Miércoles, Noviembre 20, 2024

Ricardo Lagos y cambio climático: “Tan importante como el ingreso por habitante, es cuánto se emite por persona”

PULSO – Hace dos semanas, el Presidente Sebastián Piñera se reunió con los expresidentes Eduardo Frei y Ricardo Lagos en La Moneda. Aparte de hablar del APEC y las reformas institucionales, la cita estuvo cargada hacia los temas sustentables, como la crisis hídrica, el acuerdo de Escazú e incluso la COP25, cuando esta última aún estaba dentro de los top ten de la agenda del gobierno, la ciudadanía y los medios.
“La crisis llegó, no es que vaya a llegar. Llegó a Chile. Y, en consecuencia, tenemos que modificar la institucionalidad respecto del tema de las aguas servidas y su reúso, sobre el tema de las plantas de desalinización y en relación con estas dos se requiere una nueva institucionalidad adecuada a la ausencia que tenemos por delante”, comentó Lagos saliendo de La Moneda.
Pero ya en abril de este año, había mostrado su foco en la COP25, durante otra reunión como parte del Comité Presidencial conformado para organizar el encuentro climático, al citar al dirigente del fútbol chileno Carlos Dittborn con su frase mítica: “Porque no tenemos nada, lo queremos todo”.
Según Ricardo Lagos, “lo más importante de la COP25 es aprobar el Artículo 6 del Acuerdo de París (que define el aporte de los privados dentro del mercado de carbono). ¡Qué importa quién pone la plata o quién pone el país para que lleguen las inversiones! La clave está en la contabilidad de las emisiones”, dice.
¿Cree que se apruebe?
-“Esperemos que sí. Sería una lástima si no se puede avanzar en eso. El problema es que se habla mucho de los grandes países emisores o de la responsabilidad histórica de la acumulación de los gases de efecto invernadero (GEI). Y la respuesta, es decir que hoy tenemos ampolletas más eficientes. Pero la clave no está necesariamente ahí.
¿Dónde está?
-Vamos a un mundo en donde tan importante como el ingreso por habitante, es cuánto se emite por persona. Eso es lo fundamental. ¿El cobre seguirá siendo un commodity? o ¿el cobre que emite más GEI valdrá menos que la tonelada que emite menos GEI? Esas son preguntas fundamentales. Por lo tanto, habrá una razón desde el punto de vista económico para ser más eficiente en el sistema productivo, de modo de emitir menos. De hecho, ya en algunos países, como Suecia, los supermercados incluyen el precio del producto y cuánto emitió. Entonces, si la emisión va a ser un elemento importante, va a cambiar el paradigma.
¿De qué forma?
-El paradigma con el que hemos vivido después de la Segunda Guerra Mundial era aumentar el ingreso per cápita. Hoy, eso sigue siendo muy importante, pero el segundo elemento clave es cuánto se emite por habitante. Y ese será el patrón de civilidad que tendrá un país.
¿Cuál será el rol de las empresas en este nuevo paradigma?
-Las empresas tienen que considerar ese punto de vista, porque o si no, van a quedar fuera.
¿Cómo asegura el Estado de que se produzca ese cambio?
-Por ejemplo, si hoy a alguien se le ocurre hacer un emprendimiento minero, va y pide las autorizaciones respectivas. Pero la tecnología que use es un problema de esa empresa, siempre que cumpla ciertas normas medioambientales. La tecnología da lo mismo. Lo que pasará ahora es que el Estado va a pedir que además de ciertos requisitos, sea un “cobre limpio” o con sello verde. Por lo tanto, a esa empresa no le será indiferente la tecnología, porque el Estado tendrá otra exigencia.
¿Pero cómo se dará ese cambio en países como los nuestros, cuya economía se basa en los recursos naturales, no en un gran desarrollo tecnológico? ¿Es más difícil?
-Este mismo “paisito” que tiene todas esas características, tiene dos emprendimientos mineros en donde no existe ningún trabajador dentro de las minas y cuyas faenas se manejan desde una oficina cercana desde donde estamos hablando (Av. Apoquindo). Y eso…es tecnología.
Lo que quiero decir es que, definitivamente, hay avances tecnológicos que permiten hacer las cosas con eficiencia. Quizá no lograr de inmediato lo de Suecia, país cuyo PIB ha crecido cerca de 30% en los últimos 20 años, mientras que sus emisiones han disminuido 7%.
¿Cuál es la conclusión entonces?
-Que se puede crecer disminuyendo las emisiones. Los avances tecnológicos son muy importantes, pero tomando ese camino. Yo soy relativamente optimista, siempre cuando tengamos claro el paradigma por el cual funcionamos.
¿Podríamos ver ese cambio de paradigma más fuerte en Chile después de la COP25?
-Creo que estas cosas toman tiempo. No son de la noche a la mañana. Pero no me cabe duda de que habrá un antes y un después de la COP25. Está claro que la llegada de 20.000 personas a Chile -con doña Greta (Thunberg) incluida- generará un cuadro muy importante. Además de una toma de conciencia como país e individualmente, por parte de cada uno de nosotros.
De hecho, se espera que muchas empresas aprovechen esa instancia para hacer alguna declaración. Ojalá sea posible. Está claro quiénes son los grandes emisores: las grandes empresas tecnológicas (debido a la cantidad de electricidad que usan) y las que producen energía. Por lo tanto, aquí hay un foco muy importante.
¿Cuál?
-Si de las 100 empresas más grandes del mundo, las de energía y tecnología emiten el 60% de los gases de efecto invernadero, entonces tienen más responsabilidad que muchos países.
Fuente: Pulso, Miércoles 23 de Octubre de 2019

