PULSO – Este viernes se realizará la ceremonia de inauguración de los Juegos Panamericanos en Perú, donde Lima es la ciudad que recibirá a las delegaciones deportivas de 41 países hasta que termine la cita el 11 de agosto. Cuando fue nombrado como anfitrión en 2013, Perú tuvo que realizar una extensa planificación de años para construir nuevos centros deportivos, mejorar los que ya estaban construidos y elaborar una ruta para que todos sus servicios den el ancho para recibir a deportistas y público. Este evento significó para los peruanos una inversión total de US$1.213 millones.
Ahora es el turno de Chile para trabajar en la preparación, y ya se está pensando cómo Santiago recibirá a este evento en 2023. El gobierno estima una inversión en infraestructura deportiva cercana a los US$46 millones, dejando de lado el gasto de la Villa Panamericana en la comuna de Cerrillos que bordea los US$200 millones. La organización del evento en total estaría en un rango de US$350 millones a US$400 millones.
La semana pasada se lanzó el logo, calentando los motores de lo que será un trabajo que se dará por terminado en el próximo gobierno. Pero antes, la capital tendrá que pasar la prueba de recibir este año la final única de la Copa Libertadores, el APEC y la COP25, lo que va a permitir ver “el funcionamiento de la ciudad cuando tú la sobrecargas con las personas que se movilizan, se alojan en los hoteles, consumen más servicios y llegan al aeropuerto”, comenta la ministra del Deporte, Pauline Kantor.
En lo que resta de 2019 el objetivo de la organización de los juegos es diseñar el calendario sobre en qué días y horarios se desarrollará cada disciplina y los lugares que albergarán las competencias. “Lo que hoy se está definiendo son los recintos nuevos que se tienen que construir, donde gran parte de la infraestructura se generó para los juegos Odesur”, comenta la secretaria de Estado.
Pero lo que es claro es que el Estadio Nacional, el velódromo de Peñalolén, San Carlos de Apoquindo y el Parque O’Higgins serán los centros deportivos claves y la tarea para 2023 es conectarlos a través del Metro y con una flota de transporte que sea totalmente eléctrica.
Por su parte, la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, destaca que buscan contar con “un plan que conectaría a las principales vías que poseen infraestructura deportiva y que serán un eje fundamental de los juegos”.
Incluso Chile mandó una delegación a Lima para observar los Panamericanos y generar un documento sobre cómo fue la experiencia de la delegaciones y turistas en temas de transporte, seguridad y alimentación, entre otros temas.
El legado que el gobierno busca dejar en Santiago, tras el evento, son los centros que no tan solo puedan ser usados por los deportistas de alto rendimiento, sino también que la gente los pueda aprovechar como parques. Y para no dejar recintos con una capacidad excesiva, se utilizarán construcciones que aumenten el aforo, pero que una vez que se acabe el evento se puedan retirar.
El jefe del Magíster en Proyecto Urbano de la UC, Antonio Lipthay, espera que la realización de estos juegos deportivos sea una oportunidad “de generar una área urbana donde el problema de la integración social empiece a revertirse, porque para hacer grandes instalaciones para colgar publicidad de empresas auspiciadoras creo que no sirve de mucho”. Además, espera que se convoque al mundo académico y privado en lo que a su juicio es una oportunidad para transformar la ciudad.
Mientras que en el tema de ingresos económicos que significará para el país el evento, desde el gobierno prevén que sin duda será un aporte para los sectores de turismo y servicios. Sin embargo, sobre montos específicos, gente cercana a la organización comenta que todavía no se aventuran con una cifra y esperan ver el balance de los juegos de Lima, donde se estiman preliminarmente ingresos por cerca de US$1.600 millones.
Fuente: Pulso, Jueves 25 de Julio de 2019
Panamericanos 2023: gobierno invertirá US$46 millones en infraestructura
PULSO – Este viernes se realizará la ceremonia de inauguración de los Juegos Panamericanos en Perú, donde Lima es la ciudad que recibirá a las delegaciones deportivas de 41 países hasta que termine la cita el 11 de agosto. Cuando fue nombrado como anfitrión en 2013, Perú tuvo que realizar una extensa planificación de años para construir nuevos centros deportivos, mejorar los que ya estaban construidos y elaborar una ruta para que todos sus servicios den el ancho para recibir a deportistas y público. Este evento significó para los peruanos una inversión total de US$1.213 millones.
Ahora es el turno de Chile para trabajar en la preparación, y ya se está pensando cómo Santiago recibirá a este evento en 2023. El gobierno estima una inversión en infraestructura deportiva cercana a los US$46 millones, dejando de lado el gasto de la Villa Panamericana en la comuna de Cerrillos que bordea los US$200 millones. La organización del evento en total estaría en un rango de US$350 millones a US$400 millones.
La semana pasada se lanzó el logo, calentando los motores de lo que será un trabajo que se dará por terminado en el próximo gobierno. Pero antes, la capital tendrá que pasar la prueba de recibir este año la final única de la Copa Libertadores, el APEC y la COP25, lo que va a permitir ver “el funcionamiento de la ciudad cuando tú la sobrecargas con las personas que se movilizan, se alojan en los hoteles, consumen más servicios y llegan al aeropuerto”, comenta la ministra del Deporte, Pauline Kantor.
En lo que resta de 2019 el objetivo de la organización de los juegos es diseñar el calendario sobre en qué días y horarios se desarrollará cada disciplina y los lugares que albergarán las competencias. “Lo que hoy se está definiendo son los recintos nuevos que se tienen que construir, donde gran parte de la infraestructura se generó para los juegos Odesur”, comenta la secretaria de Estado.
Pero lo que es claro es que el Estadio Nacional, el velódromo de Peñalolén, San Carlos de Apoquindo y el Parque O’Higgins serán los centros deportivos claves y la tarea para 2023 es conectarlos a través del Metro y con una flota de transporte que sea totalmente eléctrica.
Por su parte, la intendenta de la Región Metropolitana, Karla Rubilar, destaca que buscan contar con “un plan que conectaría a las principales vías que poseen infraestructura deportiva y que serán un eje fundamental de los juegos”.
Incluso Chile mandó una delegación a Lima para observar los Panamericanos y generar un documento sobre cómo fue la experiencia de la delegaciones y turistas en temas de transporte, seguridad y alimentación, entre otros temas.
El legado que el gobierno busca dejar en Santiago, tras el evento, son los centros que no tan solo puedan ser usados por los deportistas de alto rendimiento, sino también que la gente los pueda aprovechar como parques. Y para no dejar recintos con una capacidad excesiva, se utilizarán construcciones que aumenten el aforo, pero que una vez que se acabe el evento se puedan retirar.
El jefe del Magíster en Proyecto Urbano de la UC, Antonio Lipthay, espera que la realización de estos juegos deportivos sea una oportunidad “de generar una área urbana donde el problema de la integración social empiece a revertirse, porque para hacer grandes instalaciones para colgar publicidad de empresas auspiciadoras creo que no sirve de mucho”. Además, espera que se convoque al mundo académico y privado en lo que a su juicio es una oportunidad para transformar la ciudad.
Mientras que en el tema de ingresos económicos que significará para el país el evento, desde el gobierno prevén que sin duda será un aporte para los sectores de turismo y servicios. Sin embargo, sobre montos específicos, gente cercana a la organización comenta que todavía no se aventuran con una cifra y esperan ver el balance de los juegos de Lima, donde se estiman preliminarmente ingresos por cerca de US$1.600 millones.
Fuente: Pulso, Jueves 25 de Julio de 2019