PAUTA – Según el primer Catastro de Parques Urbanos de Chile, realizado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) entre 2017 y 2018, en Chile existen 1.678 parques urbanos de norte a sur, los cuales suman en su totalidad más de 5.300 hectáreas al panorama verde nacional.
Pero al momento de implementar un parque o una plaza, las consideraciones deben ir más allá del futuro inmediato. Debe existir seguridad y claridad de que alguien se hará responsable de este espacio en el tiempo, para que no termine convirtiéndose en un sitio eriazo o abandonado.
El arquitecto y cofundador de la Fundación Mi Parque, Julio Poblete, comenta que al momento de crear esta organización se percataron de la existencia de muchos lugares que en algún momento fueron áreas verdes, pero que ya no. “Nos enfrentamos de lleno justamente al tema de quién se hace cargo”, señala Poblete en Voces de la Gran Ciudad.
¿Quién hace qué?
Estas áreas verdes, que podemos encontrar en medio de la ciudad, muchas veces son construidas por los encargados del loteo o por los desarrolladores privados. “Ellos tienen por obligación legal destinar un 7% aproximadamente de la superficie loteada a cesión gratuita de áreas verdes públicas”, explica el arquitecto.
Tras un tiempo bajo la administración del privado, estos espacios deben ser entregados al municipio, y son ellos los encargados de administrar y mantener los parques. He ahí el problema, en muchas ocasiones las municipalidades no cuentan con los recursos necesarios para mantener en condiciones deseables las áreas verdes.
Según comenta Julio Poblete, hoy en día la mantención de cada metro cuadrado de un parque difícilmente baja de los $250 mensuales. “Eso multiplicado por miles de hectáreas es súper incidente”, comenta.
El arquitecto señala que debería llevarse a cabo un cambio sustancial a la hora de diseñar estos espacios. Un ejemplo de esto es el pasto, el cual ocupa casi un 50% de una plaza promedio, y es un gran consumidor de agua. “Hay que empezar a pensar cómo podemos tener un diseño más apropiado, más desértico, por ejemplo, y a propósito del cambio climático, de bajo consumo de agua”, propone Poblete.
El rol de los privados
Debido a los incendios forestales producidos en el Cerro San Cristóbal en 2018, en mayo de este año comenzará una etapa de reforestación en 18 hectáreas del parque. En esta instancia serán plantados 9.000 nuevos árboles, de los cuales 5.000 corresponden a plantas nativas donadas por la empresa CMPC.
Pero Poblete argumenta que más allá de la recuperación y la generación de espacios, el rol de los privados debiera apuntar también a la mantención y el cuidado.
“De qué nos sirve pedirle a un inmobiliario que, por ejemplo, reponga una cierta cantidad de bosque nativo en un lugar que después de 3 años el tiene que acreditar un cierto prendimiento, pero son lugares que quedan abandonados. Versus, por ejemplo, mejorar la forestación y mantención del Cerro San Cristóbal”, comenta Poblete. “Es un tema de foco, siempre estamos pensando en agrandar la mochila, pero no resolviendo el día a día”, agrega.
El aporte ciudadano
Con la participación ciudadana ocurre un aporte similar. El cofundador de la fundación Mi Parque explica que a medida que las personas no sientan que los lugares están hechos para sus necesidades, es difícil que se apropien, los usen y los cuiden.
“Yo creo que aquí hay tres patas fundamentales: los entes públicos, la comunidad y el aporte privado”, señala Poblete. Fundación Mi Parque funciona como un centro de reunión para todos estos actores que buscan crear espacios que enriquezcan los barrios.
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Fuente: Pauta, Miércoles 06 de marzo de 2019
Más que creación: cuidado y mantenimiento
PAUTA – Según el primer Catastro de Parques Urbanos de Chile, realizado por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu) entre 2017 y 2018, en Chile existen 1.678 parques urbanos de norte a sur, los cuales suman en su totalidad más de 5.300 hectáreas al panorama verde nacional.
Pero al momento de implementar un parque o una plaza, las consideraciones deben ir más allá del futuro inmediato. Debe existir seguridad y claridad de que alguien se hará responsable de este espacio en el tiempo, para que no termine convirtiéndose en un sitio eriazo o abandonado.
El arquitecto y cofundador de la Fundación Mi Parque, Julio Poblete, comenta que al momento de crear esta organización se percataron de la existencia de muchos lugares que en algún momento fueron áreas verdes, pero que ya no. “Nos enfrentamos de lleno justamente al tema de quién se hace cargo”, señala Poblete en Voces de la Gran Ciudad.
¿Quién hace qué?
Estas áreas verdes, que podemos encontrar en medio de la ciudad, muchas veces son construidas por los encargados del loteo o por los desarrolladores privados. “Ellos tienen por obligación legal destinar un 7% aproximadamente de la superficie loteada a cesión gratuita de áreas verdes públicas”, explica el arquitecto.
Tras un tiempo bajo la administración del privado, estos espacios deben ser entregados al municipio, y son ellos los encargados de administrar y mantener los parques. He ahí el problema, en muchas ocasiones las municipalidades no cuentan con los recursos necesarios para mantener en condiciones deseables las áreas verdes.
Según comenta Julio Poblete, hoy en día la mantención de cada metro cuadrado de un parque difícilmente baja de los $250 mensuales. “Eso multiplicado por miles de hectáreas es súper incidente”, comenta.
El arquitecto señala que debería llevarse a cabo un cambio sustancial a la hora de diseñar estos espacios. Un ejemplo de esto es el pasto, el cual ocupa casi un 50% de una plaza promedio, y es un gran consumidor de agua. “Hay que empezar a pensar cómo podemos tener un diseño más apropiado, más desértico, por ejemplo, y a propósito del cambio climático, de bajo consumo de agua”, propone Poblete.
El rol de los privados
Debido a los incendios forestales producidos en el Cerro San Cristóbal en 2018, en mayo de este año comenzará una etapa de reforestación en 18 hectáreas del parque. En esta instancia serán plantados 9.000 nuevos árboles, de los cuales 5.000 corresponden a plantas nativas donadas por la empresa CMPC.
Pero Poblete argumenta que más allá de la recuperación y la generación de espacios, el rol de los privados debiera apuntar también a la mantención y el cuidado.
“De qué nos sirve pedirle a un inmobiliario que, por ejemplo, reponga una cierta cantidad de bosque nativo en un lugar que después de 3 años el tiene que acreditar un cierto prendimiento, pero son lugares que quedan abandonados. Versus, por ejemplo, mejorar la forestación y mantención del Cerro San Cristóbal”, comenta Poblete. “Es un tema de foco, siempre estamos pensando en agrandar la mochila, pero no resolviendo el día a día”, agrega.
El aporte ciudadano
Con la participación ciudadana ocurre un aporte similar. El cofundador de la fundación Mi Parque explica que a medida que las personas no sientan que los lugares están hechos para sus necesidades, es difícil que se apropien, los usen y los cuiden.
“Yo creo que aquí hay tres patas fundamentales: los entes públicos, la comunidad y el aporte privado”, señala Poblete. Fundación Mi Parque funciona como un centro de reunión para todos estos actores que buscan crear espacios que enriquezcan los barrios.
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Fuente: Pauta, Miércoles 06 de marzo de 2019