Domingo, Noviembre 24, 2024

La gigantesca obra del Canal Melado

EL HERALDO – Una de las obras de regadío más relevantes por el trabajo efectuado, además de ser una notable hazaña de ingeniería, por las difíciles condiciones del terreno, es la construcción del Canal Melado, cuyas decisiones iniciales datan de 1910 y el único antecedente de una obra de esta envergadura, es la del Canal San Carlos o de Maipo, cuya ejecución viene de 1742, es decir, un siglo y medio antes.
Uno de los agricultores que más intensamente gestionó esta obra fue don Carlos Lamas, quien expuso el proyecto y sus beneficios a las instancias parlamentarias desde 1910.
El 9 de diciembre de 1914, en la administración del Presidente Barros Luco se dictó la ley 2953 que autorizaba la inversión de $ 4.500.000 en la construcción de un canal derivado del río Melado y que desembocara en el río Ancoa, en la Provincia de Linares. La Dirección de Obras Públicas hizo los estudios respectivos, con un presupuesto que alcanzada a los $ 5. 194.955.11, para regar unas 30.118 hectáreas,
LAS GESTIONES PREVIAS
En enero de 1917 vino a Linares del Director General de Obras Públicas, Guillermo Illanes Beytía junto al Inspector general de regadío ingeniero Alberto Decombe, para reunirse con el Intendente de Linares y los interesados en la construcción del canal Melado. Tras ello, el Director General de Regadío, a fines del mes de enero de 1917, ofició al Intendente de Linares dándole a conocer el interés del gobierno en la obra.
Además se analizaron los ramales o canales secundarios que debían extraerse de la fuente principal, existiendo acuerdo en que una comisión de ingenieros venida de la capital, haría los reconocimientos respectivos, sobre lo cual se debatieron las eventuales opciones.
Se estableció que la mayor dificultad de lo planteado es la construcción de un túnel de 1000 metros de largo.
DETALLES DE INGENIERÍA DEL PROYECTO
Correspondió al ingeniero civil Carlos Ponce de León Gotterbarm autor del proyecto, dar a conocer los detalles técnicos de la obra, a través de la prensa. Se explicó que regaría 30.000 hectáreas de los alrededores de Linares, tomando 30 metros cúbicos del río del mismo nombre y los conduciría hasta el río Ancoa, en un recorrido de 23 kilómetros, con numerosas obras de arte, entre ellos el túnel de la cuesta del Melado, que separa a ambos ríos y que tendría una extensión de 4 kilómetros.
Además se consideraron 3 puentes acueductos y 6 sifones, todos de cemento armado y numerosas alcantarillas y secciones revestidas. Cerca de la boca de entrada al túnel del Melado habría una descarga y un vertedero de sifón.
El presupuesto considerado para la construcción de este canal ascendía a un monto de $ 5. 194.000.
El proyecto completo consta de 80 planos y de una memoria de más de cuatrocientas páginas. Su confección demoró año y medio.
APROBACIÓN DEL PROYECTO
Tres días después de darse a conocer el proyecto, el Consejo de Obras Públicas lo aprobó en todas sus partes. El alto funcionario de ese organismo, Ernesto Decombe envió un telegrama a don Carlos Álamos, dándole a conocer el visto bueno de las obras por el Gobierno.
La noticia causó verdadera expectación en Linares e incluso el país. El distinguido ingeniero hidráulico Carlos Hoerning en entrevista concedida al diario La Opinión de Santiago manifestó que de las 75 millones de hectáreas del país, sólo un millón tenía regadío.
Las obras aprobadas para la región fueron, además del Canal Melado, el canal Maule que permitiría regar 42.000 hectáreas, con un costo de 9 millones de pesos y el cual haría subir la hectárea de rulo de 100 a 800 pesos. Además estaba en estudio el embalse de la laguna del Maule en 1917. Como trámite previo se pidió a los beneficiarios entregar al fisco los títulos de sus propiedades, los cuales irían en garantía de la cantidad de hectáreas que cada uno tenía suscrito.
