PAÍS CIRCULAR – Siempre de una crisis surge una oportunidad, reza el viejo dicho. En este caso, de construir una economía distinta basada en la sostenibilidad tras la pandemia, más aún cuando se cruza con una emergencia climática en ciernes. Un estudio de Climate Action Tracker da cuenta de los avances de algunos gobiernos en esta materia, y de los principales lineamientos que se debieran tener en cuenta para una “recuperación verde” empujada por los paquetes de rescate económico que debieran tener como condición -señalan- compromisos para avanzar hacia las metas de cero emisión. “Los paquetes de recuperación económica verde podrían generar hasta US$ 26 billones en beneficios económicos globales netos, y 65 millones de nuevos empleos con bajas emisiones de carbono a 2030”, afirman.
La pandemia de coronavirus ha de verse como una oportunidad para construir una economía diferente, una en que las finanzas y las acciones impulsen empleos sostenibles, el crecimiento verde y una forma de vida distinta”, dijo hace unos días Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Cuál será el camino para salir de la crisis económica causada por el coronavirus es hoy una de las grandes interrogantes a nivel global, y también en Chile, donde aún se trata de encontrar la nota justa para enfrentar un escenario donde se mezcla la urgencia de aplanar la curva de contagios con las claras muestras del impacto de los efectos de las medidas de confinamiento en la economía nacional. Y muchos apuestan a una recuperación económica verde como la mejor alternativa.
Hoy se estima que el impacto económico de la pandemia superará a la crisis financiera global de 2008, y sus efectos están a la vista. En Estados Unidos, por ejemplo, se perdieron 6,6 millones de empleos en una semana a principios de abril, y en las regiones del Asía Pacífico se prevé que 24 millones de personas permanezcan atrapadas en la pobreza este año. Y esto, además, en el contexto actual de una emergencia climática a nivel global.
Si bien la contracción económica e industrial causada por el coronavirus hará que las emisiones de CO2 caigan entre un 4% y un 11% en 2020, tendencia que podría mantenerse a la baja en 2021 respecto de las cifras previas a la pandemia, si las estrategias de diminución de carbono no se implementan en los paquetes de recuperación económica las emisiones podrían recuperarse rápidamente, e incluso superar los niveles previstos para 2030, advierten los expertos.
Ante ese escenario, la semana pasada Alemania y el Reino Unido llamaron a que los esfuerzos para reanimar la economía global tras la pandemia aseguren “una recuperación verde” que ayude a enfrentar el cambio climático a nivel global, en ligar de regresar a las mismas formas de siempre. “No debemos invertir en tecnologías del pasado”, dijo la ministra alemana del Medio Ambiente, Svenja Schulze, mientras que el secretario de Negocios de Reino Unido, Alok Sharma, afirmó que “el mundo debe trabajar unido, como lo ha hecho para lidiar con la pandemia de coronavirus, para apoyar una recuperación verde y resistente, que no deje a nadie rezagado”.
Una visión que, además, tendría respaldo ciudadano: una encuesta realizada por Ipsos a mediados de abril mostró que un 65% de los encuestados a nivel mundial estuvo de acuerdo en que es importante priorizar el cambio climático en la recuperación económica después del coronavirus, y perciben que la amenaza climática es tan grave como la pandemia. Y a nivel nacional, el Champion Climático de Chile para la COP25, Gonzalo Muñoz, afirmó que la recuperación económica del país debiera contemplar un aumento en la ambición climática incluso por sobre los niveles previos a la crisis.
Pero, ¿qué hacer, y qué no, para una recuperación económica verde? Un reciente estudio publicado por la organización Climate Action Tracker entrega una guía para avanzar en esta materia frente a un escenario que aún permanece incierto.
Intervenciones “verdes” y acciones a evitar
Según señala el análisis de Climate Action Tracker, en materia de suministro de energía y electricidad, las acciones “verdes” que se debieran fomentar en los paquetes de recuperación económica incluyen el soporte directo para tecnologías e infraestructura de cero emisiones, así como reformas fiscales sobre los subsidios a combustibles fósiles. Por el contrario, se debe evitar revivir las plantas de generación térmica “listas para la pala”, tampoco se debe renunciar a las regulaciones ambientales a la industria del petróleo y gas, y no rescatar a las compañías de combustibles fósiles sin condiciones para la transición de cero emisiones.
