Sábado, Diciembre 28, 2024

Infraestructura ferroportuaria con China, por Ignacio Araya

COOPERATIVA – La inversión en las rutas marítimas son prioritarias, considerando que la economía de Chile y la región está en declive producto de los fuertes efectos que la pandemia.

China ha desplegado rutas que conecten el país con el mundo, por cielo, mar y tierra. Es decir, mediante el desarrollo de una ruta aérea, a través del fuerte impulso de la aviación. Segundo, con una ruta marítima, a través de proyectos de tráfico en ultramar y el desarrollo naviero y logístico. Y tercero, una ruta terrestre, mediante la expansión de redes ferroviarias conectando China con Asia, Europa y en el futuro África. A estas tres rutas, habría que agregar una que está en pleno desarrollo y es la ruta digital.

De acuerdo al Informe Número 5 CELAC – CHINA (2020), sobre actividad portuaria de América Latina con China, se observa que las rutas de conectividad mencionadas son elementos claves de la política exterior y comercial de China. En este sentido, el país asiático participa en infrestructura portuaria primordialmente a través de inversión con empresas chinas, y en menor grado, a través de préstamos a los gobiernos o empresas estatales de América Latina y el Caribe. La inversión en las rutas marítimas está cada vez más “localizada” en los puertos (y su despliegue logístico) a través de la inversión en operaciones de dragado, expansión, construcción y/o operación de puertos enteros.

La inversión en las rutas marítimas son prioritarias, considerando que la economía de Chile y la región está en declive producto de los fuertes efectos que la pandemia ha ejercido. En este sentido, China tiene una capacidad instalada en materia de infraestructura, especialmente en materia portuaria. Los puertos de Shanghai, Tianjin, Guangzhou, Qingdao en las costas de China, o hacia el interior, a través del río Yagntsé en las ciudades de Wuhan o Nanjing son claros ejemplos de ciudades-puertos que se insertan en el tráfico maritimo de ultramar posicionándose globalmente.

Por otra parte, América Latina en general, y Chile en particular, están necesitados de inversión en infraestructura portuaria y logística. La infrestructura portuaria en Chile, implica no solo invertir en puertos, sino además, en la logística asociada a estos y, en consecuencia, a la conectividad con los territorios productivo del país. De ahí es clave el uso de redes ferrovarias.

Es más, los proyectos de infraestructura porturia y el despliegue logístico hacia los territorios productivos, aunque sean una necesidad para el país, tendrían un impacto mayor tanto en la economía de Chile como en su política exterior si tienen la capacidad de vincularse con otros países sudamericanos a través de corredores bioceánicos. En este sentido, los puertos del norte de Chile tienen el potencial para asociarse con otras zonas de Sudamérica a tavés del desarrollo ferroportuario, en el que Chile y China jueguen un rol clave para la concreción de este anhelado sueño sudamericano.

Sin embargo, para llevarlo a cabo, no basta solamente con trabajar con los gobiernos centrales y sus ministerios sectoriales (actores estratégicos) sino además, involucrar a los gobiernos regionales y municipalidades que tienen mayor sintonía y vinculación con las comunidades locales para que sean proyectos inclusivos e integradores. No se trata sólo de insertarse a las cadenas globales de valores, sino además, poner a la gente en el centro de la atención de la acción pública.

Además, los puertos a gran escala – plataformas logíticas integrales y de gran extensión para facilitar el acceso – son fundamentales para el desarrollo de un país costero que mira hacia el pacífico y está unido a América del Sur. La integración latinoamericana, por años demandada por los países de la región, puede partir con la integración física a través del desarrollo ferroporturario y con la ayuda de China como una fuerza aglutinante para una futura integración.

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Fuente: Cooperativa, Jueves 25 de Marzo de 2021

COOPERATIVA – La inversión en las rutas marítimas son prioritarias, considerando que la economía de Chile y la región está en declive producto de los fuertes efectos que la pandemia.

China ha desplegado rutas que conecten el país con el mundo, por cielo, mar y tierra. Es decir, mediante el desarrollo de una ruta aérea, a través del fuerte impulso de la aviación. Segundo, con una ruta marítima, a través de proyectos de tráfico en ultramar y el desarrollo naviero y logístico. Y tercero, una ruta terrestre, mediante la expansión de redes ferroviarias conectando China con Asia, Europa y en el futuro África. A estas tres rutas, habría que agregar una que está en pleno desarrollo y es la ruta digital.

De acuerdo al Informe Número 5 CELAC – CHINA (2020), sobre actividad portuaria de América Latina con China, se observa que las rutas de conectividad mencionadas son elementos claves de la política exterior y comercial de China. En este sentido, el país asiático participa en infrestructura portuaria primordialmente a través de inversión con empresas chinas, y en menor grado, a través de préstamos a los gobiernos o empresas estatales de América Latina y el Caribe. La inversión en las rutas marítimas está cada vez más “localizada” en los puertos (y su despliegue logístico) a través de la inversión en operaciones de dragado, expansión, construcción y/o operación de puertos enteros.

La inversión en las rutas marítimas son prioritarias, considerando que la economía de Chile y la región está en declive producto de los fuertes efectos que la pandemia ha ejercido. En este sentido, China tiene una capacidad instalada en materia de infraestructura, especialmente en materia portuaria. Los puertos de Shanghai, Tianjin, Guangzhou, Qingdao en las costas de China, o hacia el interior, a través del río Yagntsé en las ciudades de Wuhan o Nanjing son claros ejemplos de ciudades-puertos que se insertan en el tráfico maritimo de ultramar posicionándose globalmente.

Por otra parte, América Latina en general, y Chile en particular, están necesitados de inversión en infraestructura portuaria y logística. La infrestructura portuaria en Chile, implica no solo invertir en puertos, sino además, en la logística asociada a estos y, en consecuencia, a la conectividad con los territorios productivo del país. De ahí es clave el uso de redes ferrovarias.

Es más, los proyectos de infraestructura porturia y el despliegue logístico hacia los territorios productivos, aunque sean una necesidad para el país, tendrían un impacto mayor tanto en la economía de Chile como en su política exterior si tienen la capacidad de vincularse con otros países sudamericanos a través de corredores bioceánicos. En este sentido, los puertos del norte de Chile tienen el potencial para asociarse con otras zonas de Sudamérica a tavés del desarrollo ferroportuario, en el que Chile y China jueguen un rol clave para la concreción de este anhelado sueño sudamericano.

Sin embargo, para llevarlo a cabo, no basta solamente con trabajar con los gobiernos centrales y sus ministerios sectoriales (actores estratégicos) sino además, involucrar a los gobiernos regionales y municipalidades que tienen mayor sintonía y vinculación con las comunidades locales para que sean proyectos inclusivos e integradores. No se trata sólo de insertarse a las cadenas globales de valores, sino además, poner a la gente en el centro de la atención de la acción pública.

Además, los puertos a gran escala – plataformas logíticas integrales y de gran extensión para facilitar el acceso – son fundamentales para el desarrollo de un país costero que mira hacia el pacífico y está unido a América del Sur. La integración latinoamericana, por años demandada por los países de la región, puede partir con la integración física a través del desarrollo ferroporturario y con la ayuda de China como una fuerza aglutinante para una futura integración.

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Fuente: Cooperativa, Jueves 25 de Marzo de 2021

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