Para dar principio a las obras, el fisco emitiría bonos de regadío, los cuales serían vendidos a los interesados en la forma más conveniente.
En la ejecución de los trabajos – y con la maquinaria eléctrica que recién llegaba al país – era necesario construir un túnel que uniera las aguas de los ríos Melado y Ancoa.
Del canal matriz se desprenderían, inicialmente dos: uno que regaría la comuna de Panimávida y otro que cubriría la comuna de Longaví, donde habían 20.000 hectáreas de suelo suscritas.
Uno de los pasos dados a mediados de 1917 fue la formación de una comisión de linarenses, integrada por el Intendente Luis Rozas Ariztía y de Carlos Álamos para gestionar ante el Gobierno la destinación de ingenieros, a fin de estudiar el trazado del canal que, partiendo del rio Ancoa, permitiera regar las tierras de Longaví.
APERTURA DE PROPUESTAS
El 21 de mayo de 1918 se abrieron las propuestas para las obras del Melado en el Ministerio respectivo, aceptándose la oferta del ingeniero francés León Levy Albagli. Ese mismo día Carlos Álamos envió un telegrama al Intendente de Linares, felicitando a los agricultores de la provincia.
Los agricultores no perdieron tiempo en organizarse para la administración de las aguas que llegarían de la cordillera maulina. El 16 de junio de 1918 se convocó a los accionistas de la Asociación Canal Melado a una Junta General, a efectuarse en Santiago, en calle Huérfanos 1328, para resolver sobre la Memoria y la Cuenta de Inversión y nombrar nuevo Directorio e Inspectores de Cuentas.
Las obras sufrieron algunas demoras por diversas contingencias. Es así como, en 1921, varios agricultores solicitaron la construcción de nuevos ramales – canales derivados para regar tierras – no considerados en el proyecto inicial.
Si bien las propuestas se abrieron en 1918, debieron repetir de en 1919 por haber fallado el primer contratista, pero tanto éstas, adjudicadas a don Manuel Valenzuela, como las de 1922, otorgadas a don Juan Guillermo Dartnell, no se realizaron por las dificultades de los trabajos. A raíz de ello, las obras se efectuaron por administración directa. Los trabajos se concluyeron en 1932, tanto del canal matriz, con 25 kilómetros de extensión, como las del túnel del Melado, de cuatro kilómetros de extensión. Sus aguas permiten regar 32 mil hectáreas de la Provincia.
EL TÚNEL
En mayo de 1926 el contratista de las obras del Melado, Juan Guillermo Dartnell Encina informó a las autoridades que se efectuaría la tradicional ceremonia de encuentro del túnel que se excavó, simultáneamente desde ambos lados, lo cual se verificaría el 22 de mayo.
Por tal motivo llegaron a Linares y se dirigieron hacia el interior de la Cordillera, el Director General de Obras Públicas Guillermo Illanes Beytía, el Secretario General Vasco Solar, el Inspector de Puentes, Ingeniero Carlos Allende, el Subsecretario de Obras Públicas Luis Mora y el Contador de la Dirección General Santiago Gibson.
Aun cuando llovía torrencialmente, la comitiva llegó sin problemas al lugar, denominado Campamento de Hornillas, situado en una explanada a orillas del Ancoa, en el punto preciso en que el Canal Melado vaciaría sus aguas en este río y también a la entrada del túnel.
Tas pernoctar en el lugar, donde funcionaba una central generadora de electricidad desde hacía ocho años, al día siguiente se introdujeron en el túnel, donde se procedió a romper la roca y abrir el socavón hacia el lado oriente, todo ello, según se dijo con matemática precisión.
Aun cuando las obras duraron más allá de lo esperado y los costos fueron muy elevados, el Canal Melado es hoy la obra de mayor beneficio agrícola y de la más notable envergadura de las realizadas, en este rubro, en esos años.
