EL MERCURIO – Seis meses de trabajo, análisis de imágenes satelitales y de Google Earth, uso de drones, visitas en terreno, entrevistas a los pobladores, modelaciones. Una diversidad de recursos empleó el equipo de hidrólogos de la Universidad de Chile para elaborar un balance hídrico de la laguna de Aculeo, proyecto financiado con fondos del Gobierno Regional Metropolitano. El que fuera uno de los mayores acopios naturales de agua de esta región se secó prácticamente por completo el año pasado, al menos en la superficie.
Los resultados, que se entregarán hoy en forma oficial, indican que sin la megasequía la laguna no se habría secado.
Ni la sequía de 1968 fue tan severa como para secar Aculeo. Claro que en esa época el consumo era más bajo que el actual, la escasez de agua ocurrió en el marco de un ciclo natural de dos años de sequía por 18 de lluvias, dice Pilar Barría, ingeniera hidráulica de la Facultad de Ciencias Forestales y Conservación de la U. de Chile y quien dirigió el estudio. “Esa ciclicidad se rompió desde 2010 y ha habido una secuencia de años con precipitaciones bajo el promedio”.
Hacia la recuperación
Según determinaron los especialistas, la precipitación de la presente década (2010-2018) es aproximadamente 38% menor que el promedio histórico, mientras el consumo de agua se ha incrementado en 15% desde la década del 90. Si bien el mayor consumidor del recurso en la cuenca es la agricultura, su demanda por agua no se ha incrementado en las últimas décadas e incluso la superficie agrícola ha disminuido levemente.
El aumento registrado obedece al crecimiento de la población en torno a la laguna y al de las parcelas de agrado. Pero tampoco eso explica por completo la desaparición del agua, ya que el mayor consumo ocurrió mucho antes de la sequía. “Si hubiera sido esa la principal razón, la laguna se habría secado mucho antes”, argumenta.
La investigación, para la cual la Intendencia Metropolitana aportó $100 millones, no solo contempla establecer las causas del fenómeno. El trabajo continúa ahora con la proposición de soluciones y de una campaña de educación ambiental.
“Este análisis sin duda nos recalca que los efectos del cambio climático son irreversibles, haciéndonos valorar aún más nuestros recursos naturales que todos debemos cuidar y respetar”, destaca la intendenta metropolitana Karla Rubilar.
En paralelo, la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas impulsa un plan de recuperación. Ya declaró la zona como área restringida para la extracción de aguas subterráneas y dejó de otorgar derechos de agua.
“Este plan busca reforzar las fiscalizaciones en el sector e intensificar el monitoreo de aguas superficiales y subterráneas”, explica Óscar Cristi, director general de la DGA. A ello se suman acuerdos de gestión, prorrateo y otras medidas relacionadas con los usuarios.
No obstante, tales acciones están más relacionadas con enfrentar la crisis más que con restaurar el espejo de agua, reconoce Barría. Para ello, deberán determinar el flujo de caudal que es necesario entregar a la laguna para recuperar los niveles y mantenerlos en el largo plazo, incluso con sequía. Esto implicaría no solo gestión, sino, eventualmente, desviar agua desde otras cuencas cercanas.
“Esta es una primera manifestación de los impactos del cambio climático y de los patrones de precipitación, y muestra lo urgente que es comenzar a adaptarnos”.
Pilar Barría
Ingeniera hidráulica
U. de Chile
Fuente: El Mercurio, Miércoles 19 de Junio de 2019