Jueves, Diciembre 26, 2024

Malas noticias para la economía chilena

LA TERCERA – La incertidumbre económica que han vivido los mercados internacionales esta semana parece ser una constante que terminará contagiando la actividad de todo este año. El lunes, los mercados vivieron su peor jornada desde la crisis financiera de 2008 y ayer mostraron una recuperación acotada que no alcanza para compensar las enormes pérdidas que acumulan en el año.

Una de las causas de la crisis económica es la propagación del coronavirus, que partió afectando fuertemente la actividad en China, pero que luego de su avance por el mundo y principalmente por Europa, los estragos económicos que está produciendo -además de las lamentables víctimas humanas- parecen ser significativos. Esta semana, producto de los efectos de la epidemia en Italia, el gobierno decretó zona roja para todo su territorio, lo que implica poner en cuarentena a unos 60 millones de personas y paralizar casi por completo al responsable del 10% del PIB de la Unión Europea.

Pero lo que gatilló el recrudecimiento de la incertidumbre fue la ruptura del acuerdo de la Organización de Países Exportadores y sus aliados (OPEP+), o más precisamente entre dos actores de peso como son Rusia y Arabia Saudita. Este último país propuso al bloque un recorte en la producción de crudo como respuesta a la menor demanda mundial, con el propósito de evitar una caída en los precios, ofrecimiento que fue rechazado por los rusos. Arabia Saudita reaccionó aplicando un fuerte recorte en los precios del barril, quebrando el cartel y generando la mayor turbulencia financiera en más de una década.

Circunscribir el origen de estos desacuerdos solo al ámbito de una eventual epidemia global parece un error. Lo que revela el quiebre de la OPEP+ es una alta tensión entre Rusia y Estados Unidos, porque la negativa rusa escondía su intención de debilitar a los productores norteamericanos de petróleo esquisto. La pregunta de fondo es si el desacople ruso se limita solo a la producción de crudo o implica algo más. Difícil también es interpretar la respuesta árabe, porque para defender su posición en el mercado internacional del petróleo terminó por derrumbar los precios, justamente lo que buscaba evitar con la propuesta fallida del recorte de producción. Detrás de este movimiento puede estar la intención de barrer con la competencia de Venezuela e Irán, aliados rusos y principales adversarios norteamericanos.

Todo lo anterior es una mala noticia para la economía chilena. A la incertidumbre local -agudizada por el estallido social que mantiene en cuestionamiento variables económicas estructurales- se suma ahora una alta volatilidad externa, que además de contraer la demanda mundial, tendrá serios efectos sobre la inversión y el consumo local, debido al debilitamiento de las expectativas, menores flujos de capital, restricciones crediticias y los efectos contractivos de corto plazo de la depreciación cambiaria, entre otros. De profundizarse este panorama internacional, la economía chilena puede encaminarse este año a su primera contracción en más de una década.

Fuente: La Tercera, Miércoles 11 de Marzo de 2020

LA TERCERA – La incertidumbre económica que han vivido los mercados internacionales esta semana parece ser una constante que terminará contagiando la actividad de todo este año. El lunes, los mercados vivieron su peor jornada desde la crisis financiera de 2008 y ayer mostraron una recuperación acotada que no alcanza para compensar las enormes pérdidas que acumulan en el año.

Una de las causas de la crisis económica es la propagación del coronavirus, que partió afectando fuertemente la actividad en China, pero que luego de su avance por el mundo y principalmente por Europa, los estragos económicos que está produciendo -además de las lamentables víctimas humanas- parecen ser significativos. Esta semana, producto de los efectos de la epidemia en Italia, el gobierno decretó zona roja para todo su territorio, lo que implica poner en cuarentena a unos 60 millones de personas y paralizar casi por completo al responsable del 10% del PIB de la Unión Europea.

Pero lo que gatilló el recrudecimiento de la incertidumbre fue la ruptura del acuerdo de la Organización de Países Exportadores y sus aliados (OPEP+), o más precisamente entre dos actores de peso como son Rusia y Arabia Saudita. Este último país propuso al bloque un recorte en la producción de crudo como respuesta a la menor demanda mundial, con el propósito de evitar una caída en los precios, ofrecimiento que fue rechazado por los rusos. Arabia Saudita reaccionó aplicando un fuerte recorte en los precios del barril, quebrando el cartel y generando la mayor turbulencia financiera en más de una década.

Circunscribir el origen de estos desacuerdos solo al ámbito de una eventual epidemia global parece un error. Lo que revela el quiebre de la OPEP+ es una alta tensión entre Rusia y Estados Unidos, porque la negativa rusa escondía su intención de debilitar a los productores norteamericanos de petróleo esquisto. La pregunta de fondo es si el desacople ruso se limita solo a la producción de crudo o implica algo más. Difícil también es interpretar la respuesta árabe, porque para defender su posición en el mercado internacional del petróleo terminó por derrumbar los precios, justamente lo que buscaba evitar con la propuesta fallida del recorte de producción. Detrás de este movimiento puede estar la intención de barrer con la competencia de Venezuela e Irán, aliados rusos y principales adversarios norteamericanos.

Todo lo anterior es una mala noticia para la economía chilena. A la incertidumbre local -agudizada por el estallido social que mantiene en cuestionamiento variables económicas estructurales- se suma ahora una alta volatilidad externa, que además de contraer la demanda mundial, tendrá serios efectos sobre la inversión y el consumo local, debido al debilitamiento de las expectativas, menores flujos de capital, restricciones crediticias y los efectos contractivos de corto plazo de la depreciación cambiaria, entre otros. De profundizarse este panorama internacional, la economía chilena puede encaminarse este año a su primera contracción en más de una década.

Fuente: La Tercera, Miércoles 11 de Marzo de 2020

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