Jueves, Noviembre 21, 2024

Recorrer la Carretera Austral en un vehículo eléctrico, por Hernán de Solminihac

PULSO – El auge de los vehículos eléctricos en el mundo nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras vías están adaptándose a los avances tecnológicos, más aún cuando el mercado chileno ha crecido exponencialmente. En lo que va del año, la comercialización de estos vehículos aumentó en más de un cien por ciento gracias a la homologación de más de 40 nuevos modelos.

Dicho crecimiento está generando una demanda urgente por una infraestructura vial moderna y eficiente. Actualmente, Chile cuenta con más de diez mil vehículos de cero y bajas emisiones, un número que seguirá en aumento. Enfrentar este desafío no solo consiste en instalar más estaciones de carga, sino en una planificación estratégica que considere la ubicación y la capacidad de la red eléctrica.

En este sentido, es crucial que esta infraestructura se desarrolle de manera sostenible. El uso de energía renovable para alimentar estaciones de carga, por ejemplo, es fundamental para minimizar la huella de carbono de los vehículos eléctricos. Esto no solo contribuye a un ambiente más limpio, sino que también alinea la infraestructura de transporte del país con sus objetivos de reducción de emisiones.

Asimismo, la adopción de políticas públicas, como la Estrategia Nacional de Electromovilidad, es vital para promover la instalación de puntos de carga tanto en hogares como en espacios públicos. Además, mientras se crean incentivos para empresas y se atraen nuevas inversiones para el desarrollo de la movilidad eléctrica, es necesario promover alianzas de colaboración con el sector privado para conectar las regiones y facilitar el desarrollo tecnológico de estas iniciativas.

Este crecimiento sin precedentes no solo plantea retos para la infraestructura vial, sino también para la planificación urbana. La construcción de carreteras y zonas de descanso deberán incorporar puntos de carga frecuentes, especialmente en rutas de largo recorrido. Estamos posiblemente presenciando el inicio de una nueva forma de transporte más sustentable y una adopción de prácticas culturales y sociales diferentes a lo que hemos hecho hasta ahora.

Mirando al futuro, la integración de los vehículos eléctricos en Chile representa una oportunidad para electrificar el transporte, un paso crucial para cumplir con los compromisos ambientales. Adaptar nuestras carreteras a estas tecnologías garantizará un desarrollo de movilidad eficiente, limpio y sostenible.

Chile tiene la oportunidad de convertirse en un líder regional en electromovilidad, aprovechando sus recursos renovables y su compromiso con la sostenibilidad. Imaginar un futuro donde podamos recorrer en vehículos eléctricos las impresionantes rutas chilenas, como la Carretera Austral, es cada vez más posible.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

Fuente: Pulso, Martes 05 de Noviembre de 2024

PULSO – El auge de los vehículos eléctricos en el mundo nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras vías están adaptándose a los avances tecnológicos, más aún cuando el mercado chileno ha crecido exponencialmente. En lo que va del año, la comercialización de estos vehículos aumentó en más de un cien por ciento gracias a la homologación de más de 40 nuevos modelos.

Dicho crecimiento está generando una demanda urgente por una infraestructura vial moderna y eficiente. Actualmente, Chile cuenta con más de diez mil vehículos de cero y bajas emisiones, un número que seguirá en aumento. Enfrentar este desafío no solo consiste en instalar más estaciones de carga, sino en una planificación estratégica que considere la ubicación y la capacidad de la red eléctrica.

En este sentido, es crucial que esta infraestructura se desarrolle de manera sostenible. El uso de energía renovable para alimentar estaciones de carga, por ejemplo, es fundamental para minimizar la huella de carbono de los vehículos eléctricos. Esto no solo contribuye a un ambiente más limpio, sino que también alinea la infraestructura de transporte del país con sus objetivos de reducción de emisiones.

Asimismo, la adopción de políticas públicas, como la Estrategia Nacional de Electromovilidad, es vital para promover la instalación de puntos de carga tanto en hogares como en espacios públicos. Además, mientras se crean incentivos para empresas y se atraen nuevas inversiones para el desarrollo de la movilidad eléctrica, es necesario promover alianzas de colaboración con el sector privado para conectar las regiones y facilitar el desarrollo tecnológico de estas iniciativas.

Este crecimiento sin precedentes no solo plantea retos para la infraestructura vial, sino también para la planificación urbana. La construcción de carreteras y zonas de descanso deberán incorporar puntos de carga frecuentes, especialmente en rutas de largo recorrido. Estamos posiblemente presenciando el inicio de una nueva forma de transporte más sustentable y una adopción de prácticas culturales y sociales diferentes a lo que hemos hecho hasta ahora.

Mirando al futuro, la integración de los vehículos eléctricos en Chile representa una oportunidad para electrificar el transporte, un paso crucial para cumplir con los compromisos ambientales. Adaptar nuestras carreteras a estas tecnologías garantizará un desarrollo de movilidad eficiente, limpio y sostenible.

Chile tiene la oportunidad de convertirse en un líder regional en electromovilidad, aprovechando sus recursos renovables y su compromiso con la sostenibilidad. Imaginar un futuro donde podamos recorrer en vehículos eléctricos las impresionantes rutas chilenas, como la Carretera Austral, es cada vez más posible.

*El autor de la columna es profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros de Chile

Fuente: Pulso, Martes 05 de Noviembre de 2024

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