Martes, Noviembre 12, 2024

La infraestructura como estrategia reactivadora, por Carlos Cruz L.

EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – Las cifras entregadas recientemente por el Banco Central golpearon más de lo previsto. El Índice de Actividad Económica (Imacec) cayó 3,4%, ubicándose como el más bajo de los últimos 10 años. Ante este pobre desempeño, el Gobierno anunció un plan de medidas “pro reactivación” por más de US$ 3.000 millones en nueva inversión que debiera permitir contener, de alguna manera, la caída en la actividad y el empleo.
El hecho de que esta se localice en infraestructura representa una oportunidad adicional, en la medida que se opte por buenos proyectos.
Tal como hemos sostenido, la infraestructura no es sólo una manera de activar la economía al momento de su ejecución, sino también una generadora de nuevas oportunidades. Es en ese contexto que debemos valorar el anuncio de más de US$ 850 millones que se destinarán a reconstrucción, US$ 480 millones en inversión regional, entre otros.
Muy importante en este sentido es el destino que se le pueda dar a los recursos definidos para equipamiento local, vivienda, barrios y subsidios, reconociendo el gran déficit en inversión en infraestructura urbana que ha quedado en evidencia con los últimos acontecimientos.
El rol que de este modo pasa a cumplir el Estado es fundamental y cambia radicalmente la pasividad con que se había enfrentado el déficit de crecimiento al que se estaba viendo enfrentado el país en los últimos años. La inversión pública es insustituible para reactivar, pero también es una señal para el sector privado del compromiso público por el desarrollo.
Ver un Estado comprometido con llevar adelante programas de “urbanismo reparatorio”, por ejemplo, muestra el camino que se comienza a recorrer para resolver los problemas de nuestras ciudades que tanto enojo han generado; lo mismo sucede con las soluciones de transporte que integran de manera más centrada en las personas el territorio.
Es muy probable que el Gobierno se vea interpelado en poco tiempo más a llevar a cabo un segundo plan de reactivación. Si se mantiene en la misma línea, es posible suponer que seremos capaces de soslayar en buena medida la crisis a la que nos vemos enfrentados y, probablemente, en condiciones tales que luego se retome el camino de la inversión privada en infraestructura de calidad.
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Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Jueves 12 de Diciembre de 2019

EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – Las cifras entregadas recientemente por el Banco Central golpearon más de lo previsto. El Índice de Actividad Económica (Imacec) cayó 3,4%, ubicándose como el más bajo de los últimos 10 años. Ante este pobre desempeño, el Gobierno anunció un plan de medidas “pro reactivación” por más de US$ 3.000 millones en nueva inversión que debiera permitir contener, de alguna manera, la caída en la actividad y el empleo.
El hecho de que esta se localice en infraestructura representa una oportunidad adicional, en la medida que se opte por buenos proyectos.
Tal como hemos sostenido, la infraestructura no es sólo una manera de activar la economía al momento de su ejecución, sino también una generadora de nuevas oportunidades. Es en ese contexto que debemos valorar el anuncio de más de US$ 850 millones que se destinarán a reconstrucción, US$ 480 millones en inversión regional, entre otros.
Muy importante en este sentido es el destino que se le pueda dar a los recursos definidos para equipamiento local, vivienda, barrios y subsidios, reconociendo el gran déficit en inversión en infraestructura urbana que ha quedado en evidencia con los últimos acontecimientos.
El rol que de este modo pasa a cumplir el Estado es fundamental y cambia radicalmente la pasividad con que se había enfrentado el déficit de crecimiento al que se estaba viendo enfrentado el país en los últimos años. La inversión pública es insustituible para reactivar, pero también es una señal para el sector privado del compromiso público por el desarrollo.
Ver un Estado comprometido con llevar adelante programas de “urbanismo reparatorio”, por ejemplo, muestra el camino que se comienza a recorrer para resolver los problemas de nuestras ciudades que tanto enojo han generado; lo mismo sucede con las soluciones de transporte que integran de manera más centrada en las personas el territorio.
Es muy probable que el Gobierno se vea interpelado en poco tiempo más a llevar a cabo un segundo plan de reactivación. Si se mantiene en la misma línea, es posible suponer que seremos capaces de soslayar en buena medida la crisis a la que nos vemos enfrentados y, probablemente, en condiciones tales que luego se retome el camino de la inversión privada en infraestructura de calidad.
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Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Jueves 12 de Diciembre de 2019

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