Jueves, Diciembre 26, 2024

Inversiones en dos sectores

EL MERCURIO – Una empresa estatal china ofertó el menor valor en la licitación de la segunda concesión del tramo Talca-Chillán de la Ruta 5. Es otro ejemplo que muestra el avance de las inversiones de esa potencia en nuestro país, que han dado origen a una discusión respecto de si el fenómeno debiera causar aprensiones. Una observación respecto de las diferencias entre distintos sectores económicos puede contribuir a clarificar los problemas planteados e introducir matices en el análisis.
La actual discusión se inició luego de que la estatal china State Grid informara su intención de comprar la empresa de distribución eléctrica CGE, la que se agregaría a Chilquinta, ya de su propiedad. Esto le daría el control sobre casi 4 millones de clientes. Asimismo, hay otras inversiones importantes de estatales chinas en generación y transmisión. Se trata de un sector que está entrando en un proceso de cambios tecnológicos y normativos. Las viejas tecnologías térmicas desaparecerán para ser reemplazadas por energías renovables, lo que requerirá aumentos importantes en las inversiones en transmisión. A su vez, las empresas de distribución pasarán desde una situación en que arriendan redes y suministran energía, a una en que solo harán lo primero; los clientes contratarán el suministro a empresas comercializadoras que compitan entre sí. Estos cambios requieren definiciones y estrategias de política que no deberían verse influenciadas por empresas que potencialmente pudieran solicitar apoyo de su propietario, en este caso, el Estado chino.
Las aprensiones a ese respecto se vinculan con el estilo de diplomacia que ha tendido a asumir la potencia asiática en otras partes del mundo, llegando a utilizar herramientas proteccionistas como instrumento, con ejemplos como la reciente imposición de barreras al vino proveniente de Australia luego de una determinación de supuesto dumping, elevando los aranceles en hasta un 200%. En el caso chileno, China es el principal socio comercial, las relaciones son buenas y nuestras exportaciones no han enfrentado barreras motivadas por la política. Pero las inversiones chinas en sectores regulados como la distribución, cuyas tarifas se determinan en forma periódica, presentan el riesgo de generar focos de tensión en nuestras relaciones.
Es interesante, en ese sentido, el contraste con el caso de la concesión del tramo Talca-Chillán. La enorme estatal china Railway Construction Corporation hizo una oferta ganadora muy ajustada a la del segundo oferente, una empresa europea (un tercer participante hizo una oferta mucho peor). El resultado indicaría que fue una licitación competitiva. Es un éxito para el MOP, ya que consiguió dos buenas ofertas para un proyecto que requiere una gran inversión en un período de gran incertidumbre. En parte, esto se debe al cambio de esquema de licitación desde plazo fijo al valor presente de los ingresos (VPI). Bajo VPI, el plazo de la concesión se extiende si la demanda cae, lo que reduce el riesgo para los oferentes. La oferta ganadora solicitó un valor de US$ 1.129 millones para una inversión estimada en US$ 804 millones. Los ingresos por peajes, descontados a una tasa de 4% real, se acumularán hasta alcanzar el valor ofertado, momento en que la concesión terminará. La inversión pagará por la ampliación y modernización del tramo y por la construcción de un bypass a Talca.
La inversión en carreteras aparece como menos conflictiva que en el sector eléctrico, pues las relaciones entre las partes se regulan por un contrato que debería mantenerse durante la vigencia de la concesión. El uso de VPI reduce el riesgo de demanda, uno de los factores que llevan a renegociar los contratos. Esto significa que los focos de potenciales conflictos son menores que en el sector eléctrico y en consecuencia deberían generar menos aprensiones.
Fuente: El Mercurio, Jueves 03 de Diciembre de 2020

EL MERCURIO – Una empresa estatal china ofertó el menor valor en la licitación de la segunda concesión del tramo Talca-Chillán de la Ruta 5. Es otro ejemplo que muestra el avance de las inversiones de esa potencia en nuestro país, que han dado origen a una discusión respecto de si el fenómeno debiera causar aprensiones. Una observación respecto de las diferencias entre distintos sectores económicos puede contribuir a clarificar los problemas planteados e introducir matices en el análisis.
La actual discusión se inició luego de que la estatal china State Grid informara su intención de comprar la empresa de distribución eléctrica CGE, la que se agregaría a Chilquinta, ya de su propiedad. Esto le daría el control sobre casi 4 millones de clientes. Asimismo, hay otras inversiones importantes de estatales chinas en generación y transmisión. Se trata de un sector que está entrando en un proceso de cambios tecnológicos y normativos. Las viejas tecnologías térmicas desaparecerán para ser reemplazadas por energías renovables, lo que requerirá aumentos importantes en las inversiones en transmisión. A su vez, las empresas de distribución pasarán desde una situación en que arriendan redes y suministran energía, a una en que solo harán lo primero; los clientes contratarán el suministro a empresas comercializadoras que compitan entre sí. Estos cambios requieren definiciones y estrategias de política que no deberían verse influenciadas por empresas que potencialmente pudieran solicitar apoyo de su propietario, en este caso, el Estado chino.
Las aprensiones a ese respecto se vinculan con el estilo de diplomacia que ha tendido a asumir la potencia asiática en otras partes del mundo, llegando a utilizar herramientas proteccionistas como instrumento, con ejemplos como la reciente imposición de barreras al vino proveniente de Australia luego de una determinación de supuesto dumping, elevando los aranceles en hasta un 200%. En el caso chileno, China es el principal socio comercial, las relaciones son buenas y nuestras exportaciones no han enfrentado barreras motivadas por la política. Pero las inversiones chinas en sectores regulados como la distribución, cuyas tarifas se determinan en forma periódica, presentan el riesgo de generar focos de tensión en nuestras relaciones.
Es interesante, en ese sentido, el contraste con el caso de la concesión del tramo Talca-Chillán. La enorme estatal china Railway Construction Corporation hizo una oferta ganadora muy ajustada a la del segundo oferente, una empresa europea (un tercer participante hizo una oferta mucho peor). El resultado indicaría que fue una licitación competitiva. Es un éxito para el MOP, ya que consiguió dos buenas ofertas para un proyecto que requiere una gran inversión en un período de gran incertidumbre. En parte, esto se debe al cambio de esquema de licitación desde plazo fijo al valor presente de los ingresos (VPI). Bajo VPI, el plazo de la concesión se extiende si la demanda cae, lo que reduce el riesgo para los oferentes. La oferta ganadora solicitó un valor de US$ 1.129 millones para una inversión estimada en US$ 804 millones. Los ingresos por peajes, descontados a una tasa de 4% real, se acumularán hasta alcanzar el valor ofertado, momento en que la concesión terminará. La inversión pagará por la ampliación y modernización del tramo y por la construcción de un bypass a Talca.
La inversión en carreteras aparece como menos conflictiva que en el sector eléctrico, pues las relaciones entre las partes se regulan por un contrato que debería mantenerse durante la vigencia de la concesión. El uso de VPI reduce el riesgo de demanda, uno de los factores que llevan a renegociar los contratos. Esto significa que los focos de potenciales conflictos son menores que en el sector eléctrico y en consecuencia deberían generar menos aprensiones.
Fuente: El Mercurio, Jueves 03 de Diciembre de 2020

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