Jueves, Diciembre 26, 2024

Obras Públicas: Rol integral ante la emergencia

EL MERCURIO – Durante este verano, nuestro país ha sido golpeado sin descanso por la fuerza de una naturaleza cambiante en el norte y por la devastación del fuego en el sur. El cambio climático provocó lluvias altiplánicas de inusual violencia e intensidad, activando quebradas secas en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Para contextualizar la dimensión del fenómeno, en Iquique llovió en tres horas el caudal de precipitaciones equivalente a diez años, siendo el año 1940 el único parangón comparable. La devastación en ciertos sectores rurales de la precordillera del Norte Grande ha sido extrema y ha destruido la frágil infraestructura que permitía actividades agrícolas ancestrales, llevándose consigo historias y memorias de pueblos enteros.
Esta nueva realidad climática plantea importantes desafíos al Ministerio de Obras Públicas, ya sea en labores preventivas, como en asistencia y reacción durante las emergencias, y también en el desarrollo de una infraestructura más robusta y resiliente, acorde con los cambios de los fenómenos naturales.
Conscientes de ello y con el fin de prepararse frente a eventuales lluvias altiplánicas, el MOP, en 2018, llevó a cabo inversiones en los cauces de los ríos desde Copiapó hasta la frontera norte, equivalentes a $6.805 millones. Tales inversiones incluyeron la limpieza de cauces, junto con obras como enrocados, gaviones y encauzamiento de ríos. Además, se revisaron y fortalecieron puentes, se instalaron mallas de contención antiderrumbes, se trabajó en la conservación de badenes y en la limpieza de alcantarillas y sumideros.
Las obras y labores preventivas han conseguido mitigar en parte los efectos de las lluvias y consecuentes aluviones, pero la activación de quebradas secas nos obligará a verificar con mayor nivel de detalle los nuevos riesgos que enfrentamos y proponer nuevos estándares para este tipo de obra pública en nuestro país.
En lo que respecta a la zona sur de Chile, Conaf y Bomberos han hecho ver la necesidad de revisar con sentido crítico las áreas pobladas en sectores aledaños a bosques y pastizales, con el fin de disminuir riesgos de propagación de incendios a través de cortafuegos e identificación de reservas de agua utilizables en caso de siniestros. Lo primero, para aumentar el nivel de protección de las personas y las propiedades, y lo segundo, para asegurar la mayor disponibilidad posible del principal elemento para combatir el fuego.
En las catástrofes vividas en el norte y sur del país, la conectividad ha sido clave para superar el aislamiento, llegar con ayuda oportuna a las personas (agua potable, víveres y medicinas), y para permitir que diversos servicios públicos puedan alcanzar los lugares más afectados. La recuperación de los caminos existentes y la apertura de nuevos accesos para brigadistas, médicos, funcionarios municipales y diversas reparticiones públicas son tareas impostergables que el MOP ha desarrollado con total celeridad para atender a las personas afectadas.
Todo ello ha implicado el trabajo sin descanso de personal del MOP y operadores de maquinaria pesada, quienes, durante esta y todas las emergencias territoriales, desarrollan una silenciosa y encomiable labor que ha permitido salvar vidas y recuperar con mayor agilidad la infraestructura que el país necesita para seguir transitando hacia el desarrollo.
El Presidente Sebastián Piñera nos ha solicitado trabajar con sentido de urgencia y en terreno, tanto en la emergencia como durante la reconstrucción. Y esta última tiene que ser capaz de adaptarse de mejor manera a la naturaleza, lo que incluye la realidad del cambio climático. El estándar de infraestructura que nuestro país requiere es superior al que estábamos acostumbrados, más respetuoso de los procesos naturales. Tenemos la tarea de crear obras resilientes, que nos permitan garantizar una mayor seguridad para todos los chilenos.
Lucas Palacios Covarrubias 
Subsecretario de Obras Públicas
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, domingo 17 de febrero de 2019

