IAGUA – Jessica López, Ministra de Obras Públicas de Chile, participará en los 10° Diálogos del Agua, que se llevarán a cabo el 17 de octubre en Madrid y que, en esta ocasión, girará en torno a la “Resiliencia hídrica en las ciudades”. Se trata de una temática muy interesante y con muchos desafíos, sobre todo en países como Chile, donde los riesgos a la seguridad hídrica están presentes de diversas maneras y que varían de región en región.
Pregunta: ¿Podría brindarnos un panorama en general sobre la seguridad hídrica en Chile y los principales desafíos en los que deberán focalizar sus esfuerzos en los próximos años?
Respuesta: En Chile, el Ministerio de Obras Públicas es el encargado de velar por la seguridad hídrica y el acceso al agua. Por esa razón, nuestras líneas de trabajo promueven un enfoque integral que busca equilibrar el desarrollo económico, social y ambiental de los territorios del país, mediante los avances en materia de infraestructura y edificación pública, así como, en la preservación, suministro y saneamiento del agua para consumo humano y productivo.
Nuestro foco está puesto en la construcción de infraestructura más sostenible para la seguridad hídrica, lo que contempla el acceso al agua de manera segura en sus dimensiones de cantidad, continuidad y calidad. Nuestro país ha avanzado en infraestructura para asegurar el acceso de agua potable y saneamiento en zonas urbanas, alcanzando coberturas de un 100% en las ciudades. Sin embargo, aún existen desafíos en las zonas rurales que representan el 85% del territorio de Chile. En las zonas rurales concentradas, existe una cobertura de un 100% y de un 50% en las localidades semiconcentradas.
“Nuestro foco está puesto en la construcción de infraestructura más sostenible para la seguridad hídrica, lo que contempla el acceso al agua de manera segura”
Respecto de la cobertura de saneamiento rural, del total de beneficiarios, un 18% posee cobertura de alcantarillado y 15% tratamiento de aguas servidas, teniendo algunas regiones porcentajes muy bajos de tratamiento de entre 2 y 4 % de cobertura de tratamiento de aguas servidas.
Chile pasa por una sequía muy extendida que ya tiene casi dos décadas, por lo que ya estamos empezando a hablar de un nuevo clima o un aumento de la desertificación. La Región de Coquimbo es una de las más afectadas por esta situación, por lo que estamos desarrollando un plan de desaladoras públicas que comenzaremos a licitar hacia finales de este año, recogiendo una experiencia de larga data en nuestro país de desaladoras privadas que permiten abastecer de agua potable a zonas urbanas y a la minería, por ejemplo.
En este contexto, la construcción de infraestructura hídrica como embalses, canales, pozos de aguas subterráneas, plantas de tratamiento de agua potable, obras de conducción, planta de tratamiento de aguas servidas; además de infraestructura hídrica más sostenible, como plantas desaladoras de agua de mar, plantas de reuso y obras para la eficiencia en el uso del agua, han permitido enfrentar de mejor manera los efectos adversos del cambio climático y la protección de la población y los territorios del país, pero el desafío se mantiene en pie.
P.- En línea con la temática del evento, ¿de qué manera se incorpora el factor “resiliencia” en las medidas tanto de infraestructura (estructurales) como en desarrollo de capacidades, sistemas, procesos (medidas no estructurales) que se llevan a cabo desde el MOP?
R.- Nuestro país ha sido situado como uno de los territorios que podría tener una mayor afectación por el cambio climático. Hemos tenido sequía larga, luego violentos temporales que han generado inundaciones y en verano incendios forestales con altas pérdidas de vidas. En ese contexto, la resiliencia climática en medidas estructurales (desarrollo de infraestructura) se hace urgente y supone la capacidad de un sistema de agua de adaptarse de los fenómenos vinculados al cambio climático, asegurando la disponibilidad, calidad y accesibilidad del agua para consumo humano y productivo.
Para eso, Santiago, por ejemplo, ha avanzado en contar con sistemas que nos permiten tener 37 horas de abastecimiento de agua potable ante emergencias. Pero esas inversiones que se han hecho durante décadas, también se extienden a otras medidas como enrocados en ríos, limpieza de caudales, sensores de monitoreo de aguas de distintos afluentes, embalses, canales, con el fin de proteger la infraestructura global, pero también el abastecimiento de agua y de los servicios sanitarios.
La incorporación de la resiliencia en las medidas estructurales hoy es fundamental y nos obliga a revisar permanentemente la planificación, diseño, ejecución, conservación y explotación de los proyectos de obras públicas. Esto para la promoción del desarrollo de infraestructuras junto a la protección del medio ambiente y el bienestar social, promoviendo un enfoque sistémico.
P.- En una ciudad como Santiago de Chile, que alberga casi 6 millones de habitantes, ¿se tienen ejemplos de infraestructura relacionada a la resiliencia hídrica ya implementada? ¿Nos puede comentar algunos resultados?
