Sábado, Noviembre 23, 2024

Matriz energética 100% renovable

EL MERCURIO – El cambio en el sector eléctrico en los últimos años es de tal magnitud que algunos expertos comienzan a considerar viable la posibilidad de que Chile llegue a 2040 con una matriz energética 100% renovable. Hace solo dos años, el informe Energía 2050 proponía la meta de disponer de 70% de energías renovables a 2050. Pero la mayor competencia, los cambios tecnológicos y la consiguiente reducción de precios en el sector de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) podrían provocar la aceleración de este proceso.

Este escenario también se explica por las características de naturaleza favorables de nuestro país. En el caso de la energía solar, por ejemplo, el norte del país exhibe condiciones de insolación extremas, escasa nubosidad, y extensos terrenos desérticos en los que se pueden instalar placas fotoeléctricas. Es una zona ideal para energía fotovoltaica. Asimismo, existen áreas en el centro y norte del país en que las centrales eólicas operan con altos factores de planta, es decir, generan una fracción elevada de su capacidad máxima a lo largo del año. Y esto no incluye ni a Aysén ni a Magallanes, donde el potencial eólico es considerable. Existen también otras fuentes de ERNC, como geotermia, biomasa y pequeñas centrales hidráulicas, pero de potencial más limitado.

Uno de los problemas que se deben resolver para aumentar la presencia de ERNC en nuestra matriz energética es el del almacenamiento de energía eficiente y de bajo costo para reemplazar a la solar cuando esta no opera. Asimismo, se requieren sistemas que permitan hacer frente a las variaciones de corto y mediano plazo de generación eólica.

Por ahora, el uso de baterías se ve poco factible, por su alto costo, pero esto está cambiando rápidamente, al punto que en las licitaciones de suministro a clientes regulados ya se han presentado ofertas de proyectos de energía solar, que se llevarían a cabo más adelante, que incluyen baterías. El país ya dispone de otra suerte de baterías: el agua contenida en embalses hidroeléctricos, y en los estanques de las centrales de pasada. Además, existe el proyecto Valhalla en el norte, que bombearía agua de mar hacia un embalse natural y generaría hidroelectricidad durante la noche. Otra opción es intercambiar electricidad con otros países, importando energía en las horas de menor disponibilidad y exportando durante el día.

Es decir, hay soluciones que permitirían elevar la penetración de energías renovables (que incluyen la hidroelectricidad convencional) a niveles mucho mayores.

Un problema que asoma es que hay estudios que muestran efectos ambientales adversos en las cuencas al usar embalses y estanques para fines hidroeléctricos. En el futuro se podrían imponer restricciones o costos que las hagan menos atractivas para operar en forma complementaria a centrales ERNC.

El reciente compromiso de las principales empresas generadoras del país de no iniciar nuevas inversiones termoeléctricas a base de carbón y de cerrar las plantas existentes o en desarrollo al año 2050 es un paso adelante para lograr una matriz energética 100% renovable a 2040. Sin embargo, el logro de esta meta no debe imponerse de manera forzosa, ya que se advierte un alza de costos si se apresura la agenda de este tipo de energías.

Ver columna

Fuente: El Mercurio, Viernes 9 de febrero de 2018

EL MERCURIO – El cambio en el sector eléctrico en los últimos años es de tal magnitud que algunos expertos comienzan a considerar viable la posibilidad de que Chile llegue a 2040 con una matriz energética 100% renovable. Hace solo dos años, el informe Energía 2050 proponía la meta de disponer de 70% de energías renovables a 2050. Pero la mayor competencia, los cambios tecnológicos y la consiguiente reducción de precios en el sector de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) podrían provocar la aceleración de este proceso.

Este escenario también se explica por las características de naturaleza favorables de nuestro país. En el caso de la energía solar, por ejemplo, el norte del país exhibe condiciones de insolación extremas, escasa nubosidad, y extensos terrenos desérticos en los que se pueden instalar placas fotoeléctricas. Es una zona ideal para energía fotovoltaica. Asimismo, existen áreas en el centro y norte del país en que las centrales eólicas operan con altos factores de planta, es decir, generan una fracción elevada de su capacidad máxima a lo largo del año. Y esto no incluye ni a Aysén ni a Magallanes, donde el potencial eólico es considerable. Existen también otras fuentes de ERNC, como geotermia, biomasa y pequeñas centrales hidráulicas, pero de potencial más limitado.

Uno de los problemas que se deben resolver para aumentar la presencia de ERNC en nuestra matriz energética es el del almacenamiento de energía eficiente y de bajo costo para reemplazar a la solar cuando esta no opera. Asimismo, se requieren sistemas que permitan hacer frente a las variaciones de corto y mediano plazo de generación eólica.

Por ahora, el uso de baterías se ve poco factible, por su alto costo, pero esto está cambiando rápidamente, al punto que en las licitaciones de suministro a clientes regulados ya se han presentado ofertas de proyectos de energía solar, que se llevarían a cabo más adelante, que incluyen baterías. El país ya dispone de otra suerte de baterías: el agua contenida en embalses hidroeléctricos, y en los estanques de las centrales de pasada. Además, existe el proyecto Valhalla en el norte, que bombearía agua de mar hacia un embalse natural y generaría hidroelectricidad durante la noche. Otra opción es intercambiar electricidad con otros países, importando energía en las horas de menor disponibilidad y exportando durante el día.

Es decir, hay soluciones que permitirían elevar la penetración de energías renovables (que incluyen la hidroelectricidad convencional) a niveles mucho mayores.

Un problema que asoma es que hay estudios que muestran efectos ambientales adversos en las cuencas al usar embalses y estanques para fines hidroeléctricos. En el futuro se podrían imponer restricciones o costos que las hagan menos atractivas para operar en forma complementaria a centrales ERNC.

El reciente compromiso de las principales empresas generadoras del país de no iniciar nuevas inversiones termoeléctricas a base de carbón y de cerrar las plantas existentes o en desarrollo al año 2050 es un paso adelante para lograr una matriz energética 100% renovable a 2040. Sin embargo, el logro de esta meta no debe imponerse de manera forzosa, ya que se advierte un alza de costos si se apresura la agenda de este tipo de energías.

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Fuente: El Mercurio, Viernes 9 de febrero de 2018

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