COPSA – Experto señalaron que hay que revisar cada caso, ya que los cálculos hidrológicos con los que algunos se construyeron ya son muy antiguos.
Más inversión y revisión de los puentes es parte de lo que piden expertos en esta materia, a partir del análisis de las consecuencias del cambio climático en la infraestructura pública. El reciente frente de mal tiempo que ha afectado a la región del Biobío y al país es un ejemplo de ello. En la región del Maule, parte del puente ferroviario Lircay cayó. En tanto, en nuestra zona se vieron crecidas en los cauces de ríos.
Leonardo Daneri, presidente de Copsa, ingeniero civil de la Universidad de Chile y expresidente del Comité de Obras Públicas de la Cámara Chilena de la Construcción, analizó la situación y sostuvo que “para el diseño de caminos, en que los puentes son parte, hay un principal enemigo que es el agua. Por ende, todo se diseña para evitar que el agua los inunde, los sobrepase y los destruya. Hay que ser más preciso en el cálculo y diseño de los puentes”, dijo.
En ese sentido, indicó que al construir un puente hay que calcular cuanta agua va a pasar bajo este. “Eso se hace en base a la hidrología, que es el estudio de las cantidades de agua que caen y cómo escurren hacia los cauces. Sin embargo, el cambio climático cambió todos los datos, ya que en determinados inviernos existen probabilidades de que ocurran escorrentías enormes de agua o sequías. Con el cambio climático, los datos que existían antes ya no sirven, ya que hay puentes que fueron diseñados con una cierta cantidad de agua que pasaría por debajo. Ahora hay lluvias muy concentradas”, explicó.
Por ello, Daneri llamó a invertir y reforzar los puentes en dos principales aspectos. “No hay ninguna obra de ingeniería, por muy bien hecha que esté, que pueda soportar eventos catastróficos. Por lo tanto, para evitar ese problema, hay que reforzar la redundancia, es decir, que si se corta un puente siempre hay que tener una alternativa. El segundo concepto es resiliencia, en que la estructura en sí misma pueda resistir los embates de la naturaleza. Hay que monitorear, reforzar y tener alternativas en los puentes de los principales ríos, entre ellos, el Biobío”.
Sobre la situación de la región, señaló que “el río viene con una caja muy ancha y no tiene grandes arrastres de material fluvial. El puente Bicentenario y el Industrial están diseñados con normas muy estrictas, generadas después del terremoto de 2010. El puente Llacolén, si bien está diseñado con norma anterior, tiene fundaciones muy profundas. No obstante, hay que revisar los puentes más antiguos sobre el río Laja, el de la Ruta 5, pero siempre reforzando la redundancia y la resiliencia”, subrayó.
Colegio de ingenieros
Rody Toro, directivo regional del Colegio de Ingenieros, señaló a su vez que “hay dos puntos de vista a analizar. Uno es todo lo que ocurre bajo el puente que tiene que ver con el cauce del río y el otro es el estructural. Desde el punto de vista hidrológico, hay que estar monitoreando constantemente las capacidades que tenemos, que tiene que ver más con los lechos de los ríos. Cuando hay un caudal muy grande se pueden ver desbordes. Cada vez se construye más cerca de los ríos y eso hace que disminuya el área por el que pase el agua y que los ríos no soporten el caudal”.
Añadió que “cada vez que construimos ciudades vemos menos capacidad de filtración del agua y esos caudales llegan inevitablemente al río. Nosotros tenemos el Andalién y el Biobío, que hay que estar monitoreando constantemente. Ojalá exista una verificación anual respecto a las cuencas”.
Finalmente, Toro señaló que “hay ejemplos en donde se han hecho modificaciones de cauce. Hace poco me tocó revisar el puente sobre el río Andalién, cerca de la ruta hacia Penco, y es muy antiguo. No está malo, pero podría soportar más vehículos, así como el flujo del caudal. Se debiera revisar y mejorar para evitar riesgo de socavones”.
Fuente: Copsa, Viernes 30 de Junio de 2023