“La tentación de priorizar los proyectos ‘listos para la pala’ puede favorecer los enfoques comerciales intensivos en carbono, y también puede conducir a una relajación de las regulaciones de planificación y estándares de construcción, lo que lleva al tipo incorrecto de desarrollos en los lugares equivocados”, advierten.
En cuanto al transporte terrestre y la movilidad, proponen la creación de incentivos financieros para vehículos de cero emisiones e inversiones directas en transporte público bajo en carbono, así como evitar retroceder en las normas de emisión para automóviles y rescatar a las empresas automotrices sin condiciones para una transición hacia las cero emisiones.
De la misma manera, agrega, el apoyo a la aviación -uno de los sectores más golpeados por la crisis- debiera ser condicionado al mismo objetivo, así como a la realización de esfuerzos acelerados en I+D. Por el contrario, sería un retroceso revertir regulaciones e impuestos. Para la industria, señalan como positivo la incorporación de dispositivos digitales y de iluminación eficientes, así como la inversión en I+D de tecnología baja en carbono y proyectos pilotos en esta línea para las industrias de acero y cemento. Un mal paso sería revertir las medidas de regulación climática y un apoyo sin condiciones de transición hacia la cero emisión.
En materia del sector construcción, se vería como una señal positiva la modernización de eficiencia energética a edificios ya existentes, y el apoyo a la construcción acelerada de edificios de bajo o cero consumo de energía. Por el contrario, se deben evitar los programas de estímulo para nuevas edificaciones sin criterios de eficiencia energética. Y finalmente, en los que respecta al uso del suelo y la protección del medio ambiente, los expertos señalan que se debe impulsar la restauración del paisaje a gran escala y realizar esfuerzos de reforestación, mientras que sería un retroceso revertir las regulaciones ambientales y desmantelar la protección estatal a los hábitats naturales.
“Si bien las implicancias del Covid-19 aún están en desarrollo, los primeros estudios muestran que es necesaria una estrategia y un enfoque coordinado internacionalmente, sin los cuales serán devastadoras para muchas economías, y podría terminar atrapando especialmente a los países en desarrollo en la pobreza por décadas (…) Existen innumerables beneficios de un estímulo ‘verde’ que ayudarán a generar empleo, mitigar el cambio climático y otros beneficios, incluida la reducción de la contaminación del aire y la seguridad energética”, afirma el estudio.
Lo que están haciendo los gobiernos, y el “marco de estímulo verde”
El estudio de Climate Action Tracker identificó algunas propuestas de paquetes de estímulo verde positivos, entre ellos el anunciado por el gobierno de Austria en abril, que establece que cualquier ayuda estatal a Austrian Airlines deberá estar vinculada a condiciones climáticas específicas, con opciones que incluyen reducir los vuelos de corta distancia, una mayor cooperación con las compañías ferroviarias, un uso más intensivo de combustibles ecológicos y mayores contribuciones fiscales.
La Unión Africana y la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) acordaron trabajar estrechamente para avanzar en las energías renovables en todo el continente para reforzar la respuesta del continente al Covid-19, mientras que numerosos políticos europeos han pedido que se utilice el New Green Deal de la Unión Europea como modelo para los paquetes de recuperación económica de sus estados miembros.
También hay muestras del camino contrario. China aprobó en marzo cinco nuevas termoeléctricas a carbón con una capacidad de 8GW, más que el total aprobado en 2019; en Australia, los gobiernos federales y estatales están presionando por una expansión de las minas a carbón y de las instalaciones de exportación de GNL; y en Estados Unidos se discute un paquete de rescate de US$ 2 billones para la industria del petróleo, gas y automóviles, al tiempo que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) decidió cancelar los estándares de eficiencia de combustible de la era Obama, y ha eliminado una serie de regulaciones contra la contaminación.
