EL DESCONCIERTO – Todavía no ingresa formalmente, pero la empresa ya habría tenido varios acercamientos informales con autoridades locales, tanto de La Serena como de La Higuera, ambas comunas en la Región de Coquimbo. Se trataría de un nuevo gran proyecto a pocos kilómetros de una zona que está viviendo un doble conflicto medio ambiental con el polémico proyecto minero Dominga, ligado a la familia del dueño de Penta Carlos Alberto Délano, y con el proyecto de puerto Cruz Grande, de la Compañía Minera del Pacífico (CMP).
La idea de Atacama Gold SpA, compañía que está diseñando el nuevo proyecto, es realizar un “Mega Puerto Verde” en la Ensenada Poroto, ubicada entre La Serena y Caleta Los Hornos, en el sector de Teatinos norte.
Fue en 2014 cuando esta empresa compra el proyecto a la firma china Sino Mining Chile S.A., quienes decidieron no continuar con un proyecto minero que incluía la posibilidad de exportación, siendo ahora propiedad de Atacama Gold, quienes cuentan con concesiones marítimas en la zona.
Sin embargo, a pesar de que el proyecto se encuentra finalizando su proceso de factibilidad, la inversión sería de unos US$300 millones y, de acuerdo a la compañía, pronto iniciará el ingreso formal, que esperan completar para fines de 2023. El mega puerto vendría 3 o 4 años después.
La idea de una nueva gran obra en la zona es desconocida todavía para muchos representantes locales y para quienes habitan en el sector, los que se mostraron sorprendidos. Mientras desde la empresa aseguran haber comenzado reuniones con comunidades pesqueras, desde algunas organizaciones miran con suspicacia la posibilidad.
Todavía no han querido hacer pública la envergadura que tendría el puerto, pero estaría pensado para ser multifuncional con carga de mineralización, agroindustria, automóviles, etc. Todo esto como parte de un eslabón de otro plan mayor de alcance multilateral a nivel sudamericano.
Mega Puerto Verde
Elías Cid es un empresario que se ha dedicado principalmente a la construcción y luego a la minería, ligado a diversos proyectos como la construcción del Troncal Sur en Villa Alemana y a negocios mineros en la Región de Atacama. Ahora representa a Atacama Gold y encabeza a Green Port Chile, también vinculada al proyecto de puerto.
De igual forma hizo noticia en septiembre de 2021 tras solicitar al Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) una concesión para explotar minerales en la ribera del Lago Caburga, incluyendo propiedad del Presidente Sebastián Piñera.
En conversación con El Desconcierto, explica que en un “Puerto Verde” buscaría darle igual importancia a las áreas sociales, económicas y medio ambientales. Detalla que el modelo “viene desde Valencia (…) el Puerto Verde se hace compatible o amigo con la actividad local, es compatible con la acuicultura y la pesca. Los pescadores no desaparecen del área”.
Pero lo principal que haría “verde” a este complejo es que “todos los componentes van a ser eléctricos y eso va a marcar la diferencia. Hoy en día no hay ningún puerto con esta política en América Latina”. “Los atracamientos de los barcos bajarán totalmente la huella de carbono, trasladando la energía de combustible a eléctrica para la recalación”, detalla. Para esto, se construiría un parque eólico cercano dedicado al funcionamiento del puerto.
Otro punto que destaca el representante de Atacama Gold es que la zona escogida es mayormente industrial, aunque no en su totalidad, ya que cuenta con otros grandes proyectos aledaños con estudios de impacto ambiental aprobados. “No tendrían por qué no aprobar un puerto que está al lado de una aprobación también de impacto ambiental, como es Enaex y como es El Romeral”, considera.
Además, el empresario enfatiza en que no se generará una nueva ruta marítima por donde pasarán los buques que pudiese causar una irrupción a la fauna de la zona, sino que debido a la cercanía con Coquimbo se utilizaría la misma ruta con la que ya cuenta ese puerto. “No nos vamos hacia el archipiélago, por ningún motivo, nuestro tráfico va a ser por el mismo lado de Coquimbo”, asegura.
