EL MOSTRADOR – El inicio del nuevo año trae noticias de mejora para el transporte en Chile, una de las metas anheladas históricamente por la ciudadanía.
Se trata no solo de ciudades que van elevando estándares de infraestructura –en vivienda, equipamientos y espacios públicos–, sino que las comunas y áreas metropolitanas se van conectando con las oportunidades del territorio, en menor tiempo, a pesar de las grandes distancias, con el fin de que las comunidades resulten beneficiadas.
Mientras se inician las obras del Teleférico Bicentenario, los servicios de trenes, por su parte, han tenido una revitalización progresiva a través de diversos proyectos en curso, siendo que ya tenemos el tren rápido entre Santiago y Curicó, que unirá estas ciudades en solo dos horas, y que luego podría llegar a Chillán.
En paralelo y además de sus nuevas líneas y extensiones, la empresa Metro anuncia recursos para mejorar la infraestructura de las líneas 1, 2 y 5, con el fin de actualizar estándares –con una inversión de US$ 1.300 millones–, para una red que ya cuenta con 143 estaciones y que acerca lugares tan distantes como Renca y San Bernardo con el centro de la capital.
También resulta destacable que Valparaíso se una con Santiago, a través de un tren eléctrico de alto estándar, para lo cual se iniciaron estudios técnicos por parte del Ministerio de Obras Públicas, al tiempo de explorar soluciones más rápidas.
También hay desafíos: como la recuperación de fajas ferroviarias, existiendo en varias ciudades una barrera y subutilización que merecen incorporar variables de sustentabilidad y diseño urbano, lo que puede implicar tranvías y reconversión de terrenos.
Por el norte, ciudades como Arica, Antofagasta y Tocopilla, tienen enorme potencial de reconversión, incorporando transporte público a las fajas existentes. En el sur, Talcahuano, Temuco y Puerto Montt aún exploran sus oportunidades de conectividad logística, interregional y metropolitana.
En esa línea, el Consejo de Políticas de Infraestructura ha promovido nuevos y mejores servicios de carga, ha incentivado el uso público y edificación de los terrenos baldíos del Metro y ha dado impulso a la electromovilidad, en medio de un escenario en que se quiere alcanzar la carbononeutralidad en las próximas décadas.
Así, Chile lidera los índices de disponibilidad de infraestructura de Latinoamérica y Santiago se ha consolidado como la ciudad que más buses eléctricos tiene –con casi 2.000 vehículos– después de China, lo que ayuda a disminuir los niveles de ruido y emisiones, en una cuenca declarada como saturada. Y en Concepción, se implementará un electrocorredor con buses con energía limpia.
En definitiva, la idea de tener un transporte limpio se hace realidad, al tiempo que disminuyen la congestión, la contaminación y los tiempos de traslado, con sistemas bien planificados, mejor diseñados y accesibles, que garanticen a la comunidad –independientemente de su nivel de ingresos y ubicación– la opción de acceder a las oportunidades de la ciudad y, de este modo, se despliegue la denominada equidad territorial.
Fuente: El Mostrador, Miércoles 10 de Enero de 2024