¿Cuál es el camino ideal? Climate Action Tracker propone aplicar un marco de estímulo verde que describe “los criterios clave que los encargados de la formulación de políticas deben considerar para cualquier intervención con el fin de abordar con éxito las necesidades a corto plazo con beneficios a largo plazo. El Banco Mundial ha desarrollado un primer borrador de una lista de verificación de sostenibilidad para su discusión, describiendo preguntas clave para evaluar cada uno de estos criterios con más detalle”.
Lo primero, señala, es activar el estímulo económico y la creación de empleo en los próximos 18 meses, que en un escenario de “estímulo ecológico” debieran promover la protección de los empleos existentes y crear nuevas oportunidades de trabajo, las que deberían tener un efecto económico multiplicador en el corto plazo.
En segundo lugar se encuentran las medidas de habilitación, incluidas las perspectivas de crecimiento y una mayor capacidad de recuperación más allá del período de 18 meses. Esto incluye intervenciones que contribuyan al desarrollo de capital humano, natural y físico (como la adopción de tecnologías más eficientes) para fomentar el crecimiento y el alivio de la pobreza.
“Los paquetes de recuperación económica verde -como parte de los esfuerzos más amplios de acción climática- podrían generar hasta US$ 26 billones en beneficios económicos globales netos y 65 millones de nuevos empleos con bajas emisiones de carbono a 2030. Las intervenciones también deberían mejorar la capacidad de recuperación de las sociedades y la infraestructura para futuras conmociones externas como pandemias, desastres naturales y cambio climático”, afirma el estudio.
Por último, un tercer punto es la promoción de la descarbonización y de las perspectivas de crecimiento sostenible. “Las intervenciones de estímulo verde deberían acelerar la adopción de tecnologías bajas en carbono y la infraestructura respectiva para permitir las transiciones sectoriales hacia una descarbonización total”.
“Estas consideraciones clave -señala el reporte- proporcionan un marco de referencia para que los formuladores de políticas determinen y diferencien prácticamente entre ‘hacer el bien’ y ‘no hacer daño’ en sus respuestas de recuperación económica”.
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Fuente: País Circular, Martes 05 de Mayo de 2020
Qué hacer (y qué no) para una recuperación económica verde tras la crisis por Covid-19
PAÍS CIRCULAR – Siempre de una crisis surge una oportunidad, reza el viejo dicho. En este caso, de construir una economía distinta basada en la sostenibilidad tras la pandemia, más aún cuando se cruza con una emergencia climática en ciernes. Un estudio de Climate Action Tracker da cuenta de los avances de algunos gobiernos en esta materia, y de los principales lineamientos que se debieran tener en cuenta para una “recuperación verde” empujada por los paquetes de rescate económico que debieran tener como condición -señalan- compromisos para avanzar hacia las metas de cero emisión. “Los paquetes de recuperación económica verde podrían generar hasta US$ 26 billones en beneficios económicos globales netos, y 65 millones de nuevos empleos con bajas emisiones de carbono a 2030”, afirman.
La pandemia de coronavirus ha de verse como una oportunidad para construir una economía diferente, una en que las finanzas y las acciones impulsen empleos sostenibles, el crecimiento verde y una forma de vida distinta”, dijo hace unos días Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. Cuál será el camino para salir de la crisis económica causada por el coronavirus es hoy una de las grandes interrogantes a nivel global, y también en Chile, donde aún se trata de encontrar la nota justa para enfrentar un escenario donde se mezcla la urgencia de aplanar la curva de contagios con las claras muestras del impacto de los efectos de las medidas de confinamiento en la economía nacional. Y muchos apuestan a una recuperación económica verde como la mejor alternativa.
Hoy se estima que el impacto económico de la pandemia superará a la crisis financiera global de 2008, y sus efectos están a la vista. En Estados Unidos, por ejemplo, se perdieron 6,6 millones de empleos en una semana a principios de abril, y en las regiones del Asía Pacífico se prevé que 24 millones de personas permanezcan atrapadas en la pobreza este año. Y esto, además, en el contexto actual de una emergencia climática a nivel global.
