Viernes, Diciembre 27, 2024

La habilitación del puente Cau Cau reduce notoriamente los tiempos de viaje de los automovilistas

EL MERCURIO – “Vinimos por trabajo, pero igual pasamos a conocerlo, para que después no nos digan que anduvimos en Valdivia y no pasamos a ver el puente”. Ni la lluvia ni el viento impidieron que ayer el temuquense Nicanor Garrido se bajara de su furgón para tomarse una fotografía junto al puente Cau Cau, el viaducto basculante que estuvo cerrado por poco más de tres años por una falla en su construcción, y que apenas hace una semana fue habilitado provisoriamente para el uso de la comunidad.

Y es que el Cau Cau se ha convertido en una zona de seres, paseos escolares, familiares, mascotas incluidas, e incluso para turistas esporádicos como Garrido, quienes aprovechan el viaje a la ciudad para apreciar de cerca la estructura. A diario, unas 120 personas visitan la obra, cifra que se duplica los fines de semana. “Es increíble la cantidad de plata que se gastó en esto”, sostiene Manuel Cocio, por los US$ 27,3 millones invertidos en el puente.

El silencio que a ratos se siente en el lugar es interrumpido por el pasar de los vehículos que claramente no respetan el límite de 20 km/h impuesto para cruzarlo —algunos hasta triplican esa velocidad— y por grupos de jóvenes que utilizan el espacio bajo el viaducto como epicentro para la “previa” del carrete.

El ruido no inhibe las rondas habituales que realizan “Yony” y “Corbata”, dos ex perros callejeros que hace casi tres años se arrimaron al cuidado de los guardias y funcionarios del MOP, quienes mes a mes hacen una cuota común para comprar un saco de 25 kilos de alimento. Ambas mascotas ya cuentan con “casa propia”, por lo que se han convertido en los primeros residentes del Cau Cau.

En Valdivia, la comunidad saca cuentas alegres con la apertura del puente, dado que los tiempos de desplazamiento entre Las Ánimas, Isla Teja y la zona centro se han reducido notoriamente. “Antes demoraba cerca de 25 minutos entre la casa y el trabajo, pero hoy no son más de 10 minutos, a mediodía”, relata Gonzalo Muñoz, quien vive en Las Ánimas.

La habilitación del Cau Cau absorbió tráfico del colapsado puente Pedro de Valdivia, pero principalmente del Calle Calle, dado que antes su uso era obligado para ir hacia el norte. Cifras de la Intendencia Regional indican que a diario se está registrando el cruce de hasta dos mil vehículos por el Cau Cau. Por ahora, los únicos residentes del puente —además de los perros— son ocho guardias de seguridad y trabajadores de Tecnogrúas, quienes deben vigilar la instalación de los 8 gatos hidráulicos que sostienen ambos tableros y que este fin de semana deberán izar nuevamente la estructura para el paso de un remolcador hacia un astillero.

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Fuente: El Mercurio, Jueves 23 de agosto de 2018

EL MERCURIO – “Vinimos por trabajo, pero igual pasamos a conocerlo, para que después no nos digan que anduvimos en Valdivia y no pasamos a ver el puente”. Ni la lluvia ni el viento impidieron que ayer el temuquense Nicanor Garrido se bajara de su furgón para tomarse una fotografía junto al puente Cau Cau, el viaducto basculante que estuvo cerrado por poco más de tres años por una falla en su construcción, y que apenas hace una semana fue habilitado provisoriamente para el uso de la comunidad.

Y es que el Cau Cau se ha convertido en una zona de seres, paseos escolares, familiares, mascotas incluidas, e incluso para turistas esporádicos como Garrido, quienes aprovechan el viaje a la ciudad para apreciar de cerca la estructura. A diario, unas 120 personas visitan la obra, cifra que se duplica los fines de semana. “Es increíble la cantidad de plata que se gastó en esto”, sostiene Manuel Cocio, por los US$ 27,3 millones invertidos en el puente.

El silencio que a ratos se siente en el lugar es interrumpido por el pasar de los vehículos que claramente no respetan el límite de 20 km/h impuesto para cruzarlo —algunos hasta triplican esa velocidad— y por grupos de jóvenes que utilizan el espacio bajo el viaducto como epicentro para la “previa” del carrete.

El ruido no inhibe las rondas habituales que realizan “Yony” y “Corbata”, dos ex perros callejeros que hace casi tres años se arrimaron al cuidado de los guardias y funcionarios del MOP, quienes mes a mes hacen una cuota común para comprar un saco de 25 kilos de alimento. Ambas mascotas ya cuentan con “casa propia”, por lo que se han convertido en los primeros residentes del Cau Cau.

En Valdivia, la comunidad saca cuentas alegres con la apertura del puente, dado que los tiempos de desplazamiento entre Las Ánimas, Isla Teja y la zona centro se han reducido notoriamente. “Antes demoraba cerca de 25 minutos entre la casa y el trabajo, pero hoy no son más de 10 minutos, a mediodía”, relata Gonzalo Muñoz, quien vive en Las Ánimas.

La habilitación del Cau Cau absorbió tráfico del colapsado puente Pedro de Valdivia, pero principalmente del Calle Calle, dado que antes su uso era obligado para ir hacia el norte. Cifras de la Intendencia Regional indican que a diario se está registrando el cruce de hasta dos mil vehículos por el Cau Cau. Por ahora, los únicos residentes del puente —además de los perros— son ocho guardias de seguridad y trabajadores de Tecnogrúas, quienes deben vigilar la instalación de los 8 gatos hidráulicos que sostienen ambos tableros y que este fin de semana deberán izar nuevamente la estructura para el paso de un remolcador hacia un astillero.

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Fuente: El Mercurio, Jueves 23 de agosto de 2018

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