PAÍS CIRCULAR – Se prepara nuevo estudio en conjunto con la red internacional 100RC con el objetivo es determinar bajo qué modelos de gestión y de financiamiento es más viable el proyecto, así como orientaciones para su posible ubicación en la ciudad. Alcaldes de Puente Alto y Vitacura ya han manifestado su voluntad de alojar proyectos de esta naturaleza, dice la intendenta Karla Rubilar. “Mi voluntad es que antes que termine el gobierno podamos dejar un proyecto concreto, financiado y viable en términos económicos, sociales y ambientales”, afirma. Se aplicaría normativa europea para emisiones, la más estricta.
Se trata de un trabajo que se ha realizado coordinadamente en conjunto con los ministerios del Medio Ambiente y Energía, con dos ideas en mente: disminuir la disposición de residuos en rellenos sanitarios y enfrentar el próximo cierre de estos. Hoy el 98% de la basura que generan los habitantes de la región termina enterrada en tres rellenos sanitarios: Santa Marta, Santiago Poniente y Loma Los Colorados. El primero tiene autorización sanitara para funcionar hasta 2022, pero según Veolia -dueños del relleno- esto está determinado por su capacidad volumétrica por lo que su vida útil se extendería al menos hasta 2030; el segundo, hasta 2024. Loma Los Colorados, que recibe el 53% de los residuos, hasta 2046.
De ahí la urgencia de buscar soluciones alternativas, instancia en la que, dice la intendenta de Santiago, Karla Rubilar, recibió el estudio para la planta de WtE a poco de haber asumido en el cargo.
“Coincidió con que revisamos la proyección de la producción y disposición de residuos sólidos en la región y vimos que era necesario adoptar una decisión con visión de futuro, que nos permita mirar con optimismo los años que vienen. Hablamos de preocuparnos y hacernos cargo -más allá de este gobierno- de la persistente amenaza de una futura emergencia sanitaria, ya que en administraciones anteriores se ha evitado tomar decisiones que son necesarias por ser poco populares”, afirma.
Las proyecciones respecto de los residuos no son alentadoras, y no solo porque el primer vencimiento de autorización sanitaria de uno de los vertederos expira en apenas tres años más. A partir de parámetros como el crecimiento demográfico, el crecimiento económico del país y la implementación de políticas de reciclaje como la Ley REP, se proyecta que para 2050 la generación de residuos en la región pase de las actuales 3,2 millones de toneladas anuales a 4,5 millones de toneladas por año.
“Queremos avanzar ahora con un estudio que determine la factibilidad financiera de una iniciativa de WtE en la región, diferentes modelos de gestión y orientaciones territoriales para un posible emplazamiento, tomando en cuenta consideraciones sociales y ambientales”
Para llevarlo adelante, están trabajando con la Red de 100 Ciudades Resilientes (100RC), que financiará una primera parte del estudio. ¿Cuánto tardará este trabajo? “Depende de que sumemos voluntades”, dice la intendenta Rubilar. Mientras, avanzan en forma mancomunada con la Subdere y los ministerios de Energía y del Medio Ambiente. “Mi voluntad es que antes de que termine el gobierno podamos dejar un proyecto concreto, financiado y viable en términos sociales y ambientales”, afirma.
Viabilidad financiera
De acuerdo al estudio de factibilidad existente, la viabilidad financiera de un proyecto de este tipo depende de una seria de factores. En lo principal, se determinó de manera preliminar que en términos de tecnología la alternativa mejor evaluada es la combustión de parrilla, que es la tecnología que usa el 80% de este tipo de instalaciones en el mundo, con 1.264 plantas bajo esta modalidad.
Y en una evaluación económica preliminar, para una planta de WtE con esta tecnología y una capacidad de tratamiento de 330 mil toneladas anuales de residuos, emplazada en una superficie de 8 ha y con una potencia eléctrica de generación de entre 20 MWe y 29 MWe, se requiere de una inversión cercana a los US$ 200 millones.