Si bien la contracción económica e industrial causada por el coronavirus hará que las emisiones de CO2 caigan entre un 4% y un 11% en 2020, tendencia que podría mantenerse a la baja en 2021 respecto de las cifras previas a la pandemia, si las estrategias de diminución de carbono no se implementan en los paquetes de recuperación económica las emisiones podrían recuperarse rápidamente, e incluso superar los niveles previstos para 2030, advierten los expertos.
Ante ese escenario, la semana pasada Alemania y el Reino Unido llamaron a que los esfuerzos para reanimar la economía global tras la pandemia aseguren “una recuperación verde” que ayude a enfrentar el cambio climático a nivel global, en ligar de regresar a las mismas formas de siempre. “No debemos invertir en tecnologías del pasado”, dijo la ministra alemana del Medio Ambiente, Svenja Schulze, mientras que el secretario de Negocios de Reino Unido, Alok Sharma, afirmó que “el mundo debe trabajar unido, como lo ha hecho para lidiar con la pandemia de coronavirus, para apoyar una recuperación verde y resistente, que no deje a nadie rezagado”.
Una visión que, además, tendría respaldo ciudadano: una encuesta realizada por Ipsos a mediados de abril mostró que un 65% de los encuestados a nivel mundial estuvo de acuerdo en que es importante priorizar el cambio climático en la recuperación económica después del coronavirus, y perciben que la amenaza climática es tan grave como la pandemia. Y a nivel nacional, el Champion Climático de Chile para la COP25, Gonzalo Muñoz, afirmó que la recuperación económica del país debiera contemplar un aumento en la ambición climática incluso por sobre los niveles previos a la crisis.
Pero, ¿qué hacer, y qué no, para una recuperación económica verde? Un reciente estudio publicado por la organización Climate Action Tracker entrega una guía para avanzar en esta materia frente a un escenario que aún permanece incierto.
Intervenciones “verdes” y acciones a evitar
Según señala el análisis de Climate Action Tracker, en materia de suministro de energía y electricidad, las acciones “verdes” que se debieran fomentar en los paquetes de recuperación económica incluyen el soporte directo para tecnologías e infraestructura de cero emisiones, así como reformas fiscales sobre los subsidios a combustibles fósiles. Por el contrario, se debe evitar revivir las plantas de generación térmica “listas para la pala”, tampoco se debe renunciar a las regulaciones ambientales a la industria del petróleo y gas, y no rescatar a las compañías de combustibles fósiles sin condiciones para la transición de cero emisiones.
“La tentación de priorizar los proyectos ‘listos para la pala’ puede favorecer los enfoques comerciales intensivos en carbono, y también puede conducir a una relajación de las regulaciones de planificación y estándares de construcción, lo que lleva al tipo incorrecto de desarrollos en los lugares equivocados”, advierten.
En cuanto al transporte terrestre y la movilidad, proponen la creación de incentivos financieros para vehículos de cero emisiones e inversiones directas en transporte público bajo en carbono, así como evitar retroceder en las normas de emisión para automóviles y rescatar a las empresas automotrices sin condiciones para una transición hacia las cero emisiones.
De la misma manera, agrega, el apoyo a la aviación -uno de los sectores más golpeados por la crisis- debiera ser condicionado al mismo objetivo, así como a la realización de esfuerzos acelerados en I+D. Por el contrario, sería un retroceso revertir regulaciones e impuestos. Para la industria, señalan como positivo la incorporación de dispositivos digitales y de iluminación eficientes, así como la inversión en I+D de tecnología baja en carbono y proyectos pilotos en esta línea para las industrias de acero y cemento. Un mal paso sería revertir las medidas de regulación climática y un apoyo sin condiciones de transición hacia la cero emisión.
En materia del sector construcción, se vería como una señal positiva la modernización de eficiencia energética a edificios ya existentes, y el apoyo a la construcción acelerada de edificios de bajo o cero consumo de energía. Por el contrario, se deben evitar los programas de estímulo para nuevas edificaciones sin criterios de eficiencia energética. Y finalmente, en los que respecta al uso del suelo y la protección del medio ambiente, los expertos señalan que se debe impulsar la restauración del paisaje a gran escala y realizar esfuerzos de reforestación, mientras que sería un retroceso revertir las regulaciones ambientales y desmantelar la protección estatal a los hábitats naturales.
