Lunes, Noviembre 25, 2024

Problemas de Valparaíso

EL MERCURIO – Su emplazamiento geográfico, con cerros que terminan abruptamente en el mar, y una arquitectura urbana que, aunque deteriorada, da cuenta de un rico pasado, son algunos de los elementos que vuelven a Valparaíso una ciudad única y llamativa, con una impronta de la que la mayoría de las urbes chilenas carecen y que llevó a su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, enfrenta desde hace años una situación compleja y sombría.
Confluyen causas de larga data, como el impacto que en su momento significó la apertura del canal de Panamá, que le arrebató protagonismo y debilitó su condición portuaria; el progresivo declive de su actividad industrial y comercial, o el traslado de gran parte de su población a Viña del Mar y Santiago. Pese a diversas iniciativas para potenciar un nuevo perfil, sustentado en la importante actividad universitaria o en su atractivo turístico, persiste la dificultad para encontrar un proyecto de ciudad que congregue voluntades y recursos; incluso, la controvertida decisión de haber instalado allí la sede del Poder Legislativo no logró marcar un punto de inflexión. En cambio, han agudizado los problemas la deficiente gestión de muchas de sus últimas autoridades locales, acompañada de graves problemas de corrupción y una ciudadanía crítica, pero a la vez muy dependiente de la acción municipal. Así, Valparaíso arrastra déficits que le impiden brindar a sus habitantes mejores condiciones de vida.
Ha golpeado también al puerto la recurrencia de catástrofes de distinto tipo. Particularmente grave ha sido el efecto de sucesivos incendios, que han dejado un saldo de pérdidas humanas y materiales lamentable. Llama la atención aquí la repetición del patrón de ocurrencia, donde se advierte intencionalidad, pero en contadas ocasiones se logra detener y sancionar a los culpables. Las tragedias, además, no han impedido que muchos habitantes sigan optando por levantar sus viviendas en zonas de alto riesgo.
Ante este escenario, resulta difícil entender la actitud de las actuales autoridades locales frente a proyectos de inversión que hubieran traído dinamismo a una economía alicaída y que han terminado frustrados por las trabas encontradas. Es por eso que el sector empresarial reclama mejores condiciones para emprender y se hace evidente la necesidad de algún tipo de alianza público-privada que permita un desarrollo hoy esquivo.
Se agrega ahora a los problemas el impacto de la crisis social en curso. Grupos violentistas han actuado con especial encono en el plano, saqueando el comercio y atacando propiedad pública y privada, incluidos edificios de importante valor patrimonial. También aquí la actuación del alcalde ha sido controvertida, con una actitud calificada de ambigua ante la violencia y que ha incluido la presentación de recursos judiciales para restringir la acción policial.
De este modo, la ciudad presenta hoy un aspecto lamentable, que requiere acciones urgentes por parte de las distintas autoridades involucradas. Como primer paso, es fundamental que el jefe comunal sume esfuerzos con el gobierno regional para conseguir el restablecimiento del orden público y así crear condiciones que permitan la recuperación de la actividad. De otro modo, se arriesga perpetuar el triste presente de Valparaíso y agudizar los problemas que hoy lo afligen.
 
Fuente: El Mercurio, Martes 14 de Enero de 2020

EL MERCURIO – Su emplazamiento geográfico, con cerros que terminan abruptamente en el mar, y una arquitectura urbana que, aunque deteriorada, da cuenta de un rico pasado, son algunos de los elementos que vuelven a Valparaíso una ciudad única y llamativa, con una impronta de la que la mayoría de las urbes chilenas carecen y que llevó a su declaratoria como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Sin embargo, enfrenta desde hace años una situación compleja y sombría.
Confluyen causas de larga data, como el impacto que en su momento significó la apertura del canal de Panamá, que le arrebató protagonismo y debilitó su condición portuaria; el progresivo declive de su actividad industrial y comercial, o el traslado de gran parte de su población a Viña del Mar y Santiago. Pese a diversas iniciativas para potenciar un nuevo perfil, sustentado en la importante actividad universitaria o en su atractivo turístico, persiste la dificultad para encontrar un proyecto de ciudad que congregue voluntades y recursos; incluso, la controvertida decisión de haber instalado allí la sede del Poder Legislativo no logró marcar un punto de inflexión. En cambio, han agudizado los problemas la deficiente gestión de muchas de sus últimas autoridades locales, acompañada de graves problemas de corrupción y una ciudadanía crítica, pero a la vez muy dependiente de la acción municipal. Así, Valparaíso arrastra déficits que le impiden brindar a sus habitantes mejores condiciones de vida.
Ha golpeado también al puerto la recurrencia de catástrofes de distinto tipo. Particularmente grave ha sido el efecto de sucesivos incendios, que han dejado un saldo de pérdidas humanas y materiales lamentable. Llama la atención aquí la repetición del patrón de ocurrencia, donde se advierte intencionalidad, pero en contadas ocasiones se logra detener y sancionar a los culpables. Las tragedias, además, no han impedido que muchos habitantes sigan optando por levantar sus viviendas en zonas de alto riesgo.
Ante este escenario, resulta difícil entender la actitud de las actuales autoridades locales frente a proyectos de inversión que hubieran traído dinamismo a una economía alicaída y que han terminado frustrados por las trabas encontradas. Es por eso que el sector empresarial reclama mejores condiciones para emprender y se hace evidente la necesidad de algún tipo de alianza público-privada que permita un desarrollo hoy esquivo.
Se agrega ahora a los problemas el impacto de la crisis social en curso. Grupos violentistas han actuado con especial encono en el plano, saqueando el comercio y atacando propiedad pública y privada, incluidos edificios de importante valor patrimonial. También aquí la actuación del alcalde ha sido controvertida, con una actitud calificada de ambigua ante la violencia y que ha incluido la presentación de recursos judiciales para restringir la acción policial.
De este modo, la ciudad presenta hoy un aspecto lamentable, que requiere acciones urgentes por parte de las distintas autoridades involucradas. Como primer paso, es fundamental que el jefe comunal sume esfuerzos con el gobierno regional para conseguir el restablecimiento del orden público y así crear condiciones que permitan la recuperación de la actividad. De otro modo, se arriesga perpetuar el triste presente de Valparaíso y agudizar los problemas que hoy lo afligen.
 
Fuente: El Mercurio, Martes 14 de Enero de 2020

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