No obstante todo lo anterior, consultado por otro tipo de impactos que puede tener un puerto, más allá del tipo de energía en su funcionamiento, como la contaminación acústica y lumínica que afecta a la fauna cercana, Cid reconoció que “en esos dos puntos no habrían tantas variaciones, netamente nuestra política verde va en base a la sustentabilidad de energía, más que nada”.
El Archipiélago de Humboldt
Inicialmente el lugar escogido para el puerto se encontraba más al norte, en la comuna de La Higuera. Pero hace pocos días, la empresa se definió por la mencionada Ensenada Poroto, luego de considerar que la zona, por encontrarse en un sector más industrial y por otros factores técnicos, representaba una mayor factibilidad.
Esto último, entre otras cosas, porque quedaría fuera de la zona de protección medio ambiental. Cid enfatiza en que “si es que el gobierno de Chile tomase hasta este punto el resguardo de la reserva, nosotros quedamos 100% fuera del área del conflicto”.
Sin embargo, de acuerdo a la demarcación que realiza la Alianza de Humboldt, que concentra a diversos grupos y reconocidas organizaciones medioambientales nacionales e internacionales, el proyecto se emplazaría a solo 8 kilómetros aproximadamente del inicio de la zona delimitada, encontrándose a solo 25 kilómetros de las islas Pájaros y Tilgo, que forman parte del archipiélago.
“El Archipiélago de Humboldt, área que se busca proteger, va desde Punta Pájaros, ubicada al norte de Caleta Chañaral de Aceituno, en la región de Atacama, hasta Punta Poroto, ubicada al sur de la comuna de La Higuera, en la región de Coquimbo, abarcando 3.423 km²”, especifican desde la Alianza de Humboldt.
Pero además el proyecto está íntimamente relacionado con otro gran plan en la zona: el Corredor Bioceánico, una infraestructura de ruta comercial entre el Pacífico y el Atlántico que lleva años en planificación y desarrollo. “Acá dependemos, de cierta forma, del gobierno regional y del gobierno central”, afirma Cid. Esto, porque se requerirán de políticas públicas que consoliden el paso de Aguas Negras, en la frontera con Argentina a la altura de esta área, como parte del corredor, lo que no estaría confirmado. Allí se encontraría el principal valor estratégico y comercial de la instalación del puerto.
El corredor internacional sería igual de valioso para los proyectos de Dominga y CMP, incluso Cid reconoce conversaciones con ambos en la materia: “Sí, totalmente, pero más con Dominga. Ellos saben y nos tiene como ‘opción B’ en el caso que se le caiga el proyecto a ellos”.
Para Flavia Liberona, directora ejecutiva de Fundación Terram, tanto la justificación de estar fuera de la zona del archipiélago, como la importancia estratégica del Corredor Bioceánico, son cosas que mirar con suspicacia. “Cualquier mega proyecto de cualquier naturaleza genera impacto, por más que le pongan ‘verde’”, sostiene.
Explica que si bien todavía no se conocen todos los detalles del proyecto, “hay una intervención de todas maneras a todo el borde costero y evidentemente a la flora y la fauna marina. Eso es importante porque es una zona de biodiversidad relevante, no solo para Chile sino que para el planeta”.
“Si la distancia es de 8 kilómetros, en realidad está dentro de lo que uno podría llamar el área de influencia de la propuesta de área protegida que tiene la Alianza de Humboldt (…) va a estar igualmente afectando esa zona”, afirma. Aunque dice que “hay que conocer mucho más detalle de lo que están pretendiendo hacer para poder evaluar el nivel de impacto”. “Esto genera preocupación a las organizaciones ambientales que trabajamos en ese tema”, agrega.
