Martes, Noviembre 26, 2024

¿Restricción vehicular?, por Luis Fernando González

EL RANCAGÜINO – Desde marzo a la fecha, con la vuelta de cierta normalidad post pandemia, vasta salir a la calle para darse cuenta de que los tacos han aumentado de manera exponencial en Rancagua. No solo porque nos habíamos acostumbrado a una menor ocupación de las calles durante pandemia, sino también por el aumento del parque automotriz y también por la falta de choferes que ha mermado la frecuencia de la locomoción colectiva.

Y esta “pesadilla” no solo afecta a la conurbación de Rancagua con Machalí, sino que a varios puntos más, siendo las conexiones entre poniente y oriente de la capital regional, y la ruta h-30 y la entrada a Rancagua puntos especialmente críticos.

En ese contexto no hace mucho el municipio de Rancagua solicitó la instauración de una restricción vehicular, petición que recibió un no rotundo por parte del Gobernador Regional.

Puede tener razón en su respuesta el gobierno regional, ya que a la larga las restricciones se convierten en un incentivo a la compra de segundos y terceros vehículos en los hogares y mayor congestión, pero extraña la falta de respuestas alternativas a esta problemática, aunque sea el decir que se está estudiando una solución la que pasa no necesariamente en abrir nuevas calles sino en un ordenamiento y una mejora sustancial del transporte público que permita que su uso sea un verdadero sustituto al automóvil.

Y es que la cultura del automóvil se ha instalado con fuerza en una ciudad con un sistema de transporte público dominado por los colectivos, donde faltan micros y recorridos que lleguen a todos los puntos de la ciudad, con una frecuencia y horario que permitan tener cierta certeza de que se encontrará. Es sabido que hay horas en que es prácticamente imposible encontrar un colectivo o una micro.

Entonces si bien la restricción puede ser una medida efectiva en el corto plazo, puede convertirse en un agravante si no se abordan desafíos mayores, como la modernización de la locomoción colectiva, no solo fortaleciendo a las micros con más y mejores máquinas que incrementen su frecuencia y con una malla de recorridos eficiente y con menores tiempos de viaje sino soñar también con tranvías y porque no en un metro entre Rancagua y Machalí, lo que supone grandes inversiones y resultados en el mediano plazo. Es decir alguna vez pensar la ciudad con un horizonte mayor al de la próxima elección.

Luis Fernando González V.
Sub Director

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Fuente: El Rancagüino, Martes 26 de Abril de 2022

EL RANCAGÜINO – Desde marzo a la fecha, con la vuelta de cierta normalidad post pandemia, vasta salir a la calle para darse cuenta de que los tacos han aumentado de manera exponencial en Rancagua. No solo porque nos habíamos acostumbrado a una menor ocupación de las calles durante pandemia, sino también por el aumento del parque automotriz y también por la falta de choferes que ha mermado la frecuencia de la locomoción colectiva.

Y esta “pesadilla” no solo afecta a la conurbación de Rancagua con Machalí, sino que a varios puntos más, siendo las conexiones entre poniente y oriente de la capital regional, y la ruta h-30 y la entrada a Rancagua puntos especialmente críticos.

En ese contexto no hace mucho el municipio de Rancagua solicitó la instauración de una restricción vehicular, petición que recibió un no rotundo por parte del Gobernador Regional.

Puede tener razón en su respuesta el gobierno regional, ya que a la larga las restricciones se convierten en un incentivo a la compra de segundos y terceros vehículos en los hogares y mayor congestión, pero extraña la falta de respuestas alternativas a esta problemática, aunque sea el decir que se está estudiando una solución la que pasa no necesariamente en abrir nuevas calles sino en un ordenamiento y una mejora sustancial del transporte público que permita que su uso sea un verdadero sustituto al automóvil.

Y es que la cultura del automóvil se ha instalado con fuerza en una ciudad con un sistema de transporte público dominado por los colectivos, donde faltan micros y recorridos que lleguen a todos los puntos de la ciudad, con una frecuencia y horario que permitan tener cierta certeza de que se encontrará. Es sabido que hay horas en que es prácticamente imposible encontrar un colectivo o una micro.

Entonces si bien la restricción puede ser una medida efectiva en el corto plazo, puede convertirse en un agravante si no se abordan desafíos mayores, como la modernización de la locomoción colectiva, no solo fortaleciendo a las micros con más y mejores máquinas que incrementen su frecuencia y con una malla de recorridos eficiente y con menores tiempos de viaje sino soñar también con tranvías y porque no en un metro entre Rancagua y Machalí, lo que supone grandes inversiones y resultados en el mediano plazo. Es decir alguna vez pensar la ciudad con un horizonte mayor al de la próxima elección.

Luis Fernando González V.
Sub Director

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Fuente: El Rancagüino, Martes 26 de Abril de 2022

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