En cuanto al modelo de negocios y vías de financiamiento, se evaluaron cuatro escenarios posibles: público, concesión, privado con transferencia y privado. En todos los escenarios evaluados se determinó que la tarifa de disposición de residuos en la planta de WtE sería más alta que el costo actual de disposición en un relleno sanitario, cercano a los US$ 44 por tonelada en promedio.
“La evaluación económica de un proyecto de este tipo no se puede hacer considerando solamente la venta de energía, porque es muy importante también el costo que se paga por recibir los residuos”
“La evaluación económica de un proyecto de este tipo no se puede hacer considerando solamente la venta de energía, porque es muy importante también el costo que se paga por recibir los residuos”, dice Gabriel Prudencio, jefe de la División de Energías Renovables del Ministerio de Energía.
Afirma que se trata de un tema que en los últimos meses han venido mirando de cerca, trabajando junto al gobierno regional y evaluando la experiencia y tecnología que se desarrolla en el mundo. Para Prudencio, es necesario entender este tipo de proyectos no solo desde la generación, sino que como una mirada alternativa a la gestión de residuos, principalmente domiciliarios, y que se incluyan en la variable los costos de disposición final y de transporte de residuos.
“Más bien vienen a ser un reemplazo de un relleno sanitario, que empiezan a cumplir su vida útil y sabemos que los problemas sociales o ambientales hacen más difícil renovar o hacer nuevos rellenos sanitarios cerca de las ciudades, que es lo importante para poder bajar los costos del traslado de la basura. Si uno considera todas estas cosas en la ecuación, empieza a hacer sentido una alternativa como esta”, explica Prudencio.
¿Dónde instalar una planta Waste to Energy?
Para darle viabilidad a un proyecto de este tipo, dice Gabriel Prudencio, no solo es fundamental explorar alternativas adicionales a la generación, como distribuir el calor residual del proceso como calefacción para zonas aledañas, sino que el proyecto agrupe la gestión de residuos de varias comunas.
Al respecto, la intendenta Rubilar afirma que por ahora están abiertos a todas las opciones, “aunque entendemos que un proyecto Waste to Energy será más viable en la medida en que pueda aprovecharse su potencial calorífico o de vapor industrial, lo que sería muy determinante”.
Pero, ¿dónde podría instalarse? “Por los volúmenes, a una comuna por sí sola probablemente no le haría sentido hacer una licitación por esto, habría que hacerlo con más de una comuna, y ahí es donde el gobierno regional tiene un rol”, dice Prudencio. Y agrega: “Toma sentido que sea más cerca de la zona donde se recogen los residuos, con el objeto de evitar el costo de transporte a los rellenos sanitarios, porque suele pasar que estos están cada vez más alejados de las ciudades”.
Respecto de la ubicación, la intendenta Rubilar explica que algunos actores de la industria del transporte y disposición de residuos han planteado que “podría haber sinergias con instalaciones existentes, y estamos abiertos a ver qué concluye el estudio que llevaremos a cabo”.
Según señala la intendenta, hay alcaldes como el de Vitacura y el de Puente Alto que han manifestado su disposición a alojar proyectos de esta naturaleza. En la municipalidad de Vitacura reconocen el interés en un proyecto de Waste to Energy. Se ha analizado la experiencia y existe motivación por materializar una planta de este tipo en la comuna, y de hecho en algún momento se estudió en conjunto con el entonces alcalde de Las Condes, Francisco De La Maza, una alternativa de terreno para ello. Sin embargo, la idea finalmente no prosperó, y aunque aún existe la disponibilidad de implementar el proyecto, no hay avances concretos al respecto.
Congruencia con Ley REP
Una de las dudas que se plantea respecto al proyecto de una planta de Waste to Energy en la Región Metropolitana es como “conversaría” con la Ley REP que se está implementando en el país, cuyo objetivo es tanto disminuir la generación de residuos como incentivar su reciclaje y valorización.
