Jueves, Diciembre 26, 2024

Las fórmulas para bajar la conflictividad en contratos de grandes obras

DIARIO FINANCIERO – Según estadísticas de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), un tercio de los contratos que se celebran en el país para levantar algún tipo de obra alcanza un alto grado de conflicto durante su desarrollo, y muchos llegan a instancias judiciales, lo que aumenta el costo de los proyectos y, en definitiva, encarece las tarifas que pagan los usuarios.

Según Juan Pablo Halpern, socio del estudio de abogados Alessandri, “aunque los contratos hoy en día son cada vez más detallados, por la complejidad de los proyectos, necesariamente van a surgir situaciones que ni los contratistas ni el dueño previeron. Esto genera mucha tensión y perjudica a ambas partes; al proyecto y, en última instancia, a la sociedad”.

Sofía Parra, socia de la oficina legal Pinsent Masons, en Madrid, cuenta que tras su experiencia de más de catorce años en Europa y Medio Oriente, ha visto cómo los problemas en la industria se van repitiendo, más allá de la cultura y la legislación de cada país. “El problema se multiplica porque las partes que participan de un proyecto de construcción, en vez de unir fuerzas, se dividen y adoptan en muchos casos una actitud litigiosa”, comenta.

Ambos especialistas expondrán hoy en la conferencia “Smart Projects: gestión del Riesgo e Innovación”, organizada por el estudio de abogados Alessandri, la consultora internacional Turner & Townsend y Diario Financiero.

La fórmula para bajar los litigios

En el Reino Unido existía un gran número de litigios en el sector de construcción en los 90, pero desde la implantación de algunas medidas, ha habido una reducción notable de casos en los tribunales.

Según explica Sofía Parra, “la fase previa y obligatoria de ‘adjudicación’ antes de ir a tribunales, y el uso de contratos más colaborativos, con énfasis en la gestión y el cierre de riesgos o reclamos en tiempo real, como los contratos NEC (New Engineering Contract), han ayudado enormemente a disminuir la litigiosidad”.

En Medio Oriente, agrega, también hay muchas disputas de construcción, y el uso extendido de los contratos FIDIC (Internacional Federation of Consulting Engineers) ha generado retroalimentación muy valiosa que ha contribuido, junto con otras regiones, a implementar cambios en la nueva edición de FIDIC 2017.

“No hay un modelo universal que vaya a funcionar en todas las regiones o países, pero quizás sí se pueden considerar algunos elementos de otros modelos y adaptarlos a la realidad de un determinado país. Lo importante es ser consciente de que es necesario un cambio en la mentalidad y en la manera de trabajar de todas las partes involucradas, y eso no va a suceder de la noche a la mañana”, concluye.

Citando al Programa de Corfo Construye 2025, la socia de Pinsent Masons sostiene que Chile parece haber dado ya pasos en este sentido y destaca el trabajo que hace hoy el comité de modernización de los marcos contractuales en la construcción, al promover un nuevo estándar de contratos.

Mal contrato, un fracaso

Halpern, en tanto, asegura que para evitar impactos negativos y conflictos, las etapas tempranas son esenciales. A pesar de lo paradójico que pueda sonar, un buen proyecto mal manejado puede ser exitoso, pero un mal contrato -aunque sea bien manejado- será siempre un fracaso. “La tormenta perfecta se da cuando hay un mal proyecto mal manejado, como el puente Cau Cau”, expone.

Halpern propone incluir mecanismos tempranos de resolución de controversias, entre los que destaca la iniciativa liderada por el Centro de Innovación para la Infraestructura, la CChC y el MOP. Agrega que existen múltiples recomendaciones y una de ellas es elegir la forma contractual adecuada al tipo de proyecto, con una buena asignación de riesgos y evitando la tentación de traspasárselos todos a la empresa constructora.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 02 de agosto de 2018

DIARIO FINANCIERO – Según estadísticas de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), un tercio de los contratos que se celebran en el país para levantar algún tipo de obra alcanza un alto grado de conflicto durante su desarrollo, y muchos llegan a instancias judiciales, lo que aumenta el costo de los proyectos y, en definitiva, encarece las tarifas que pagan los usuarios.

Según Juan Pablo Halpern, socio del estudio de abogados Alessandri, “aunque los contratos hoy en día son cada vez más detallados, por la complejidad de los proyectos, necesariamente van a surgir situaciones que ni los contratistas ni el dueño previeron. Esto genera mucha tensión y perjudica a ambas partes; al proyecto y, en última instancia, a la sociedad”.

Sofía Parra, socia de la oficina legal Pinsent Masons, en Madrid, cuenta que tras su experiencia de más de catorce años en Europa y Medio Oriente, ha visto cómo los problemas en la industria se van repitiendo, más allá de la cultura y la legislación de cada país. “El problema se multiplica porque las partes que participan de un proyecto de construcción, en vez de unir fuerzas, se dividen y adoptan en muchos casos una actitud litigiosa”, comenta.

Ambos especialistas expondrán hoy en la conferencia “Smart Projects: gestión del Riesgo e Innovación”, organizada por el estudio de abogados Alessandri, la consultora internacional Turner & Townsend y Diario Financiero.

La fórmula para bajar los litigios

En el Reino Unido existía un gran número de litigios en el sector de construcción en los 90, pero desde la implantación de algunas medidas, ha habido una reducción notable de casos en los tribunales.

Según explica Sofía Parra, “la fase previa y obligatoria de ‘adjudicación’ antes de ir a tribunales, y el uso de contratos más colaborativos, con énfasis en la gestión y el cierre de riesgos o reclamos en tiempo real, como los contratos NEC (New Engineering Contract), han ayudado enormemente a disminuir la litigiosidad”.

En Medio Oriente, agrega, también hay muchas disputas de construcción, y el uso extendido de los contratos FIDIC (Internacional Federation of Consulting Engineers) ha generado retroalimentación muy valiosa que ha contribuido, junto con otras regiones, a implementar cambios en la nueva edición de FIDIC 2017.

“No hay un modelo universal que vaya a funcionar en todas las regiones o países, pero quizás sí se pueden considerar algunos elementos de otros modelos y adaptarlos a la realidad de un determinado país. Lo importante es ser consciente de que es necesario un cambio en la mentalidad y en la manera de trabajar de todas las partes involucradas, y eso no va a suceder de la noche a la mañana”, concluye.

Citando al Programa de Corfo Construye 2025, la socia de Pinsent Masons sostiene que Chile parece haber dado ya pasos en este sentido y destaca el trabajo que hace hoy el comité de modernización de los marcos contractuales en la construcción, al promover un nuevo estándar de contratos.

Mal contrato, un fracaso

Halpern, en tanto, asegura que para evitar impactos negativos y conflictos, las etapas tempranas son esenciales. A pesar de lo paradójico que pueda sonar, un buen proyecto mal manejado puede ser exitoso, pero un mal contrato -aunque sea bien manejado- será siempre un fracaso. “La tormenta perfecta se da cuando hay un mal proyecto mal manejado, como el puente Cau Cau”, expone.

Halpern propone incluir mecanismos tempranos de resolución de controversias, entre los que destaca la iniciativa liderada por el Centro de Innovación para la Infraestructura, la CChC y el MOP. Agrega que existen múltiples recomendaciones y una de ellas es elegir la forma contractual adecuada al tipo de proyecto, con una buena asignación de riesgos y evitando la tentación de traspasárselos todos a la empresa constructora.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 02 de agosto de 2018

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