Martes, Noviembre 19, 2024

La infraestructura que Chile requiere para despegar hacia el desarrollo pleno, por Felipe Ulloa

LA TERCERA – La pandemia por Covid-19 generó una contracción económica en los países de América Latina de hasta un 10% en algunos casos, según informó el año pasado el Banco Interamericano de Desarrollo. No obstante lo anterior, es sabido que después de una crisis hay mucho margen para crecer, sobre todo por la vía de la generación de infraestructura para el desarrollo sostenible, sumado a la digitalización. De hecho, el Banco Central ya estima que Chile lo hará del orden de un 5% durante este 2021.

Pero para ello, el país necesita generar al interior de las regiones un Plan de Desarrollo de Transportes Público Nacional y su infraestructura asociada. Sólo Transantiago cuesta US$ 2.000 millones al año (1% a 1,5% del PIB anual), lo cual supone una reproducción de inequidad desde el Estado, pues mientras Santiago está en niveles de 2020, las regiones llegan recién a 1980. Es necesario, además, reforzar la red de metros, que incluye el metrotren en Antofagasta usando la faja existente, el tranvía en La Serena, ampliar el metro de Valparaíso, iniciar el metro en Rancagua, extender el Biotrén en Concepción y conectar Puerto Montt con ciudades mediante tren de cercanías. Por su parte, todas las ciudades deberían contar desde este año con un Plan de Ciclovías conectadas con redes de transporte público, usando criterios de multimodalidad (hoy inexistentes en todo el sistema).

De igual manera, entre las regiones es pertinente generar ampliaciones de autopistas (Santiago-Valparaíso y Santiago-San Antonio con al menos cuatro pistas por sentido) y desarrollar conexión de puertos con ferrocarriles de carga en el área centro sur. Además, si se considera que la Región Metropolitana posee más de 6,5 millones de habitantes, es pertinente pensar en una ampliación a cinco pistas por sentido de la carretera 5 Norte y 5 Sur a las salidas de la capital hasta los empalmes de mayor tráfico. También se debe avanzar hacia conexiones de vuelos entre regiones sin tener que pasar por Santiago haciendo que cada aeropuerto regional tenga un carácter de aeropuerto internacional. Lo anterior, debería estar contenido en un Plan Director de Infraestructura para el Desarrollo.

También el país requiere de un Plan de Conectividad Digital. Tras la pandemia, las sociedades pudieron evaluar en todo el mundo la existencia de nuevos procesos de trabajo en el ámbito del teletrabajo. Por ejemplo, varias universidades en el mundo y en Chile (Usach, Depto de ingeniería industrial) han comenzado a ampliar sus fronteras ofreciendo programas de pre y posgrado vía online en varios idiomas desde este año. El teletrabajo ofrecerá la posibilidad de incrementar el PIB al incorporar nuevas formas de trabajo deslocalizado y atemporal. Estas nuevas tecnologías reducirán costos del orden de un 10% a 50% para el caso del sector de la construcción, en lo que se ha denominado “Construir Mejor” (’’build back better’’).

Como las personas son lo más importante, se hace aún más necesario levantar inversión y avanzar en crecimiento económico y desarrollo durante este 2021, sobre la base de la generación de un Plan para el Desarrollo Social y la Inclusión, partiendo primero por privilegiar los espacios públicos al interior de la ciudad. Así pues, al interior de la Región Metropolitana, mientras las comunas del sector oriente poseen 16 y más metros cuadrados de áreas verdes por habitante, las comunas de la periferia solo tienen áreas cafés y a los más 30 centímetros cuadrados de prados, los que más encima se encuentran en condiciones deficientes. El punta pie inicial es invertir en espacios públicos de calidad y ejecutar en paralelo un Plan Nacional de Vivienda Social Inclusiva para cerrar las brechas en todo el país (con un metraje vital no inferior a 70 metros cuadrados).