Al respecto, el jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente, Guillermo González, afirma que si bien están convencidos que el Waste to Energy no es “la” solución al problema de los residuos, “estoy convencido de que tampoco es el demonio. Lo estamos mirando con todos los elementos sobre la mesa, y sí vemos que para algunas cosas específicas sí puede ser una última opción”.
“Hay plásticos que no se pueden reciclar, y eso también aplica a otros residuos. No queremos decir si o no al Waste to Energy, estamos mirando con objetividad: esto depende del tipo de productos”
Para la intendenta Rubilar, la realidad es que los países del mundo que son líderes en reciclaje también tienen plantas de Waste to Energy. “No son conceptos opuestos, sino complementarios. A eso aspiramos, a que proyectos como estos nos permitan ir transformando nuestra región en una ciudad más amable, inclusiva y equitativa. Queremos que esta iniciativa sea una alternativa para los vertederos y rellenos sanitarios y no para el reciclaje. La valorización energética de residuos será un complemento al reciclaje”, afirma.
Norma de emisiones
Uno de los aspectos importantes que se deberán dilucidar en los estudios es qué tipo de normativa se aplicará en materia de emisiones para una planta Waste to Energy, uno de los aspectos que ha levantado oposición de una serie de organizaciones agrupadas bajo la “Unión contra la Incineración”, entre ellos Alianza Basura Cero Chile, Chile Sustentable, Greenpeace, OLCA y FIMA.
Las principales críticas del grupo apuntan a que la incineración de basura no solo va en contra de los lineamientos de la economía circular al desalentar la reducción y el reciclaje de residuos, sino que produce cenizas tóxicas y emanaciones dañinas para la salud y el medio ambiente, afirman.
De acuerdo al estudio de factibilidad para la construcción de una planta de Waste to Energy en la Región Metropolitana, los principales compuestos emitidos por esta son dióxido de azufre (SO2), Óxidos Nitrosos (NOx), Mercurio (Hg) y compuestos inorgánicos clorados (HCl).
A esto se suma que el principal residuo generado por la combustión de residuos es la ceniza de fondo, que representa el 24,6% del peso total entrante de los residuos para el caso de la combustión en parrila, y la ceniza volante, que equivale al 2,5% del peso inicial. La primera debe ser depositada en rellenos sanitarios, y la segunda -por ser considerada un residuo peligroso- en rellenos de seguridad.
Actualmente no existe en Chile una normativa de emisiones específica para plantas de WtE, pero si existen normas que serían aplicables en materia de emisiones en la región: la Norma de emisión de material patriculado a fuentes estacionarias puntuales y grupales, del Ministerio de Salud; la Norma de incineración, co-procesamiento y co-incineración, del Ministerio del Medio Ambiente; y el nuevo Plan de Descontaminación Atmosférica de la Región Metropolitana, vigente desde 2016.
Según señala el estudio preliminar, si bien los sistemas de control de emisiones actuales de este tipo de industrias logran capturar el 99.9% del material particulado emitido, la normativa actual no cubre todos los parámetros requeridos para la implementación de un proyecto de WtE, y en la mayoría de los aspectos que sí están cubiertos, el requerimiento es poco restrictivo en comparación con la normativa internacional.
Por ello, se sugiere que dichas normativas se actualicen en concordancia con las exigencias internacionales, en particular con la norma europea para este tipo de plantas, cuyos valores máximos permitidos son la mitad de los aceptados en Chile en la mayoría de los parámetros. “Todos los expertos que hemos consultado señalan que es posible hacer una planta de Waste to Energy en la Región Metropolitana que cumpla con la norma europea. No nos contentaremos con menos”, afirma la intendenta de Santiago, Karla Rubilar.
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Fuente: País Circular, Lunes 25 de Febrero de 2019