Consultada por el puerto como ensamble del Corredor Bioceánico, Liberona considera que es “un poco extraño”. “Me parece que es un poco especulativo, en el sentido de que si ya hay dos iniciativas, plantear una tercera me parece que es extraño. Más aún cuando el corredor Bioceánico está parado, Argentina lo paró hace unos meses atrás y por lo tanto no hay una fecha en que podría retomarse la conversación sobre este corredor”, argumenta,
“Obviamente esto va a generar alarma en las organizaciones y en la población local, porque es como lo que ha pasado en la bahía de Quintero: siguen y siguen intentando poner cosas en el mismo lugar. Lo que se requiere es una acción de política pública, para definir, primero, si el corredor va o no va. Si el corredor no va ninguno de esos puertos tiene sentido”, sostiene la directora ejecutiva de Terram.
“Eventualmente si va, debería ser la autoridad quien decida dónde genera menor impacto ambiental y las condiciones tecnológicas o de menor impacto con las que una instalación de esta envergadura se puede ejecutar”, complementa.
Por su parte, consultado Cid sobre el historial de luchas ambientales que ha existido en la zona, responde que “indistintamente que haya una resistencia, vamos a tratar de mitigar todos los conflictos que se puedan dar, subsanar y llegar a un buen advenimiento con las comunidades medio ambientales, porque eso es la base del propósito”.
Aunque sentencia: “el progreso para Coquimbo tiene que venir alguna u otra forma. No hay otra salida”.
“¿Queremos eso para la Región de Coquimbo?”
“Nosotros hemos estado luchando porque la idea de Dominga no se instale, además hemos estado tomando esta lucha contra CMP con el proyecto Cruz Grande. Entonces, cuando hablamos además de otro proyecto de esta envergadura, creo que es totalmente inaceptable”, sostiene Javier Vega, consejero regional de Coquimbo y primera mayoría en las pasadas elecciones.
El core explica que “lo que ha pasado finalmente es que estos proyectos en algunos casos pasan inadvertidos, como pasó con CMP (puerto Cruz Grande), y después vienen las repercusiones”. “Lo que puede pasar con esto finalmente, es que la biodiversidad marina y el borde costero que hemos pedido que se reconozca como zona protegida no se pueda concretar, porque este tipo de proyectos lo que hace es frenar la protección”.
Cree que se trata de “otra forma de instalar esta visión macroeconómica de generar un proyecto para el Corredor Bioceánico y además de darle una escapatoria a lo que está pasando hoy día con el puerto de Coquimbo, que está colapsado y actualmente se está discutiendo su ampliación”.
“Cuando hablamos que hay un proyecto que está pensando un mega puerto, es totalmente contradictorio a la lucha medio ambiental que se están dando en el territorio”, considera.
Por su parte, Cid defiende el Mega Puerto Verde y asegura que ya ha habido acercamientos con varias comunidades del sector, las que mirarían favorablemente el proyecto. Además, destaca que “el puerto va a tener una población flotante de 3 mil a 4 mil personas y puestos de trabajo (…) la zona se va a hacer muy habitable, van a haber muchos elementos importantes para las comunidades locales, como La Higuera o La Serena norte. Tanto como reforzamiento en unidades hospitalarias, seguridad, colegios, institutos o reforzamiento social. Prácticamente en esa área se va a formar una nueva ciudad”.
Sobre esto, Vega reconoce que existen efectos positivos en lo económico. “En algún sentido hay un cierto grado de realidad en eso, pero ¿queremos eso para la Región de Coquimbo? ¿Queremos que la región sea una zona de sacrificio?, creo que hoy día estamos en una mirada completamente diferente”, reflexiona y apunta a las señales que está dando en la materia el proceso constituyente, además del proceso de cambio climático mundial.
“Entiendo que tiene que haber una gran inversión, para que haya movilidad económica, pero tenemos que buscar las alternativas para que esto sea muy acorde al cuidado y protección del medio ambiente”, cierra.
Fuente: El Desconcierto, Martes 1 de Marzo de 2022