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Fuente: El Heraldo, Jueves 30 de Enero de 2020

EL HERALDO – Una de las obras de regadío más relevantes por el trabajo efectuado, además de ser una notable hazaña de ingeniería, por las difíciles condiciones del terreno, es la construcción del Canal Melado, cuyas decisiones iniciales datan de 1910 y el único antecedente de una obra de esta envergadura, es la del Canal San Carlos o de Maipo, cuya ejecución viene de 1742, es decir, un siglo y medio antes.
Uno de los agricultores que más intensamente gestionó esta obra fue don Carlos Lamas, quien expuso el proyecto y sus beneficios a las instancias parlamentarias desde 1910.
El 9 de diciembre de 1914, en la administración del Presidente Barros Luco se dictó la ley 2953 que autorizaba la inversión de $ 4.500.000 en la construcción de un canal derivado del río Melado y que desembocara en el río Ancoa, en la Provincia de Linares. La Dirección de Obras Públicas hizo los estudios respectivos, con un presupuesto que alcanzada a los $ 5. 194.955.11, para regar unas 30.118 hectáreas,
LAS GESTIONES PREVIAS
En enero de 1917 vino a Linares del Director General de Obras Públicas, Guillermo Illanes Beytía junto al Inspector general de regadío ingeniero Alberto Decombe, para reunirse con el Intendente de Linares y los interesados en la construcción del canal Melado. Tras ello, el Director General de Regadío, a fines del mes de enero de 1917, ofició al Intendente de Linares dándole a conocer el interés del gobierno en la obra.
Además se analizaron los ramales o canales secundarios que debían extraerse de la fuente principal, existiendo acuerdo en que una comisión de ingenieros venida de la capital, haría los reconocimientos respectivos, sobre lo cual se debatieron las eventuales opciones.
Se estableció que la mayor dificultad de lo planteado es la construcción de un túnel de 1000 metros de largo.
DETALLES DE INGENIERÍA DEL PROYECTO
Correspondió al ingeniero civil Carlos Ponce de León Gotterbarm autor del proyecto, dar a conocer los detalles técnicos de la obra, a través de la prensa. Se explicó que regaría 30.000 hectáreas de los alrededores de Linares, tomando 30 metros cúbicos del río del mismo nombre y los conduciría hasta el río Ancoa, en un recorrido de 23 kilómetros, con numerosas obras de arte, entre ellos el túnel de la cuesta del Melado, que separa a ambos ríos y que tendría una extensión de 4 kilómetros.
Además se consideraron 3 puentes acueductos y 6 sifones, todos de cemento armado y numerosas alcantarillas y secciones revestidas. Cerca de la boca de entrada al túnel del Melado habría una descarga y un vertedero de sifón.
El presupuesto considerado para la construcción de este canal ascendía a un monto de $ 5. 194.000.
El proyecto completo consta de 80 planos y de una memoria de más de cuatrocientas páginas. Su confección demoró año y medio.
APROBACIÓN DEL PROYECTO
Tres días después de darse a conocer el proyecto, el Consejo de Obras Públicas lo aprobó en todas sus partes. El alto funcionario de ese organismo, Ernesto Decombe envió un telegrama a don Carlos Álamos, dándole a conocer el visto bueno de las obras por el Gobierno.
La noticia causó verdadera expectación en Linares e incluso el país. El distinguido ingeniero hidráulico Carlos Hoerning en entrevista concedida al diario La Opinión de Santiago manifestó que de las 75 millones de hectáreas del país, sólo un millón tenía regadío.
Las obras aprobadas para la región fueron, además del Canal Melado, el canal Maule que permitiría regar 42.000 hectáreas, con un costo de 9 millones de pesos y el cual haría subir la hectárea de rulo de 100 a 800 pesos. Además estaba en estudio el embalse de la laguna del Maule en 1917. Como trámite previo se pidió a los beneficiarios entregar al fisco los títulos de sus propiedades, los cuales irían en garantía de la cantidad de hectáreas que cada uno tenía suscrito.
