INE – El estudio tomó como base la metodología desarrollada por la OCDE (2012), la cual ha sido calibrada y complementada para poder mejorar la precisión del análisis y adaptarlo a la realidad nacional.
Este viernes, la directora nacional del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Sandra Quijada, junto a las principales autoridades de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo y del Programa de Vialidad y Transporte Urbano, de la Subsecretaría de Transportes del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), presentaron los resultados del estudio “Metodología para definir las áreas funcionales en Chile”.
En la instancia, organizada por el Centro de Estudios de Ciudad y Territorio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo (Minvu), las autoridades señalaron que la importancia de determinar las áreas funcionales (AFU) del país radica en establecer los límites funcionales de las ciudades, más allá de la extensión física o dictada administrativamente, para que así las políticas públicas en torno a los asentamientos urbanos -de transporte, habitacionales, de servicios educativos y sanitarios- se vuelquen hacia las personas más que al territorio, poniendo en el centro el bienestar de los individuos.
Para ello, agregaron, la evaluación de las AFU en Chile toma como base la metodología desarrollada por la OCDE (2012), la cual ha sido calibrada y complementada para poder mejorar la precisión del análisis y adaptarlo a la realidad nacional.
Dentro de los principales resultados del estudio, las autoridades destacaron los siguientes:
- Se identificaron 29 áreas funcionales en las que vive el 81,3% (14.469.857) de la población nacional. Esto se relaciona con la población urbana estimada en el Censo de 2017, que alcanza un 88%, refrendando el carácter urbano del país.
- El área funcional del Gran Santiago concentra un 48% (6.940.432) de la población total de las áreas funcionales.
- La tendencia de los flujos laborales permite reconocer dinámicas de movilidad interregional entre el Gran Valparaíso, Rancagua y el Gran Santiago, donde se evidencia una relación de flujos de viajes con motivo laboral que bordea el 3% de los viajes anuales promedio.
- Se identificaron relaciones entre las áreas funcionales en los períodos estivales -meses de primavera y verano-, probablemente relacionadas con los desplazamientos derivados de la actividad agroindustrial, como es el caso entre Teno y Curicó, o el ejemplo entre las comunas de Quinta de Tilcoco y Rancagua-Machalí.
- Se puede concluir que aquellas comunas susceptibles de cumplir con los estándares morfológico (crecimiento) y funcional (relaciones entre ciudades) propuestos para el establecimiento de áreas metropolitanas son:
- Región de Tarapacá: Iquique – Alto Hospicio.
- Región de Coquimbo: La Serena – Coquimbo.
- Región de Valparaíso: Valparaíso – Viña del Mar – Concón – Villa Alemana – Quilpué.
- Región Metropolitana de Santiago: comunas de la Provincia de Santiago – San Bernardo – Puente Alto – Padre Hurtado – Peñaflor – Colina.
- Región de O´Higgins: Rancagua – Machalí – sector de Gultro[1] – Sector Los Lirios[2].
- Región del Biobío: Concepción – Talcahuano – Hualpén – Penco – Tomé – Chiguayante – San Pedro de la Paz – Coronel – Lota[3] – Hualqui.
- Región de La Araucanía: Temuco – Padre Las Casas.
- Región de Los Lagos: Puerto Montt – Puerto Varas[4].
Cabe recordar que las áreas funcionales (AFU) consisten en una ciudad y los municipios que forman su entorno funcional, concretamente de influencia laboral. El objetivo es disponer de un área con una parte significativa de población ocupada residente que se desplaza a trabajar a la ciudad objeto de estudio. Un municipio pertenece al AFU de una ciudad si el 15% o más de su población ocupada se desplaza a esa ciudad por motivos de trabajo.
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Fuente: INE, Viernes 04 de Septiembre de 2020