PULSO – La máxima ejecutiva de la sanitaria que opera en la Región Metropolitana llamó a la tranquilidad.
“Somos muy conscientes de que hay una cierta preocupación y alarma en la población de Santiago por posibles restricciones del suministro. Pero les queremos decir que no vemos un riesgo inminente de cortes”, sostuvo Marta Colet, gerenta general de Aguas Andinas, ante el nerviosismo de los consumidores de la Región Metropolitana por los posibles efectos de la megasequía que enfrenta el país.
El tema se ha tomado la agenda en las últimas semanas, luego de que el Presidente Gabriel Boric comentara que dado el nivel de la crisis, “no podemos descartar eventuales racionamientos” en el sector oriente de la capital.
Colet llamó a la tranquilidad durante el conversatorio online “Resiliencia Hídrica: Cómo Santiago enfrenta el cambio climático” organizado por HUB Sustentabilidad de LT-PULSO, en el que estuvo también como panelista Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo (UDD).
Si bien la temporada crítica termina en el mes de abril, debido a que baja el consumo y se avizoran posibilidades de precipitaciones, Aguas Andinas dice estar preparándose para la próxima temporada (verano de 2022-2023) con varias medidas, que se suman a las que han realizado en los últimos años. “Como compañía estamos trabajando en un plan, pero si fuese necesario en algún momento aplicar algún tipo de restricción para distribuir el agua, es algo que se está viendo en detalle con las autoridades, como la Superintendencia de Servicios Sanitarios, con la Onemi, con el Gobierno Regional Metropolitano y las municipalidades. En todo caso, sería un proceso ordenado y con un mínimo de impacto en la ciudad. Insisto, no vemos un riesgo inminente de corte, aunque está claro que estamos al límite”, agregó la ejecutiva de la empresa sanitaria.
Adaptación de la ciudad
Independiente de lo que pueden hacer las empresas sanitarias, “también ayuda cierta contención en el consumo, como el riego de parques y jardines. Eso es fundamental, mientras esperamos la temporada de lluvias”, indicó Colet con respecto a la importancia que tiene el ahorro de este vital elemento por parte de la población.
Al respecto, Pablo Allard comentó que existen diversas formas para que los ciudadanos apliquen medidas de adaptación. “Este es un desafío que no solo se tiene que tomar desde la oferta, sino también desde la demanda. Hay soluciones de distintos niveles de inversión, que van desde cosas tan sencillas como lavarse los dientes con un vaso de agua (en vez de tener corriendo la llave), hasta -para quienes tienen más recursos- reemplazar los pavimentos impermeables por superficies porosas. O reemplazar el césped por especies xerófitas de bajo consumo”, comentó el arquitecto, y reforzó: “Hay un paisajismo árido muy hermoso. Hay que sacarse la idea de que el área verde tiene que ser verde”.
El académico recordó también que, técnicamente, Santiago es una zona árida, ya que evapora más de lo que recibe lluvias. “Lo que pasa es que tenemos (o teníamos) los glaciares que permitían regar el valle. Ahora bien, ante una eventual y remota posibilidad de que algunas comunas (del sector oriente) tengan racionamiento, muchas de esas viviendas tienen reservas, como piscinas u otros lugares de donde sacar agua. Por eso que lo importante es que tenemos que hacer un cambio cultural”.
Reúso de agua
Con respecto a la posibilidad de aprovechar las aguas servidas que genera la ciudad, como ocurre en otros países, Colet indicó que actualmente las biofactorías tratan la totalidad de éstas, transformándola en agua depurada, limpia, que tiene calidad idónea para usos agrícolas. De esta manera, uno de los principales proyectos de los que dispone la compañía es el de reúso, que permitirá transportar parte del agua depurada de la biofactoría Mapocho-Trebal y devolverla al río Maipo para uso en riego de los agricultores, permitiendo así liberar el proporcional de agua directamente desde el río, para ser potabilizada.
“Incluso, se puede considerar en etapas posteriores repotabilizar esa agua, pero para eso se necesitan cambios normativos e incorporar nuevas tecnologías. Pero la solución existe”, recalcó la gerenta general de Aguas Andinas.
La gran deuda
Los dos panelistas se refirieron también a la importancia de ver la gestión hídrica a nivel de ciudad y con respecto a las cuencas. “Eso es clave porque los sistemas, como el agua potable de una ciudad, no son temas que se puedan ver a nivel de una comuna o barrios específicos. Por lo tanto, es bueno que vayamos avanzando hacia una gobernanza metropolitana. Ojalá que a futuro se pueda llegar a un tipo de autoridad metropolitana en temas sanitarios, ya que es un tema que compete a toda la ciudad y a la región, indicó el decano de la Facultad de Arquitectura de la UDD.
En Chile existen cerca de 101 cuencas, cada una con realidades diferentes. Por eso, para Allard, debe haber un trabajo local con quienes comparten dichas cuencas, “siempre poniendo a las personas y la naturaleza por sobre los otros intereses. Aún estamos a tiempo para que se garantice que, al menos en las zonas urbanas, no haya cortes del suministro. Pero el verdadero desafío que debemos enfrentar como país es cómo llegamos con agua potable a las localidades rurales. Esa es la gran deuda”, concluyó Allard.
Fuente: Pulso, Jueves 24 de Marzo de 2022