R.- Dentro de las principales obras de infraestructura relacionada a la resiliencia hídrica en la Región Metropolitana de Santiago implementadas y sus resultados, se tienen:
- Quebrada de Ramón: La obra se desarrolla en la zona cordillerana de la Región Metropolitana, conduciendo las aguas por el canal las Perdices, el Canal Santa Clara, y el Canal San Carlos hacia el Río Mapocho. Las obras consisten en la construcción de un conjunto de retenedores o piscinas de retención que podrán almacenar el agua durante una eventual crecida generada en la quebrada de Ramón, con una capacidad de retención total de 860.650 m3. La iniciativa se desarrollará en la provincia de Santiago, Región Metropolitana, con un monto de inversión aproximado de USD 76. 488.087.
- Quebrada de Macul: Se emplaza en la zona cordillerana de la Región Metropolitana, conduciendo las aguas por el canal Zanjón de la Aguada hasta el parque inundable Víctor Jara , donde son evacuadas hasta el Río Mapocho. Es una de las áreas con mayor periodicidad de eventos de remociones en masa en los últimos 30 años. Desde 1908 a la fecha, se han presentado 12 eventos aluviales (Ayala y Cabrera, 1996) incluyendo una de las peores catástrofes nacionales, correspondiente al evento aluvial del 3 de mayo de 1993, en la Quebrada de Macul. La obra consistió en la construcción de siete decantadores dispuestos a lo largo de 1.590 m de cauce entre las cotas 850 y 900 msnm, espaciadas entre 55 y 220 m y que poseen 50 m de ancho en su base y 80 m en los bordes de las riberas. Estos decantadores tienen una capacidad total de almacenamiento de sedimentos estimado en 70.000 m³ (Hauser, 2004).
P.- Entendemos que el Ministerio de Obras Públicas tiene, dentro de sus presupuestos anuales, montos para la implementación de soluciones hídricas. ¿Son suficientes para las necesidades identificadas? ¿Qué otras fuentes de financiamiento están considerando en atención a reducir las brechas de acceso al agua y al saneamiento que todavía persisten en el país?
R.- Para el año 2023, de acuerdo al Reporte de Gasto Público 2023 de la Contraloría General de la República, el Estado de Chile ejecutó un gasto público de aproximadamente 753 mil millones de pesos en recursos hídricos, incluyendo la infraestructura hídrica. Esto sin considerar las inversiones realizadas por la Industria Sanitarias del país, reguladas por el Estado, que durante el 2023 invirtieron 613 millones de dólares, según Asociación de Empresas de Servicio Sanitarios ANDESS.
Las inversiones necesarias superan ampliamente las capacidades del Estado para construir toda la infraestructura que garantice mejores estándares, ya que las necesidades son múltiples y los recursos, considerablemente limitados, especialmente al considerar sectores más allá del sanitario. Por esta razón, el Estado ha optado por desarrollar dos vías de inversión que, en conjunto, aumentan su capacidad para cumplir con el derecho humano al agua potable y saneamiento, así como otros derechos y demandas ciudadanas.
“Las inversiones necesarias superan ampliamente las capacidades del Estado para construir toda la infraestructura que garantice mejores estándares”
En Chile, la inversión en infraestructura hídrica se distribuye a través de tres vías: En primer lugar, el Estado realiza inversiones mediante la Ley de Presupuestos, ejecutadas por la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH). En segundo lugar, existen alianzas público-privadas para el sector sanitario, en las cuales la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SiSS) fiscaliza a las empresas del sector y exige inversiones en infraestructura a través de sus planes de desarrollo. Este mecanismo permitió al país llevar a cabo una de las mayores reformas de salud pública en los últimos 50 años, al iniciar el tratamiento de aguas residuales, erradicando las enfermedades vinculadas a la contaminación fecal del agua. A diferencia del primer canal, estas inversiones son financiadas a través de las tarifas pagadas por los clientes. Finalmente, la Dirección General de Concesiones (DGC) gestiona ciertos proyectos de infraestructura hídrica, como plantas desaladoras y embalses, también a través de alianzas público-privadas. Estos tres canales de inversión permiten el desarrollo de infraestructura hídrica en el país.
P.- En el contexto de la décima edición de los Diálogos del Agua, centrada en la resiliencia hídrica en las ciudades. ¿Cuáles son sus expectativas para este evento y de qué manera considera que Chile puede contribuir al diálogo regional sobre la gestión sostenible del agua?
R.- Los efectos de la emergencia climática están presentes diariamente, y los fenómenos climáticos extremos, tales como incendios forestales, inundaciones, aluviones, marejadas o sequías, se expresan con mayor frecuencia en nuestro país. Ello ha permitido generar medidas adaptativas para hacer frente a estos efectos adversos del cambio climático, así como apuntar a acciones de eficiencia hídrica para provisión de agua potable urbana. Esta experiencia permite compartir y complementar reflexiones y aprendizajes en torno a la comprensión de estos nuevos eventos en las ciudades, con alcance regional y global, para lo cual el MOP cuenta con redes ya cohesionadas con organismos internacionales, por lo que el intercambio de experiencias es fundamental para avanzar en nuevas soluciones y generar redes internacionales que nos permitan apoyarnos mutuamente en procesos exitosos y fórmulas de desarrollar de forma más rápida iniciativa que muchas veces tardan más de las necesidades que tenemos en nuestros territorios.
Fuente: IAGUA, Miércoles 09 de Octubre de 2024