DIARIO FINANCIERO – Recientemente, el Presidente Piñera realizó una visita de Estado a China. Tanto en la Declaración Conjunta de ambos países, como en el discurso del Mandatario chileno en la inauguración del II Foro de la Franja y la Ruta para Cooperación Internacional, se refleja el cálido apoyo de su gobierno a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como también al libre comercio, el multilateralismo, y su sincero deseo de ser la puerta de entrada de Asia a América Latina.
Entre los Mandatarios presentes en el II Foro de la Franja y la Ruta, el de Chile fue el único proveniente de América Latina, lo que revela la gran relevancia mutua de la relación entre ambos países.
Chile cuenta con el borde costero más largo del Pacífico en la región latinoamericana, y se encuentra de cara a Asia, generándose así una puerta natural que comunica a ambos continentes. El persistente apoyo chileno al libre comercio y la complementariedad económica entre Chile y China, son los constituyentes de la sólida base de cooperación. China le da suma importancia a dicha cooperación bajo el marco de la Franja y la Ruta, y está dispuesta a hacer de ella un ejemplo dentro de la iniciativa, beneficiando así la conectividad entre Chile y otros países latinoamericanos, como también la integración regional.
En términos generales, la iniciativa de la Franja y la Ruta incluye cooperaciones en variados aspectos.
En primer lugar, en “conectividad política”, la iniciativa concede importancia al intercambio de opiniones sobre políticas entre diferentes gobiernos, conectando y adaptándola a los planes de desarrollo interno de distintos países y regiones, respetando las diversas realidades y leyes locales.
En segundo lugar, la “conectividad de infraestructura” es la base para un libre comercio aún más profundo y el desarrollo de cadena de los valores industriales a nivel global. El cable óptico submarino transpacífico y el Tren Santiago-Valparaíso son proyectos que tienen coincidencia con el espíritu de la iniciativa de la Franja y la Ruta. El primero conectará de manera digital a Chile —incluso toda América del Sur— con Asia. Y el tren va a acelerar la entrada y salida de las mercancías de gran volumen de Chile, e incluso expandiría esta ventaja logística a países latinoamericanos que se ubican en el Atlántico, como Brasil y Argentina, entre otros.
En tercer lugar, “conectividad financiera”. Los proyectos bajo el marco de la Franja y la Ruta se financiarán de forma transparente y responsable. Estando así abierta la iniciativa a la participación de bancos, institutos financieros multilaterales y de diferentes países, con el fin de lograr mutuos beneficios.
En cuarto lugar, “conectividad comercial”. Bajo el marco de esta iniciativa, China impulsará de manera constante la profundización del libre comercio tanto bilateral como multilateral. En 2006 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre China y Chile. Las exportaciones chilenas a China subieron de 4.400 millones de dólares en 2005 hasta 25.300 millones de dólares durante el año pasado, lo que ratifica la fuerza de la conectividad comercial. Con la puesta en marcha de la modernización del TLC a principios de marzo, el comercio bilateral espera un desarrollo aún más próspero.
En quinto lugar, la “conectividad interpersonal” se refiere principalmente al intercambio de talentos, ciencia, tecnología, educación, y cultura que produciría un estrechamiento de los lazos entre los países a lo largo de la Franja y la Ruta.
El núcleo de la Franja y la Ruta es la Conectividad, lo que se alinea perfectamente con el lema de APEC 2019, “Conectando personas”, y su prioridad, la “Integración 4.0”. Frente a la actual y compleja situación económica global, nos vemos obligados a fortalecer la apertura y cooperación, conectar mercados y pueblos de diferentes países. Sólo en un ambiente de tales condiciones podremos crear aún más oportunidades desde los intercambios comerciales, científicos, tecnológicos y de las diversas innovaciones, para lograr un desarrollo sostenido e inclusivo.
