Lunes, Noviembre 25, 2024

Regiones amplian áreas en que usan fondos espejo que reciben para compensar el Transantiago

EL MERCURIO – Trece años después de que un incendio destruyera las instalaciones en la Antártica, una inversión superior a US$ 7 millones permitirá reponer en la isla Rey Jorge un cuartel de servicio de extinción de incendios. El proyecto será ejecutado en los próximos meses y su financiamiento provendrá de una caja un tanto oblicua para una iniciativa como esta: el Fondo de Apoyo Regional (FAR), que es parte de los recursos que reciben las regiones desde 2009 por la Ley Espejo del Transantiago.

Un programa que este año tiene un presupuesto global de US$ 858 millones, de los cuales un tercio es administrado por el Ministerio de Transportes, que lo destina a financiar mayormente subsidios de tarifas, y el saldo se va al FAR, que es utilizado en forma discrecional por los gobiernos regionales, supuestamente para obras en transportes y conectividad.

Solo que desde un comienzo esto no ha sido así y en torno a un 20% se emplea en proyectos de otras áreas, en una variopinta gama que va desde hospitales y su equipamiento, escuelas de medicina y complejos deportivos, hasta la restauración de piscinas temperadas, construcción de obras aluvionales e investigaciones científicas. Un tema que ha generado controversia y que motivó un plan en marcha para cambiar la administración de estos fondos, como lo adelantó “El Mercurio” la semana pasada.

“Hay muchos recursos gracias a los fondos espejo que están beneficiando a la gente, pero los que son para inversión (en transporte) se destinan parcialmente a eso y terminan yéndose a otros fines”, subraya la ministra de Transportes, Gloria Hutt. Por eso el cambio propondrá que la cartera invierta su parte en infraestructura y movilidad, mientras que el FAR se encargue de subsidiar las tarifas del transporte en las regiones.

La lista de obras beneficiadas con dineros del fondo espejo es larga y variada. En Valparaíso están financiando parte del nuevo hospital de San Antonio. La construcción partió este año y desde el Consejo Regional se informó que están comprometidos más de US$ 17 millones provenientes de esa glosa, de un total de más de US$ 138 millones que costará el recinto asistencial.

El subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), Felipe Salaberry, plantea que “algunas regiones han ocupado parte de estos recursos para atender emergencias, como Coquimbo tras el terremoto de 2015, que invirtió en infraestructura educacional. Otras lo hacen por falta de proyectos de envergadura en transporte o movilidad, ya que deben ejecutar sus presupuestos cuando comienza a acabarse el año, y la forma rápida de hacerlo es en salud y educación”.

En Arica, por ejemplo, se están usando en la construcción de la primera Escuela de Medicina de esa región, que demandará una inversión de US$ 12 millones. Desde el Consejo Regional se advirtió en los últimos días que “aún se debe definir el financiamiento de su equipamiento”. En Antofagasta han financiado piscinas de control aluvional en quebradas que desembocan en el radio urbano, con una inversión superior a US$ 10 millones.

En las comunas de Chañaral y Constitución, afectadas en los últimos años por aluviones, terremotos e incendios forestales, los fondos espejo han permitido la construcción de centros de salud familiar (Cesfam).

En Curicó dan cuenta de casas de acogida, además de dos estadios, incluyendo La Granja, que ocupa el equipo de fútbol profesional, con una inversión superior a los US$ 3,2 millones para su “normalización”. Y en Los Lagos también fue financiado un Cesfam para el sector de Ovejería, por US$ 4,6 millones, con boxes médicos, ginecológicos y dentales, y salas de rehabilitación física, además de la Biblioteca Municipal de Frutillar, que costó más de US$ 1,8 millones.

20.378 es la Ley que regula el FAR y que este año considera US$ 362,8 millones en total.

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Fuente: El Mercurio, Martes 18 de septiembre de 2018

EL MERCURIO – Trece años después de que un incendio destruyera las instalaciones en la Antártica, una inversión superior a US$ 7 millones permitirá reponer en la isla Rey Jorge un cuartel de servicio de extinción de incendios. El proyecto será ejecutado en los próximos meses y su financiamiento provendrá de una caja un tanto oblicua para una iniciativa como esta: el Fondo de Apoyo Regional (FAR), que es parte de los recursos que reciben las regiones desde 2009 por la Ley Espejo del Transantiago.

Un programa que este año tiene un presupuesto global de US$ 858 millones, de los cuales un tercio es administrado por el Ministerio de Transportes, que lo destina a financiar mayormente subsidios de tarifas, y el saldo se va al FAR, que es utilizado en forma discrecional por los gobiernos regionales, supuestamente para obras en transportes y conectividad.

Solo que desde un comienzo esto no ha sido así y en torno a un 20% se emplea en proyectos de otras áreas, en una variopinta gama que va desde hospitales y su equipamiento, escuelas de medicina y complejos deportivos, hasta la restauración de piscinas temperadas, construcción de obras aluvionales e investigaciones científicas. Un tema que ha generado controversia y que motivó un plan en marcha para cambiar la administración de estos fondos, como lo adelantó “El Mercurio” la semana pasada.

“Hay muchos recursos gracias a los fondos espejo que están beneficiando a la gente, pero los que son para inversión (en transporte) se destinan parcialmente a eso y terminan yéndose a otros fines”, subraya la ministra de Transportes, Gloria Hutt. Por eso el cambio propondrá que la cartera invierta su parte en infraestructura y movilidad, mientras que el FAR se encargue de subsidiar las tarifas del transporte en las regiones.

La lista de obras beneficiadas con dineros del fondo espejo es larga y variada. En Valparaíso están financiando parte del nuevo hospital de San Antonio. La construcción partió este año y desde el Consejo Regional se informó que están comprometidos más de US$ 17 millones provenientes de esa glosa, de un total de más de US$ 138 millones que costará el recinto asistencial.

El subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere), Felipe Salaberry, plantea que “algunas regiones han ocupado parte de estos recursos para atender emergencias, como Coquimbo tras el terremoto de 2015, que invirtió en infraestructura educacional. Otras lo hacen por falta de proyectos de envergadura en transporte o movilidad, ya que deben ejecutar sus presupuestos cuando comienza a acabarse el año, y la forma rápida de hacerlo es en salud y educación”.

En Arica, por ejemplo, se están usando en la construcción de la primera Escuela de Medicina de esa región, que demandará una inversión de US$ 12 millones. Desde el Consejo Regional se advirtió en los últimos días que “aún se debe definir el financiamiento de su equipamiento”. En Antofagasta han financiado piscinas de control aluvional en quebradas que desembocan en el radio urbano, con una inversión superior a US$ 10 millones.

En las comunas de Chañaral y Constitución, afectadas en los últimos años por aluviones, terremotos e incendios forestales, los fondos espejo han permitido la construcción de centros de salud familiar (Cesfam).

En Curicó dan cuenta de casas de acogida, además de dos estadios, incluyendo La Granja, que ocupa el equipo de fútbol profesional, con una inversión superior a los US$ 3,2 millones para su “normalización”. Y en Los Lagos también fue financiado un Cesfam para el sector de Ovejería, por US$ 4,6 millones, con boxes médicos, ginecológicos y dentales, y salas de rehabilitación física, además de la Biblioteca Municipal de Frutillar, que costó más de US$ 1,8 millones.

20.378 es la Ley que regula el FAR y que este año considera US$ 362,8 millones en total.

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Fuente: El Mercurio, Martes 18 de septiembre de 2018

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