretera, la que sería decretada oficialmente un año después con el decreto Nº 556.

REPARACIÓN DEL CAMINO A COPIAPÓ EN MARZO DE 1928. FOTO: MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS.

Cuatro años después, en 1972, se produjo el denominado “paro de octubre de 1972”, también conocido como el “paro de los camioneros” convocado por la Confederación Nacional de Dueños de Camiones (CNDC). Este se realizó durante el gobierno de Salvador Allende, provocado por una fuerte crisis económica que afectaba al país. Las protestas, que se extendieron por un mes, se desplegaron en todo Chile, utilizando como eje central la Ruta 5, comenzando en Aysén. El paro llegó a su fin con el nombramiento de miembros de las Fuerzas Armadas en los ministerios de Interior, Obras Públicas y Minería.
Pablo Lacoste, historiador de la Universidad de Santiago, señala que la ruta se fue construyendo muy lentamente como la principal arteria para integrar el país. “Al principio también existía la Ruta de la Sal por la costa, pasaba por Navidad, Cáhuil y los distintos lugares del borde costero, para luego llegar a Maule y Concepción. Por esa ruta circulaban los arrieros, llevando la sal de Cáhuil. Poco a poco fue cambiando a la actual Ruta 5, deplazándose al eje central, por donde va la ruta hoy”.

RUTA 5, EN LA CUESTA DE LAS CHILCAS, PUENTE ACONCAGUA. CRÉDITO: CEDOC

Esta nueva ruta favoreció a ciudades tradicionales del valle central, como Rancagua, San Fernando, Curicó y Talca, fundadas en la década de 1740. “Fue fundamental, ya que permitió crear referencias en la ruta, y de paso un polo político, religioso y económico”, añade Lacoste.
Alberto Texido, académico de la Facultad de Arquitectura U. de Chile, explica que desde las primeras carreteras en Chile, en el siglo XIX, hasta hoy, ha habido una gran evolución. “La Ruta 5 nace como un derecho básico para que las personas pudieran conectarse con cualquier parte del país. En un principio la carretera no era completamente pavimentada, luego en los 70 y 80 sí, aunque los automovilistas debían enfrentar varios baches en el camino y hacer largas filas, ya que existía una sola pista”.
La ruta forma parte del inconsciente colectivo de todos los chilenos, múltiples generaciones han viajado y vivido experiencias familiares en esta vía, que une Chile. “Todo chileno tiene alguna historia que contar de algo que le ocurrió en un viaje en esa ruta, hacia el norte o hacia el sur. Si tuviéramos que elegir cinco elementos comunes que forman parte de la vida cotidiana de todos hace más de 50 años, serían la Ruta 5, Condorito, Mampato, la piscola y el terremoto”, establece el académico de la Usach.
Uno de los personajes más icónicos que transitó por la Ruta 5 fue el ermitaño de Las Chilcas. Dicen que fue un afamado doctor, que perdió a toda su familia en un accidente automovilístico, enloqueció y se quedó a vivir en el lugar. También existe el mito de que era un obrero, encargado de construir parte de la autopista en el sector, y finalmente decidió quedarse a vivir ahí. Hoy su tumba está en el cementerio de Llay-Llay.

ASÍ LUCE ACTUALMENTE LA RUTA 5. FOTO: AGENCIA UNO

Álvaro Echeverría, ingeniero civil industrial, magíster en Operaciones U. de Chile y gerente de SimpliRoute, señala que en Chile, al ser el país más largo del mundo, la conectividad es realmente importante para la productividad. “La Ruta 5 juega un rol fundamental para la conexión vial, ha ayudado al crecimiento de la nación. A medida que se ha ido extendiendo, buena parte del desarrollo agrícola, minero, logístico, comercial y turístico ha crecido. También es importante la inversión en modernización y amplificación”.
Con el paso de los años, aparecieron los peajes, las concesiones a empresas privadas y el incremento de vehículos, lo que obligó a realizar la ampliación de la ruta y construir doble vía, la que hoy une Caldera (Atacama) con Pargua (Los Lagos). La carretera permite un tráfico normal de 2.400 automóviles por sentido cada hora a una velocidad promedio de 90 km/h, cifra que puede subir a 3.600, pero a una velocidad de 40 km/h. Según especialistas, el flujo de vehículo se duplica cada diez años. 
“En los años 90, la Ruta 5 se pega un gran salto en materia de infraestructura, dado que comienzan a implementar más pistas y tecnología, debido a las concesiones. Este hecho marcó una proliferación del urbanismo en torno a la carretera, dado que ésta comenzó a ampliarse notoriamente, y a su vez tuvo una mejor conectividad, no solo nacional, sino que también internacional”, añade Texido.

RUTA 5, JUNIO DE 1981. SAN FRANCISCO DE MOSTAZAL. CRÉDITO: CEDOC

Sumado a la doble vía, también se construyeron caminos secundarios y terceras pistas, iniciando con siete kilómetros en Angostura y luego en la ruta entre Maipo y el acceso Sur de Santiago, así como también entre Angostura y Rancagua, Los Lirios y San Fernando, con una inversión superior a US$ 350 millones. 
“La posibilidad de poder recorrer todo Chile es una oportunidad magnífica, esto permite que se renuevan los vínculos familiares y de amistad. La Ruta 5 tiene un sentido ritual, porque muchísima gente espera que lleguen momentos como las Fiestas Patrias, para compartir con toda la familia reunida. Y eso muchas veces es a través de esta ruta, viajando a una casa de campo en lugares como Marchigüe o Lolol. Gracias a esta ruta se producen estos reencuentros”, agrega Lacoste.

LA CONSTRUCCIÓN DE LA RUTA 5 DURÓ 22 AÑOS. EN 1969 FUE INAUGURADA OFICIALMENTE. CRÉDITO: CEDOC

“Las interrogantes que quedan pendientes es si efectivamente es bueno que esta carretera y otras vuelvan a mano del Estado, o es mejor que siga en manos de las empresas.  Y en el futuro se deberían plantear nuevas cosas, tanto para el transporte público, como el privado. Como la incorporación de tranvías, o rutas para ciclistas”, señala Texido.
Documental: Ruta 5, la ruta que nos une
Debido a la importancia que tiene, desde la tecnología que se utilizó para su construcción y los millones de chilenos que ha transportado en 50 años, la Cámara Chilena de la Construcción elaboró un documental llamado Ruta 5, la ruta que nos une.
El material gráfico, obra del documentalista Sebastián Domínguez, narra y revela detalles de su elaboración, incluida la labor de ingenieros, arquitectos, constructores civiles y miles de trabajadores, con imágenes de archivo y entrevistas a actores importantes de su historia.

Fuente: Qué Pasa, Lunes 09 de Septiembre de 2019

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