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Fuente: Diario Financiero, Lunes 06 de Mayo de 2019
La Franja y la Ruta: qué significa para Chile. Por Liu Rutao
DIARIO FINANCIERO – Recientemente, el Presidente Piñera realizó una visita de Estado a China. Tanto en la Declaración Conjunta de ambos países, como en el discurso del Mandatario chileno en la inauguración del II Foro de la Franja y la Ruta para Cooperación Internacional, se refleja el cálido apoyo de su gobierno a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, como también al libre comercio, el multilateralismo, y su sincero deseo de ser la puerta de entrada de Asia a América Latina.
Entre los Mandatarios presentes en el II Foro de la Franja y la Ruta, el de Chile fue el único proveniente de América Latina, lo que revela la gran relevancia mutua de la relación entre ambos países.
Chile cuenta con el borde costero más largo del Pacífico en la región latinoamericana, y se encuentra de cara a Asia, generándose así una puerta natural que comunica a ambos continentes. El persistente apoyo chileno al libre comercio y la complementariedad económica entre Chile y China, son los constituyentes de la sólida base de cooperación. China le da suma importancia a dicha cooperación bajo el marco de la Franja y la Ruta, y está dispuesta a hacer de ella un ejemplo dentro de la iniciativa, beneficiando así la conectividad entre Chile y otros países latinoamericanos, como también la integración regional.
En términos generales, la iniciativa de la Franja y la Ruta incluye cooperaciones en variados aspectos.
En primer lugar, en “conectividad política”, la iniciativa concede importancia al intercambio de opiniones sobre políticas entre diferentes gobiernos, conectando y adaptándola a los planes de desarrollo interno de distintos países y regiones, respetando las diversas realidades y leyes locales.
En segundo lugar, la “conectividad de infraestructura” es la base para un libre comercio aún más profundo y el desarrollo de cadena de los valores industriales a nivel global. El cable óptico submarino transpacífico y el Tren Santiago-Valparaíso son proyectos que tienen coincidencia con el espíritu de la iniciativa de la Franja y la Ruta. El primero conectará de manera digital a Chile —incluso toda América del Sur— con Asia. Y el tren va a acelerar la entrada y salida de las mercancías de gran volumen de Chile, e incluso expandiría esta ventaja logística a países latinoamericanos que se ubican en el Atlántico, como Brasil y Argentina, entre otros.
En tercer lugar, “conectividad financiera”. Los proyectos bajo el marco de la Franja y la Ruta se financiarán de forma transparente y responsable. Estando así abierta la iniciativa a la participación de bancos, institutos financieros multilaterales y de diferentes países, con el fin de lograr mutuos beneficios.
En cuarto lugar, “conectividad comercial”. Bajo el marco de esta iniciativa, China impulsará de manera constante la profundización del libre comercio tanto bilateral como multilateral. En 2006 entró en vigencia el Tratado de Libre Comercio entre China y Chile. Las exportaciones chilenas a China subieron de 4.400 millones de dólares en 2005 hasta 25.300 millones de dólares durante el año pasado, lo que ratifica la fuerza de la conectividad comercial. Con la puesta en marcha de la modernización del TLC a principios de marzo, el comercio bilateral espera un desarrollo aún más próspero.
En quinto lugar, la “conectividad interpersonal” se refiere principalmente al intercambio de talentos, ciencia, tecnología, educación, y cultura que produciría un estrechamiento de los lazos entre los países a lo largo de la Franja y la Ruta.
El núcleo de la Franja y la Ruta es la Conectividad, lo que se alinea perfectamente con el lema de APEC 2019, “Conectando personas”, y su prioridad, la “Integración 4.0”. Frente a la actual y compleja situación económica global, nos vemos obligados a fortalecer la apertura y cooperación, conectar mercados y pueblos de diferentes países. Sólo en un ambiente de tales condiciones podremos crear aún más oportunidades desde los intercambios comerciales, científicos, tecnológicos y de las diversas innovaciones, para lograr un desarrollo sostenido e inclusivo.
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Fuente: Diario Financiero, Lunes 06 de Mayo de 2019