PULSO – Hace dos semanas, el Presidente Sebastián Piñera se reunió con los expresidentes Eduardo Frei y Ricardo Lagos en La Moneda. Aparte de hablar del APEC y las reformas institucionales, la cita estuvo cargada hacia los temas sustentables, como la crisis hídrica, el acuerdo de Escazú e incluso la COP25, cuando esta última aún estaba dentro de los top ten de la agenda del gobierno, la ciudadanía y los medios.
“La crisis llegó, no es que vaya a llegar. Llegó a Chile. Y, en consecuencia, tenemos que modificar la institucionalidad respecto del tema de las aguas servidas y su reúso, sobre el tema de las plantas de desalinización y en relación con estas dos se requiere una nueva institucionalidad adecuada a la ausencia que tenemos por delante”, comentó Lagos saliendo de La Moneda.
Pero ya en abril de este año, había mostrado su foco en la COP25, durante otra reunión como parte del Comité Presidencial conformado para organizar el encuentro climático, al citar al dirigente del fútbol chileno Carlos Dittborn con su frase mítica: “Porque no tenemos nada, lo queremos todo”.
Según Ricardo Lagos, “lo más importante de la COP25 es aprobar el Artículo 6 del Acuerdo de París (que define el aporte de los privados dentro del mercado de carbono). ¡Qué importa quién pone la plata o quién pone el país para que lleguen las inversiones! La clave está en la contabilidad de las emisiones”, dice.
¿Cree que se apruebe?
-“Esperemos que sí. Sería una lástima si no se puede avanzar en eso. El problema es que se habla mucho de los grandes países emisores o de la responsabilidad histórica de la acumulación de los gases de efecto invernadero (GEI). Y la respuesta, es decir que hoy tenemos ampolletas más eficientes. Pero la clave no está necesariamente ahí.
¿Dónde está?
-Vamos a un mundo en donde tan importante como el ingreso por habitante, es cuánto se emite por persona. Eso es lo fundamental. ¿El cobre seguirá siendo un commodity? o ¿el cobre que emite más GEI valdrá menos que la tonelada que emite menos GEI? Esas son preguntas fundamentales. Por lo tanto, habrá una razón desde el punto de vista económico para ser más eficiente en el sistema productivo, de modo de emitir menos. De hecho, ya en algunos países, como Suecia, los supermercados incluyen el precio del producto y cuánto emitió. Entonces, si la emisión va a ser un elemento importante, va a cambiar el paradigma.
¿De qué forma?
-El paradigma con el que hemos vivido después de la Segunda Guerra Mundial era aumentar el ingreso per cápita. Hoy, eso sigue siendo muy importante, pero el segundo elemento clave es cuánto se emite por habitante. Y ese será el patrón de civilidad que tendrá un país.
¿Cuál será el rol de las empresas en este nuevo paradigma?
-Las empresas tienen que considerar ese punto de vista, porque o si no, van a quedar fuera.
¿Cómo asegura el Estado de que se produzca ese cambio?
-Por ejemplo, si hoy a alguien se le ocurre hacer un emprendimiento minero, va y pide las autorizaciones respectivas. Pero la tecnología que use es un problema de esa empresa, siempre que cumpla ciertas normas medioambientales. La tecnología da lo mismo. Lo que pasará ahora es que el Estado va a pedir que además de ciertos requisitos, sea un “cobre limpio” o con sello verde. Por lo tanto, a esa empresa no le será indiferente la tecnología, porque el Estado tendrá otra exigencia.
¿Pero cómo se dará ese cambio en países como los nuestros, cuya economía se basa en los recursos naturales, no en un gran desarrollo tecnológico? ¿Es más difícil?
-Este mismo “paisito” que tiene todas esas características, tiene dos emprendimientos mineros en donde no existe ningún trabajador dentro de las minas y cuyas faenas se manejan desde una oficina cercana desde donde estamos hablando (Av. Apoquindo). Y eso…es tecnología.
Lo que quiero decir es que, definitivamente, hay avances tecnológicos que permiten hacer las cosas con eficiencia. Quizá no lograr de inmediato lo de Suecia, país cuyo PIB ha crecido cerca de 30% en los últimos 20 años, mientras que sus emisiones han disminuido 7%.
¿Cuál es la conclusión entonces?
-Que se puede crecer disminuyendo las emisiones. Los avances tecnológicos son muy importantes, pero tomando ese camino. Yo soy relativamente optimista, siempre cuando tengamos claro el paradigma por el cual funcionamos.
¿Podríamos ver ese cambio de paradigma más fuerte en Chile después de la COP25?
-Creo que estas cosas toman tiempo. No son de la noche a la mañana. Pero no me cabe duda de que habrá un antes y un después de la COP25. Está claro que la llegada de 20.000 personas a Chile -con doña Greta (Thunberg) incluida- generará un cuadro muy importante. Además de una toma de conciencia como país e individualmente, por parte de cada uno de nosotros.
De hecho, se espera que muchas empresas aprovechen esa instancia para hacer alguna declaración. Ojalá sea posible. Está claro quiénes son los grandes emisores: las grandes empresas tecnológicas (debido a la cantidad de electricidad que usan) y las que producen energía. Por lo tanto, aquí hay un foco muy importante.
¿Cuál?
-Si de las 100 empresas más grandes del mundo, las de energía y tecnología emiten el 60% de los gases de efecto invernadero, entonces tienen más responsabilidad que muchos países.
Fuente: Pulso, Miércoles 23 de Octubre de 2019

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