Jueves, Diciembre 26, 2024

Política de desarrollo logístico por Carlos Cruz

MERCURIO VALPARAÍSO – En una reunión en el Ministerio de Transportes, en la que participaron los presidentes de las empresas portuarias el Estado, la ministra y el subsecretario de Transpones y el presidente del SEP, se concluyó que el Terminal 2 del Puerto de Valparaíso debía concretarse lo antes posible y que desde el Gobierno se harán todos los esfuerzos necesarios para que esto ocurra.A su vez, se sostuvo que es necesario reforzar la inversión en ferrocarriles para respaldar de la mejor forma posible la actividad portuaria.

Es bueno recordar que el 94% del comercio exterior chileno se hace a través del sector portuario; de este, el 50% aproximadamente se hace por puertos públicos operados, en su gran mayoría, por concesionarias privadas; el resto se hace por terminales privados, muchos de ellos, de propósito único. Los puertos chilenos tienen alto estándares de productividad, aunque aún es posible aumentar los rendimientos. Sin embargo, para mejorar se requiere no sólo incorporar nuevas tecnologías de operación y reducir trámites, sino también contar con un soporte logístico que hoy aparece bastante disminuido. Esto es fundamental en un ambiente en que la competencia entre países, que mantengan sus fronteras abiertas, será cada vez más intensa, luego de la “guerra comercial” que ha iniciado EE.UU. a partir de su nueva política arancelaria.

De hecho, buena parte de los indicadores de competitividad con que se evalúa a Chile sitúan al sector de la infraestructura en una posición que, más que aportar a la competitividad, es un factor retardatario. Sin ir muy lejos, el Índice Global de innovación, en el que Chile ocupa un expectante lugar 47, señala que en infraestructura sólo ocupa el lugar No 53 en el mundo, lo cual claramente es una dificultad que hay que enfrentar.

Para avanzar en la dirección señalada, el paso dado por el MTT es fundamental. Tal como lo hemos señalado desde el CPI, es urgente que en esa institución se localice formal-mente la elaboración y gestión de una política de desarrollo logístico que integre a todos los agentes públicos y privados involucrados. El soporte logístico para asegurar nuestra competitividad como país debe incluir, entre otros, a los puertos públicos y privados; al MOP, entidad a cargo de la construcción de los caminos principales, sean estos con recursos públicos o a través del sistema de concesiones, y de los aeropuertos, complemento fundamental para del transporte marítimo. Así también debe incluir a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) y a los ferrocarriles privados, los que operan como concesionarios o prestando servicios de infraestructura y transporte de carga desde La Calera hacia el norte.

Es en ese espacio institucional donde debería definirse las estrategias de inversión que seguirá cada agente y la debida coordinación entre ellos, para optimizar el esfuerzo que como país debemos hacer para aumentar nuestra competitividad. Es ahí también donde debería hacerse el seguimiento de estos acuerdos y apoyar para resolver los entrabamientos que puedan surgir. Dada la evolución previsible de la economía internacional, decisiones de esta naturaleza no pueden seguir esperando si es que aspiramos a seguir ocupando el lugar que con mucha dificultad nos hemos ganado en los mercados mundiales.

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Fuente: Mercurio Valparaíso, Domingo 15 de julio de 2018

MERCURIO VALPARAÍSO – En una reunión en el Ministerio de Transportes, en la que participaron los presidentes de las empresas portuarias el Estado, la ministra y el subsecretario de Transpones y el presidente del SEP, se concluyó que el Terminal 2 del Puerto de Valparaíso debía concretarse lo antes posible y que desde el Gobierno se harán todos los esfuerzos necesarios para que esto ocurra.A su vez, se sostuvo que es necesario reforzar la inversión en ferrocarriles para respaldar de la mejor forma posible la actividad portuaria.

Es bueno recordar que el 94% del comercio exterior chileno se hace a través del sector portuario; de este, el 50% aproximadamente se hace por puertos públicos operados, en su gran mayoría, por concesionarias privadas; el resto se hace por terminales privados, muchos de ellos, de propósito único. Los puertos chilenos tienen alto estándares de productividad, aunque aún es posible aumentar los rendimientos. Sin embargo, para mejorar se requiere no sólo incorporar nuevas tecnologías de operación y reducir trámites, sino también contar con un soporte logístico que hoy aparece bastante disminuido. Esto es fundamental en un ambiente en que la competencia entre países, que mantengan sus fronteras abiertas, será cada vez más intensa, luego de la “guerra comercial” que ha iniciado EE.UU. a partir de su nueva política arancelaria.

De hecho, buena parte de los indicadores de competitividad con que se evalúa a Chile sitúan al sector de la infraestructura en una posición que, más que aportar a la competitividad, es un factor retardatario. Sin ir muy lejos, el Índice Global de innovación, en el que Chile ocupa un expectante lugar 47, señala que en infraestructura sólo ocupa el lugar No 53 en el mundo, lo cual claramente es una dificultad que hay que enfrentar.

Para avanzar en la dirección señalada, el paso dado por el MTT es fundamental. Tal como lo hemos señalado desde el CPI, es urgente que en esa institución se localice formal-mente la elaboración y gestión de una política de desarrollo logístico que integre a todos los agentes públicos y privados involucrados. El soporte logístico para asegurar nuestra competitividad como país debe incluir, entre otros, a los puertos públicos y privados; al MOP, entidad a cargo de la construcción de los caminos principales, sean estos con recursos públicos o a través del sistema de concesiones, y de los aeropuertos, complemento fundamental para del transporte marítimo. Así también debe incluir a la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) y a los ferrocarriles privados, los que operan como concesionarios o prestando servicios de infraestructura y transporte de carga desde La Calera hacia el norte.

Es en ese espacio institucional donde debería definirse las estrategias de inversión que seguirá cada agente y la debida coordinación entre ellos, para optimizar el esfuerzo que como país debemos hacer para aumentar nuestra competitividad. Es ahí también donde debería hacerse el seguimiento de estos acuerdos y apoyar para resolver los entrabamientos que puedan surgir. Dada la evolución previsible de la economía internacional, decisiones de esta naturaleza no pueden seguir esperando si es que aspiramos a seguir ocupando el lugar que con mucha dificultad nos hemos ganado en los mercados mundiales.

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Fuente: Mercurio Valparaíso, Domingo 15 de julio de 2018

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