Todo lo anterior no está ajeno a la realidad global del cambio climático. Chile ha registrado alzas en sus marejadas en el norte y hay puertos de combustibles que solo pueden operar tres meses durante el año. ¿Qué hacer? ¿cambiar la matriz energética o construir nuevos puertos de combustibles?, los costos son incrementales. También se han registrado aluviones en varias regiones del país por “lluvias inusuales”, entonces urgen algunas interrogantes: ¿La red de carreteras y puentes del país puede resistir frente a estos cambios climáticos?, ¿las redes de distribución de agua potable, alcantarillas y empresas sanitarias podrán seguir brindando un alto nivel de servicios frente a las incertidumbres ya descritas? ¿Cuánto se debe invertir para adecuarse al cambio climático? Se necesita entonces un Plan de Inversión para El Cambio Climático, cuyo acento esté dado en una nueva estructura tarifaria y programa de inversiones.

La Infraestructura Para El Desarrollo es una mirada en la cual convergen los aspectos claves de la infraestructura para la logística nacional, es decir, carreteras, puertos, pasos fronterizos, aeropuertos y trenes que impactan favorablemente sobre la exportación de los productos que genera el país. No obstante, esta misma Infraestructura para El desarrollo debe mejorar la vida de las personas en cuanto a su movilidad y habitabilidad. Es por eso que se deben elevar los estándares del transporte público en todas las regiones del país y los espacios públicos y viviendas sociales. Además, esta Infraestructura para El desarrollo debe garantizar altos niveles de conectividad para cerrar la brecha digital y permitir la creación de nuevos empleos.

El desafío para el 2021, entre otros, es de crecimiento económico y generación de trabajo. Así pues, es sabido que, mediante el desarrollo de infraestructura, los países crecen y su población cumpla con las proyecciones de vida. Desde el interior de las crisis surgen también las grandes oportunidades y retos. La Infraestructura para el Desarrollo es el momento oportuno que tiene Chile para absorber a los tres millones de chilenos que vieron destruido su empleo tras la pandemia, de ver nuevamente con claridad y cumplir con sus expectativas de futuro.

Fuente: La Tercera, Martes 02 de Marzo de 2021

LA TERCERA – La pandemia por Covid-19 generó una contracción económica en los países de América Latina de hasta un 10% en algunos casos, según informó el año pasado el Banco Interamericano de Desarrollo. No obstante lo anterior, es sabido que después de una crisis hay mucho margen para crecer, sobre todo por la vía de la generación de infraestructura para el desarrollo sostenible, sumado a la digitalización. De hecho, el Banco Central ya estima que Chile lo hará del orden de un 5% durante este 2021.

Pero para ello, el país necesita generar al interior de las regiones un Plan de Desarrollo de Transportes Público Nacional y su infraestructura asociada. Sólo Transantiago cuesta US$ 2.000 millones al año (1% a 1,5% del PIB anual), lo cual supone una reproducción de inequidad desde el Estado, pues mientras Santiago está en niveles de 2020, las regiones llegan recién a 1980. Es necesario, además, reforzar la red de metros, que incluye el metrotren en Antofagasta usando la faja existente, el tranvía en La Serena, ampliar el metro de Valparaíso, iniciar el metro en Rancagua, extender el Biotrén en Concepción y conectar Puerto Montt con ciudades mediante tren de cercanías. Por su parte, todas las ciudades deberían contar desde este año con un Plan de Ciclovías conectadas con redes de transporte público, usando criterios de multimodalidad (hoy inexistentes en todo el sistema).

De igual manera, entre las regiones es pertinente generar ampliaciones de autopistas (Santiago-Valparaíso y Santiago-San Antonio con al menos cuatro pistas por sentido) y desarrollar conexión de puertos con ferrocarriles de carga en el área centro sur. Además, si se considera que la Región Metropolitana posee más de 6,5 millones de habitantes, es pertinente pensar en una ampliación a cinco pistas por sentido de la carretera 5 Norte y 5 Sur a las salidas de la capital hasta los empalmes de mayor tráfico. También se debe avanzar hacia conexiones de vuelos entre regiones sin tener que pasar por Santiago haciendo que cada aeropuerto regional tenga un carácter de aeropuerto internacional. Lo anterior, debería estar contenido en un Plan Director de Infraestructura para el Desarrollo.