“Si bien las implicancias del Covid-19 aún están en desarrollo, los primeros estudios muestran que es necesaria una estrategia y un enfoque coordinado internacionalmente, sin los cuales serán devastadoras para muchas economías, y podría terminar atrapando especialmente a los países en desarrollo en la pobreza por décadas (…) Existen innumerables beneficios de un estímulo ‘verde’ que ayudarán a generar empleo, mitigar el cambio climático y otros beneficios, incluida la reducción de la contaminación del aire y la seguridad energética”, afirma el estudio.
Lo que están haciendo los gobiernos, y el “marco de estímulo verde”
El estudio de Climate Action Tracker identificó algunas propuestas de paquetes de estímulo verde positivos, entre ellos el anunciado por el gobierno de Austria en abril, que establece que cualquier ayuda estatal a Austrian Airlines deberá estar vinculada a condiciones climáticas específicas, con opciones que incluyen reducir los vuelos de corta distancia, una mayor cooperación con las compañías ferroviarias, un uso más intensivo de combustibles ecológicos y mayores contribuciones fiscales.
La Unión Africana y la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) acordaron trabajar estrechamente para avanzar en las energías renovables en todo el continente para reforzar la respuesta del continente al Covid-19, mientras que numerosos políticos europeos han pedido que se utilice el New Green Deal de la Unión Europea como modelo para los paquetes de recuperación económica de sus estados miembros.
También hay muestras del camino contrario. China aprobó en marzo cinco nuevas termoeléctricas a carbón con una capacidad de 8GW, más que el total aprobado en 2019; en Australia, los gobiernos federales y estatales están presionando por una expansión de las minas a carbón y de las instalaciones de exportación de GNL; y en Estados Unidos se discute un paquete de rescate de US$ 2 billones para la industria del petróleo, gas y automóviles, al tiempo que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) decidió cancelar los estándares de eficiencia de combustible de la era Obama, y ha eliminado una serie de regulaciones contra la contaminación.
¿Cuál es el camino ideal? Climate Action Tracker propone aplicar un marco de estímulo verde que describe “los criterios clave que los encargados de la formulación de políticas deben considerar para cualquier intervención con el fin de abordar con éxito las necesidades a corto plazo con beneficios a largo plazo. El Banco Mundial ha desarrollado un primer borrador de una lista de verificación de sostenibilidad para su discusión, describiendo preguntas clave para evaluar cada uno de estos criterios con más detalle”.
Lo primero, señala, es activar el estímulo económico y la creación de empleo en los próximos 18 meses, que en un escenario de “estímulo ecológico” debieran promover la protección de los empleos existentes y crear nuevas oportunidades de trabajo, las que deberían tener un efecto económico multiplicador en el corto plazo.
En segundo lugar se encuentran las medidas de habilitación, incluidas las perspectivas de crecimiento y una mayor capacidad de recuperación más allá del período de 18 meses. Esto incluye intervenciones que contribuyan al desarrollo de capital humano, natural y físico (como la adopción de tecnologías más eficientes) para fomentar el crecimiento y el alivio de la pobreza.
“Los paquetes de recuperación económica verde -como parte de los esfuerzos más amplios de acción climática- podrían generar hasta US$ 26 billones en beneficios económicos globales netos y 65 millones de nuevos empleos con bajas emisiones de carbono a 2030. Las intervenciones también deberían mejorar la capacidad de recuperación de las sociedades y la infraestructura para futuras conmociones externas como pandemias, desastres naturales y cambio climático”, afirma el estudio.
Por último, un tercer punto es la promoción de la descarbonización y de las perspectivas de crecimiento sostenible. “Las intervenciones de estímulo verde deberían acelerar la adopción de tecnologías bajas en carbono y la infraestructura respectiva para permitir las transiciones sectoriales hacia una descarbonización total”.
“Estas consideraciones clave -señala el reporte- proporcionan un marco de referencia para que los formuladores de políticas determinen y diferencien prácticamente entre ‘hacer el bien’ y ‘no hacer daño’ en sus respuestas de recuperación económica”.
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Fuente: País Circular, Martes 05 de Mayo de 2020