Viernes, Diciembre 27, 2024

Investigadora del CIEP ante eventos meteorológicos extremos: “Cambio climático no siempre es responsable”

EL DIVISADERO – Bárbara Jacob, investigadora del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) y del proyecto de seguimiento del cambio climático en la cuenca del río Baker (RECCA), estudia los océanos y cómo el cambio climático afecta su composición y comportamiento, como asimismo las transformaciones que se provocan en el continente.

Los eventos extremos se pueden generar a partir de los cambios climáticos, como también por la variabilidad natural propia de cada zona del mundo. “Cuando ocurre un evento meteorológico extremo, lo primero que pensamos es culpar al cambio climático. Sin embargo, no siempre es responsable de dichos sucesos. Muchos de los fenómenos meteorológicos son normales y ocurren con cierta frecuencia en el tiempo”, aclaró Jacob en el programa radial Relatos del Baker, del Laboratorio Eco Climático del CIEP.

Distinguir ambas cosas no es un trabajo fácil, tanto así, que muchos de los esfuerzos de la comunidad científica se enfocan justamente en descifrar la huella del cambio climático en fenómenos particulares, para conocer cuánto influye en su formación e intensidad. “Por otro lado sabemos que los eventos meteorológicos extremos están alcanzando mayor notoriedad en el planeta, debido a la pérdida de vida, daños en infraestructura y los perjuicios económicos que generan”, acotó la Doctora en Oceanografía.

Jacob, quien además es autora contribuyente del último reporte de un panel de expertos sobre cambio climático, una organización intergubernamental de las Naciones Unidas (IPCC) y cuya misión es aportar una opinión objetiva y científica sobre el cambio climático, sus impactos, riesgos naturales, políticos y económicos y las opciones de respuestas posibles, precisó que “un aspecto notable es que los segmentos más afectados por estos fenómenos extremos, según un estudio de la IPCC, panel intergubernamental por el cambio climático, es que son las zonas rurales las más afectadas y es importante, porque representan un poco menos de la mitad de la población mundial”.

Particularmente en lo que refiere a las zonas rurales de la cuenca del río Baker, “ha sido uno de los sectores del país que ha sufrido importantes impactos naturales asociados a eventos atmosféricos extremos, algunos ejemplos ya los conocemos, cortes de ruta, desaparecimiento de poblados por aluviones, problemas de abastecimiento de agua por bajar precipitaciones, mega incendios forestales y una larga lista”.

Actualmente los centros de investigaciones, tanto nacionales como a escala mundial, monitorean los eventos extremos con el fin de alertar a la población y organismos de seguridad y de esta manera minimizar los riesgos para las comunidades.

El agua y los ríos atmosféricos

Los ríos atmosféricos se forman en las regiones tropicales y viajan a través de los océanos de manera diagonal en dirección hacia las costas. Deben su nombre al parecido con los ríos por su forma alargada, con la diferencia que viajan a través de la atmósfera y cargados de vapor de agua.

Se espera que en los próximos años los fenómenos atmosféricos sean más frecuentes e intensos, tal es el caso de los ríos atmosféricos, “debido a que como la atmósfera se está calentando esta puede retener y transportar más vapor de agua y cuando este vapor choca con la costa y sube, debido a la presencia de montañas, como la cordillera de la Costa o de los Andes, este vapor de agua se condensa y cae como precipitación que puede ser extremadamente intensa en pocos días, que es lo que hemos estado viendo estos últimos años en la Patagonia y en otros lugares de Chile”, precisó la Dra. Jacob.

Los cambios climáticos no necesariamente provocan o generan efectos perjudiciales en las comunidades y sus entornos, también pueden afectar de forma positiva los ecosistemas. “El estudio de estos fenómenos es muy importante para que las comunidades puedan estar mejor adaptadas, tanto para enfrentar sus peligros como también aprovechar sus bondades y en este sentido como se ha visto en algunas regiones de Estados Unidos, estos ríos pueden aportar hasta la mitad de las precipitaciones del año y de los recursos hídricos regionales y, por lo tanto, pueden poner fin a la sequía de la región o por el contrario pueden causar crecidas de ríos, arroyos, inundaciones, desplazamiento de tierra, poniendo en peligro a la población”.

Un ejemplo de aquello es lo ocurrido en diciembre de 2017 en la región de Los Lagos, que fue afectada por un río atmosférico de categoría 4, produciendo intensas lluvias y que gatilló una remoción en masa en la Villa Santa Lucía con varios muertos y destrucción de viviendas.

Por otro lado, las precipitaciones pueden aliviar en otras zonas la sequía que afecta ciertas áreas del país.

Relación océano y ríos atmosféricos

Las investigaciones muestran una asociación entre los océanos y los ríos atmosféricos, así lo determinan varios estudios, entre ellos uno de la Universidad de Princeton, que descubrió que el océano costero es una importante fuente de calor y humedad en los días previos a que los ríos toquen tierra y esto podría volverlos más intensos. “El monitoreo continuo de ciertas variables claves como el caudal de las fuentes de agua potable, precipitación, humedad son importantes para incrementar las capacidades de adaptación y resiliencia frente al cambio climático. El proyecto RECCA apunta a la investigación participativa, donde las comunidades que participan podrán ser implementadas con herramientas tecnológicas y conocimiento en planificación para estos temas”.

Cabe señalar que la Red Comunitaria para el Seguimiento del Cambio Climático en la Cuenca del río Baker (RECCA) busca incrementar la capacidad y resiliencia de las comunidades rurales a los principales efectos locales del cambio climático, que puedan contar con más herramientas para enfrentarlos y considera las localidades de Bahía Murta, Puerto Guadal, Puerto Río Tranquilo, Cochrane y Caleta Tortel.