También el país requiere de un Plan de Conectividad Digital. Tras la pandemia, las sociedades pudieron evaluar en todo el mundo la existencia de nuevos procesos de trabajo en el ámbito del teletrabajo. Por ejemplo, varias universidades en el mundo y en Chile (Usach, Depto de ingeniería industrial) han comenzado a ampliar sus fronteras ofreciendo programas de pre y posgrado vía online en varios idiomas desde este año. El teletrabajo ofrecerá la posibilidad de incrementar el PIB al incorporar nuevas formas de trabajo deslocalizado y atemporal. Estas nuevas tecnologías reducirán costos del orden de un 10% a 50% para el caso del sector de la construcción, en lo que se ha denominado “Construir Mejor” (’’build back better’’).

Como las personas son lo más importante, se hace aún más necesario levantar inversión y avanzar en crecimiento económico y desarrollo durante este 2021, sobre la base de la generación de un Plan para el Desarrollo Social y la Inclusión, partiendo primero por privilegiar los espacios públicos al interior de la ciudad. Así pues, al interior de la Región Metropolitana, mientras las comunas del sector oriente poseen 16 y más metros cuadrados de áreas verdes por habitante, las comunas de la periferia solo tienen áreas cafés y a los más 30 centímetros cuadrados de prados, los que más encima se encuentran en condiciones deficientes. El punta pie inicial es invertir en espacios públicos de calidad y ejecutar en paralelo un Plan Nacional de Vivienda Social Inclusiva para cerrar las brechas en todo el país (con un metraje vital no inferior a 70 metros cuadrados).

Todo lo anterior no está ajeno a la realidad global del cambio climático. Chile ha registrado alzas en sus marejadas en el norte y hay puertos de combustibles que solo pueden operar tres meses durante el año. ¿Qué hacer? ¿cambiar la matriz energética o construir nuevos puertos de combustibles?, los costos son incrementales. También se han registrado aluviones en varias regiones del país por “lluvias inusuales”, entonces urgen algunas interrogantes: ¿La red de carreteras y puentes del país puede resistir frente a estos cambios climáticos?, ¿las redes de distribución de agua potable, alcantarillas y empresas sanitarias podrán seguir brindando un alto nivel de servicios frente a las incertidumbres ya descritas? ¿Cuánto se debe invertir para adecuarse al cambio climático? Se necesita entonces un Plan de Inversión para El Cambio Climático, cuyo acento esté dado en una nueva estructura tarifaria y programa de inversiones.

La Infraestructura Para El Desarrollo es una mirada en la cual convergen los aspectos claves de la infraestructura para la logística nacional, es decir, carreteras, puertos, pasos fronterizos, aeropuertos y trenes que impactan favorablemente sobre la exportación de los productos que genera el país. No obstante, esta misma Infraestructura para El desarrollo debe mejorar la vida de las personas en cuanto a su movilidad y habitabilidad. Es por eso que se deben elevar los estándares del transporte público en todas las regiones del país y los espacios públicos y viviendas sociales. Además, esta Infraestructura para El desarrollo debe garantizar altos niveles de conectividad para cerrar la brecha digital y permitir la creación de nuevos empleos.

El desafío para el 2021, entre otros, es de crecimiento económico y generación de trabajo. Así pues, es sabido que, mediante el desarrollo de infraestructura, los países crecen y su población cumpla con las proyecciones de vida. Desde el interior de las crisis surgen también las grandes oportunidades y retos. La Infraestructura para el Desarrollo es el momento oportuno que tiene Chile para absorber a los tres millones de chilenos que vieron destruido su empleo tras la pandemia, de ver nuevamente con claridad y cumplir con sus expectativas de futuro.

Fuente: La Tercera, Martes 02 de Marzo de 2021

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