Para dar principio a las obras, el fisco emitiría bonos de regadío, los cuales serían vendidos a los interesados en la forma más conveniente.
En la ejecución de los trabajos – y con la maquinaria eléctrica que recién llegaba al país – era necesario construir un túnel que uniera las aguas de los ríos Melado y Ancoa.
Del canal matriz se desprenderían, inicialmente dos: uno que regaría la comuna de Panimávida y otro que cubriría la comuna de Longaví, donde habían 20.000 hectáreas de suelo suscritas.
Uno de los pasos dados a mediados de 1917 fue la formación de una comisión de linarenses, integrada por el Intendente Luis Rozas Ariztía y de Carlos Álamos para gestionar ante el Gobierno la destinación de ingenieros, a fin de estudiar el trazado del canal que, partiendo del rio Ancoa, permitiera regar las tierras de Longaví.
APERTURA DE PROPUESTAS
El 21 de mayo de 1918 se abrieron las propuestas para las obras del Melado en el Ministerio respectivo, aceptándose la oferta del ingeniero francés León Levy Albagli. Ese mismo día Carlos Álamos envió un telegrama al Intendente de Linares, felicitando a los agricultores de la provincia.
Los agricultores no perdieron tiempo en organizarse para la administración de las aguas que llegarían de la cordillera maulina. El 16 de junio de 1918 se convocó a los accionistas de la Asociación Canal Melado a una Junta General, a efectuarse en Santiago, en calle Huérfanos 1328, para resolver sobre la Memoria y la Cuenta de Inversión y nombrar nuevo Directorio e Inspectores de Cuentas.
Las obras sufrieron algunas demoras por diversas contingencias. Es así como, en 1921, varios agricultores solicitaron la construcción de nuevos ramales – canales derivados para regar tierras – no considerados en el proyecto inicial.
Si bien las propuestas se abrieron en 1918, debieron repetir de en 1919 por haber fallado el primer contratista, pero tanto éstas, adjudicadas a don Manuel Valenzuela, como las de 1922, otorgadas a don Juan Guillermo Dartnell, no se realizaron por las dificultades de los trabajos. A raíz de ello, las obras se efectuaron por administración directa. Los trabajos se concluyeron en 1932, tanto del canal matriz, con 25 kilómetros de extensión, como las del túnel del Melado, de cuatro kilómetros de extensión. Sus aguas permiten regar 32 mil hectáreas de la Provincia.
EL TÚNEL
En mayo de 1926 el contratista de las obras del Melado, Juan Guillermo Dartnell Encina informó a las autoridades que se efectuaría la tradicional ceremonia de encuentro del túnel que se excavó, simultáneamente desde ambos lados, lo cual se verificaría el 22 de mayo.
Por tal motivo llegaron a Linares y se dirigieron hacia el interior de la Cordillera, el Director General de Obras Públicas Guillermo Illanes Beytía, el Secretario General Vasco Solar, el Inspector de Puentes, Ingeniero Carlos Allende, el Subsecretario de Obras Públicas Luis Mora y el Contador de la Dirección General Santiago Gibson.
Aun cuando llovía torrencialmente, la comitiva llegó sin problemas al lugar, denominado Campamento de Hornillas, situado en una explanada a orillas del Ancoa, en el punto preciso en que el Canal Melado vaciaría sus aguas en este río y también a la entrada del túnel.
Tas pernoctar en el lugar, donde funcionaba una central generadora de electricidad desde hacía ocho años, al día siguiente se introdujeron en el túnel, donde se procedió a romper la roca y abrir el socavón hacia el lado oriente, todo ello, según se dijo con matemática precisión.
Aun cuando las obras duraron más allá de lo esperado y los costos fueron muy elevados, el Canal Melado es hoy la obra de mayor beneficio agrícola y de la más notable envergadura de las realizadas, en este rubro, en esos años.
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Fuente: El Heraldo, Jueves 30 de Enero de 2020

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