LA TERCERA – En Chile, más del 87% de la población vive en ciudades, pero solo el 11,6% de estos posee el estándar recomendado de superficie de plazas y parque por habitante. La desigualdad en espacios públicos existe. Acá, especialistas explican dónde hay que poner el foco para seguir avanzando cuando la gente vuelva a habitar las calles.
En tiempos en que más de la mitad de la población mundial actual reside en zonas urbanas, Chile no es la excepción. Hoy, cerca del 87% del país vive en ciudades según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNDU), por lo que revisar el devenir de las ciudades y los espacios en los que compartimos se ha vuelto tema.
El espacio público, definido como el espacio social que compartimos -como calles, parques y plazas- es fundamental para el desarrollo económico y social de sus habitantes. Y por lo mismo, aunque su implementación es clave, siempre está presente como una de las “deudas urbanas” que persisten.
Si bien el 85,5% de los chilenos vive a menos de 400 metros de distancia de una plaza pública, el estándar recomendado para la calidad de vida urbana; sólo 18 de 117 comunas cuentan con el número aconsejado de superficie de plazas y parques por habitante (10 m2), equivalente al 11,6% de la población que vive en ciudades con más de 50 mil habitantes, según los análisis del Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano (SIEDU).
Otra forma de medir esta desigualdad es que el 51% de las comunas están por debajo del rango de los 5 m2 de áreas verdes en espacios públicos por habitante. Y si solo nos enfocamos en Santiago, mientras Vitacura cuenta con 19.06 m2 por habitante, La Pintana alcanza solo 3.45 m2.
Paz Serra, jefa de la División de Desarrollo Urbano del Minvu, rescata precisamente el valor y trabajo que se está haciendo para reducir la brecha urbana.
“Los espacios públicos son fundamentales en la construcción de ciudades más justas e integradas para todos, por ello, como ministerio los contemplamos transversalmente en todos nuestros programas. Esto permite que comunas que presentan déficits puedan elevar su calidad de vida, como lo estamos haciendo con la construcción del Parque Mapocho Río, que beneficiará a las comunas de Quinta Normal y Cerro Navia, revitalizando una ribera hoy ocupada por basurales y sitios eriazos”, destacó.
Para Sergio Baeriswyl, presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), institución gubernamental creada para discutir y velar por la implementación de la Política Nacional de Desarrollo Urbano, la tarea está en pensar el futuro de las ciudades bajo el prisma de la integración social, buscando mejorar las oportunidades de los distintos residentes a los servicios y estándares adecuados a las grandes urbes.
De esta manera, para el CNDU, la regeneración urbana surge como el principal desafío de cara a mejorar los espacios públicos. Es decir, buscar mejorar, remodelar y recuperar lugares de la ciudad están desprovista de servicios, partiendo por identificar lo que se tiene y entregarle un nuevo valor.
Una solución en conjunto
Actualmente, el espacio público es administrado por el municipio respectivo, lo que da a entender la diferencia entre las comunas con mayores y bajos ingresos. En el caso de comunas más empobrecidas, la mayoría de sus viviendas están exentas del pago de contribuciones, una de las fuentes principales que las autoridades utilizan para generar ingresos, o el número de patentes comerciales que tienen no es muy alto, por lo que dependen mayoritariamente del fondo común municipal (FCM).
Según los especialistas, casi el 30 % de una ciudad debería corresponder a espacio público. Al ser superficies grandes, significan a la larga terrenos costosos de mantener, lo que además genera un deterioro considerable si es que no se tiene el cuidado. Para hacer frente al cuidado y creación de espacios para todos, entre octubre de 2019 y enero de 2020, el CNDU elaboró una Agenda Social Urbana, que reúne propuestas con foco en accesibilidad de vivienda integrada, compromiso ciudadano y gestión local. “Lo que nosotros hemos planteado como consejo es que una forma importante de lograr elevar el estándar de servicio de los barrios es aumentando la cantidad de recursos que tienen los municipios, con una mejor asignación de para poder equiparar la diferencia entre estos”.
Por supuesto, la asignación de recursos, sobre todo cuando hay gastos que surgen de emergencias como la pandemia, no siempre da el ancho para crear y mantener todos los espacios que se necesitan, por lo que desde el Minvu se muestra el apoyo a propuestas que empujan la sinergia entre las organizaciones públicas y los privados.
“Sabemos que el esfuerzo no solo debe venir de lo público, por esta razón, las alianzas público-privadas son parte fundamental de la futura Política Nacional de Parques Urbanos, que establece, por ejemplo, formas de financiamiento colectivo, con el fin de involucrar a la sociedad civil en la cogestión y conservación de estos espacios públicos”, explicó Paz Serra
Felipe Arteaga, especialista en temas habitacionales y ex director ejecutivo de la Fundación Vivienda, en tanto, dice que, “poner al municipio al frente” significa elevar la última cadena política que mantiene el contacto directo con los ciudadanos, para buscar desde ahí cuáles son los elementos que hay que corregir para así contribuir en el acceso y mejoras de parques y áreas verdes.
El espacio público en la pandemia
Pero a toda esta problemática, hay un nuevo factor que afectará nuestra relación como ciudadanos con los lugares comunitarios: el Coronavirus. En plena crisis mundial, nuestra relación con el espacio público va a ser clave para volver a la normalidad.
Con la distancia social como la normativa a cumplir, el CNDU lanzó recientemente un documento titulado “Recomendaciones para las Ciudades Chilenas frente a la Pandemia”, donde se sugieren acciones para poder volver a relacionarnos en los puntos de encuentro.
Dentro de las recomendaciones prevalecen las intervenciones de urbanismo táctico en los espacios públicos, particularmente en aquellos de gran concentración de personas como son los núcleos centrales de las ciudades, desde plazas a supermercados.
Entre los puntos más relevantes destaca “demarcar pavimentos y señaléticas de bajo costo, que permitan la circulación de las personas y su acceso a los diferentes servicios manteniendo las distancias de cuidado”. Ejemplo de esto es Chillán, donde las autoridades cerraron el casco histórico para que las personas puedan desplazarse con el distanciamiento sanitario adecuado.
Otra medida recomendada es ensanchar las veredas, restringiendo los estacionamientos en superficie en el espacio público para que las personas puedan desplazarse con mayor seguridad o impulsar acciones que protejan a los peatones cuando tengan que realizar filas para acceder a comercio o servicios. El presidente del CNDU explica: “El espacio público se ha transformado en un espacio de espera, para entrar al banco, a la farmacia, para lograr los distanciamientos adecuados, y es tan sencillo como marcar el pavimento para educar y mantener los protocolos”.
A la lista se suma aumentar significativamente la extensión de las redes de ciclovías, siendo la bicicleta un medio de transporte saludable y que previene riesgos de contagio, establecer horarios diferenciados de entrada y salida tanto de trabajadores como de estudiantes para desconcentrar las horas punta y reducir el hacinamiento, crear jornadas combinadas entre días de trabajo presencial y días de trabajo a distancia, entre otras.
Frente a las medidas, el presidente del consejo ve a la pandemia como una oportunidad “para repensar a las ciudades como un hábitat saludable, no solo como un espacio de productividad. Eso puede que nos reporte una manera de hacer ciudad distinta, queremos ser optimistas con el futuro pese a que vivimos momentos complejos.”
Fuente: La Tercera, Miércoles 24 de Junio de 2020