Jueves, Noviembre 28, 2024

Nuevo sistema de transporte público RED

LA TERCERA – Hace algunas semanas, el Presidente de la República anunció el nuevo nombre con el que se conocerá el sistema de transporte público metropilitano, que gradualmente dejará atrás al Transantiago. Éste, que recibe el nombre de RED -integra a Metro, buses y metrotren-, incluye la incorporación de buses eléctricos y otros de soporte ecológico, que cumplan normas medioambientales más exigentes, y considera proyectar tres nuevas líneas de Metro, la extensión de tres de las existentes, y trenes de acercamiento a Batuco y Melipilla. En palabras del mandatario: “es una nueva marca, un nuevo concepto, y un nuevo compromiso con el transporte público”, y tiene la aspiración de extenderse al resto del país, para ofrecer un transporte público seguro, moderno y de calidad.
Es positivo que servicios como el transporte público se reformulen y renueven bajo el principio de otorgar un mejor servicio; y es entendible si ello incluye un cambio de imagen y nombre, especialmente cuando el servicio existente en Santiago se asocia a insatisfacción de los usuarios y a expectativas incumplidas desde su lanzamiento, en 2007; ello, sin desconocer la carga financiera que ha significado para el Estado y el costo para la ciudadanía.
Sin embargo, y tal como ocurrió con el propio Transantiago, que ofrecía dejar atrás un sistema atrasado e ineficiente, el solo cambio de nombre no será suficiente, si la ciudadanía no percibe una transformación sustantiva con esta nueva política pública, más allá de ver hoy algunos de buses nuevos circulando.
El transporte público es un tema especialmente sensible, debido a lo experimentado estos últimos años, por lo que será esencial que la ciudadanía perciba los beneficios de forma oportuna y el sistema alcance un nivel de satisfacción acorde a las expectativas.
Es por ello que, a un año desde que las actuales autoridades determinaron declarar desierta la licitación del Transantiago -iniciada por la administración anterior-, debido a que -según lo señalado entonces- “se llevó a cabo en forma improvisada, sin considerar el interés de los usuarios”, y “con los incentivos incorrectos”, genera incertidumbre que aún no exista claridad, más allá de ideas generales, de las bases de las licitaciones.
Actualmente, el proceso depende de lo que determine Hacienda, en cuyas manos están las bases que elaboró el Ministerio de Transportes, y de lo que resuelva luego la Contraloría General de la República; solo en ese momento se podrán conocer las fechas de un proceso que, por su naturaleza, no se anticipa simple ni rápido.
Por tal razón, hubiese sido esperable, primero, implementar los cambios y, luego, dar a conocer la nueva imagen, de manera de no crear expectativas en los usuarios, que los plazos de la burocracia administrativa finalmente puedan derribar; y, por otra parte, tener mayor claridad respecto de los modelos de negocios tras la reforma -proveedor de flota y operador-, dada la historia de evasión y cuantiosos subsidios del sistema.
Con todo, sería esperable que esos finalmente sean bien estructurados, sobre todo considerando que las bases afectarán a la gran mayoría de servicios de transporte de Santiago.
Ver Artículo
Fuente: La Tercera, Miércoles 27 de marzo de 2019

LA TERCERA – Hace algunas semanas, el Presidente de la República anunció el nuevo nombre con el que se conocerá el sistema de transporte público metropilitano, que gradualmente dejará atrás al Transantiago. Éste, que recibe el nombre de RED -integra a Metro, buses y metrotren-, incluye la incorporación de buses eléctricos y otros de soporte ecológico, que cumplan normas medioambientales más exigentes, y considera proyectar tres nuevas líneas de Metro, la extensión de tres de las existentes, y trenes de acercamiento a Batuco y Melipilla. En palabras del mandatario: “es una nueva marca, un nuevo concepto, y un nuevo compromiso con el transporte público”, y tiene la aspiración de extenderse al resto del país, para ofrecer un transporte público seguro, moderno y de calidad.
Es positivo que servicios como el transporte público se reformulen y renueven bajo el principio de otorgar un mejor servicio; y es entendible si ello incluye un cambio de imagen y nombre, especialmente cuando el servicio existente en Santiago se asocia a insatisfacción de los usuarios y a expectativas incumplidas desde su lanzamiento, en 2007; ello, sin desconocer la carga financiera que ha significado para el Estado y el costo para la ciudadanía.
Sin embargo, y tal como ocurrió con el propio Transantiago, que ofrecía dejar atrás un sistema atrasado e ineficiente, el solo cambio de nombre no será suficiente, si la ciudadanía no percibe una transformación sustantiva con esta nueva política pública, más allá de ver hoy algunos de buses nuevos circulando.
El transporte público es un tema especialmente sensible, debido a lo experimentado estos últimos años, por lo que será esencial que la ciudadanía perciba los beneficios de forma oportuna y el sistema alcance un nivel de satisfacción acorde a las expectativas.
Es por ello que, a un año desde que las actuales autoridades determinaron declarar desierta la licitación del Transantiago -iniciada por la administración anterior-, debido a que -según lo señalado entonces- “se llevó a cabo en forma improvisada, sin considerar el interés de los usuarios”, y “con los incentivos incorrectos”, genera incertidumbre que aún no exista claridad, más allá de ideas generales, de las bases de las licitaciones.
Actualmente, el proceso depende de lo que determine Hacienda, en cuyas manos están las bases que elaboró el Ministerio de Transportes, y de lo que resuelva luego la Contraloría General de la República; solo en ese momento se podrán conocer las fechas de un proceso que, por su naturaleza, no se anticipa simple ni rápido.
Por tal razón, hubiese sido esperable, primero, implementar los cambios y, luego, dar a conocer la nueva imagen, de manera de no crear expectativas en los usuarios, que los plazos de la burocracia administrativa finalmente puedan derribar; y, por otra parte, tener mayor claridad respecto de los modelos de negocios tras la reforma -proveedor de flota y operador-, dada la historia de evasión y cuantiosos subsidios del sistema.
Con todo, sería esperable que esos finalmente sean bien estructurados, sobre todo considerando que las bases afectarán a la gran mayoría de servicios de transporte de Santiago.
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Fuente: La Tercera, Miércoles 27 de marzo de 2019

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