Ver artículo

Fuente: El Divisadero, Martes 09 de Marzo de 2021

EL DIVISADERO – Bárbara Jacob, investigadora del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) y del proyecto de seguimiento del cambio climático en la cuenca del río Baker (RECCA), estudia los océanos y cómo el cambio climático afecta su composición y comportamiento, como asimismo las transformaciones que se provocan en el continente.

Los eventos extremos se pueden generar a partir de los cambios climáticos, como también por la variabilidad natural propia de cada zona del mundo. “Cuando ocurre un evento meteorológico extremo, lo primero que pensamos es culpar al cambio climático. Sin embargo, no siempre es responsable de dichos sucesos. Muchos de los fenómenos meteorológicos son normales y ocurren con cierta frecuencia en el tiempo”, aclaró Jacob en el programa radial Relatos del Baker, del Laboratorio Eco Climático del CIEP.

Distinguir ambas cosas no es un trabajo fácil, tanto así, que muchos de los esfuerzos de la comunidad científica se enfocan justamente en descifrar la huella del cambio climático en fenómenos particulares, para conocer cuánto influye en su formación e intensidad. “Por otro lado sabemos que los eventos meteorológicos extremos están alcanzando mayor notoriedad en el planeta, debido a la pérdida de vida, daños en infraestructura y los perjuicios económicos que generan”, acotó la Doctora en Oceanografía.

Jacob, quien además es autora contribuyente del último reporte de un panel de expertos sobre cambio climático, una organización intergubernamental de las Naciones Unidas (IPCC) y cuya misión es aportar una opinión objetiva y científica sobre el cambio climático, sus impactos, riesgos naturales, políticos y económicos y las opciones de respuestas posibles, precisó que “un aspecto notable es que los segmentos más afectados por estos fenómenos extremos, según un estudio de la IPCC, panel intergubernamental por el cambio climático, es que son las zonas rurales las más afectadas y es importante, porque representan un poco menos de la mitad de la población mundial”.

Particularmente en lo que refiere a las zonas rurales de la cuenca del río Baker, “ha sido uno de los sectores del país que ha sufrido importantes impactos naturales asociados a eventos atmosféricos extremos, algunos ejemplos ya los conocemos, cortes de ruta, desaparecimiento de poblados por aluviones, problemas de abastecimiento de agua por bajar precipitaciones, mega incendios forestales y una larga lista”.

Actualmente los centros de investigaciones, tanto nacionales como a escala mundial, monitorean los eventos extremos con el fin de alertar a la población y organismos de seguridad y de esta manera minimizar los riesgos para las comunidades.

El agua y los ríos atmosféricos

Los ríos atmosféricos se forman en las regiones tropicales y viajan a través de los océanos de manera diagonal en dirección hacia las costas. Deben su nombre al parecido con los ríos por su forma alargada, con la diferencia que viajan a través de la atmósfera y cargados de vapor de agua.

Se espera que en los próximos años los fenómenos atmosféricos sean más frecuentes e intensos, tal es el caso de los ríos atmosféricos, “debido a que como la atmósfera se está calentando esta puede retener y transportar más vapor de agua y cuando este vapor choca con la costa y sube, debido a la presencia de montañas, como la cordillera de la Costa o de los Andes, este vapor de agua se condensa y cae como precipitación que puede ser extremadamente intensa en pocos días, que es lo que hemos estado viendo estos últimos años en la Patagonia y en otros lugares de Chile”, precisó la Dra. Jacob.

Los cambios climáticos no necesariamente provocan o generan efectos perjudiciales en las comunidades y sus entornos, también pueden afectar de forma positiva los ecosistemas. “El estudio de estos fenómenos es muy importante para que las comunidades puedan estar mejor adaptadas, tanto para enfrentar sus peligros como también aprovechar sus bondades y en este sentido como se ha visto en algunas regiones de Estados Unidos, estos ríos pueden aportar hasta la mitad de las precipitaciones del año y de los recursos hídricos regionales y, por lo tanto, pueden poner fin a la sequía de la región o por el contrario pueden causar crecidas de ríos, arroyos, inundaciones, desplazamiento de tierra, poniendo en peligro a la población”.

Un ejemplo de aquello es lo ocurrido en diciembre de 2017 en la región de Los Lagos, que fue afectada por un río atmosférico de categoría 4, produciendo intensas lluvias y que gatilló una remoción en masa en la Villa Santa Lucía con varios muertos y destrucción de viviendas.

Por otro lado, las precipitaciones pueden aliviar en otras zonas la sequía que afecta ciertas áreas del país.

Relación océano y ríos atmosféricos

Las investigaciones muestran una asociación entre los océanos y los ríos atmosféricos, así lo determinan varios estudios, entre ellos uno de la Universidad de Princeton, que descubrió que el océano costero es una importante fuente de calor y humedad en los días previos a que los ríos toquen tierra y esto podría volverlos más intensos. “El monitoreo continuo de ciertas variables claves como el caudal de las fuentes de agua potable, precipitación, humedad son importantes para incrementar las capacidades de adaptación y resiliencia frente al cambio climático. El proyecto RECCA apunta a la investigación participativa, donde las comunidades que participan podrán ser implementadas con herramientas tecnológicas y conocimiento en planificación para estos temas”.

Cabe señalar que la Red Comunitaria para el Seguimiento del Cambio Climático en la Cuenca del río Baker (RECCA) busca incrementar la capacidad y resiliencia de las comunidades rurales a los principales efectos locales del cambio climático, que puedan contar con más herramientas para enfrentarlos y considera las localidades de Bahía Murta, Puerto Guadal, Puerto Río Tranquilo, Cochrane y Caleta Tortel.

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Fuente: El Divisadero, Martes 09 de Marzo de 2021

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