EL MERCURIO – Durante este verano, nuestro país ha sido golpeado sin descanso por la fuerza de una naturaleza cambiante en el norte y por la devastación del fuego en el sur. El cambio climático provocó lluvias altiplánicas de inusual violencia e intensidad, activando quebradas secas en las regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Para contextualizar la dimensión del fenómeno, en Iquique llovió en tres horas el caudal de precipitaciones equivalente a diez años, siendo el año 1940 el único parangón comparable. La devastación en ciertos sectores rurales de la precordillera del Norte Grande ha sido extrema y ha destruido la frágil infraestructura que permitía actividades agrícolas ancestrales, llevándose consigo historias y memorias de pueblos enteros.
Esta nueva realidad climática plantea importantes desafíos al Ministerio de Obras Públicas, ya sea en labores preventivas, como en asistencia y reacción durante las emergencias, y también en el desarrollo de una infraestructura más robusta y resiliente, acorde con los cambios de los fenómenos naturales.
Conscientes de ello y con el fin de prepararse frente a eventuales lluvias altiplánicas, el MOP, en 2018, llevó a cabo inversiones en los cauces de los ríos desde Copiapó hasta la frontera norte, equivalentes a $6.805 millones. Tales inversiones incluyeron la limpieza de cauces, junto con obras como enrocados, gaviones y encauzamiento de ríos. Además, se revisaron y fortalecieron puentes, se instalaron mallas de contención antiderrumbes, se trabajó en la conservación de badenes y en la limpieza de alcantarillas y sumideros.
Las obras y labores preventivas han conseguido mitigar en parte los efectos de las lluvias y consecuentes aluviones, pero la activación de quebradas secas nos obligará a verificar con mayor nivel de detalle los nuevos riesgos que enfrentamos y proponer nuevos estándares para este tipo de obra pública en nuestro país.
En lo que respecta a la zona sur de Chile, Conaf y Bomberos han hecho ver la necesidad de revisar con sentido crítico las áreas pobladas en sectores aledaños a bosques y pastizales, con el fin de disminuir riesgos de propagación de incendios a través de cortafuegos e identificación de reservas de agua utilizables en caso de siniestros. Lo primero, para aumentar el nivel de protección de las personas y las propiedades, y lo segundo, para asegurar la mayor disponibilidad posible del principal elemento para combatir el fuego.
En las catástrofes vividas en el norte y sur del país, la conectividad ha sido clave para superar el aislamiento, llegar con ayuda oportuna a las personas (agua potable, víveres y medicinas), y para permitir que diversos servicios públicos puedan alcanzar los lugares más afectados. La recuperación de los caminos existentes y la apertura de nuevos accesos para brigadistas, médicos, funcionarios municipales y diversas reparticiones públicas son tareas impostergables que el MOP ha desarrollado con total celeridad para atender a las personas afectadas.
Todo ello ha implicado el trabajo sin descanso de personal del MOP y operadores de maquinaria pesada, quienes, durante esta y todas las emergencias territoriales, desarrollan una silenciosa y encomiable labor que ha permitido salvar vidas y recuperar con mayor agilidad la infraestructura que el país necesita para seguir transitando hacia el desarrollo.
El Presidente Sebastián Piñera nos ha solicitado trabajar con sentido de urgencia y en terreno, tanto en la emergencia como durante la reconstrucción. Y esta última tiene que ser capaz de adaptarse de mejor manera a la naturaleza, lo que incluye la realidad del cambio climático. El estándar de infraestructura que nuestro país requiere es superior al que estábamos acostumbrados, más respetuoso de los procesos naturales. Tenemos la tarea de crear obras resilientes, que nos permitan garantizar una mayor seguridad para todos los chilenos.
Lucas Palacios Covarrubias 
Subsecretario de Obras Públicas
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, domingo 17 de febrero de 2019

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