Jueves, Diciembre 26, 2024

Incendios: después de la emergencia

DIARIO FINANCIERO – Este verano ha estado comprensible y dolorosamente marcado por los incendios forestales. Por desgracia, con diferencias según la gravedad, es un problema de todos los años, mezcla de condiciones climáticas y acción humana, ya sea accidental o deliberada.

Lo que también se repite es que, controlado lo peor de la emergencia -como ya parece estar pasando-, la discusión pública se concentra en la reactivación de la agenda política del nuevo año. En general, sólo los directamente responsables de lidiar con los incendios y sus consecuencias -y por supuesto, los afectados- mantienen el foco en lo sucedido. Hasta que sucede de nuevo.

Existe aquí una oportunidad de sacar lecciones y efectuar cambios que realmente ayuden a prevenir y acotar el costo de estas recurrentes catástrofes. Para un Gobierno que aspira a ser transformador, es una agenda que podría -conducida correctamente- impulsar medidas constructivas y de impacto duradero.

Este diario ha consignado, por ejemplo, el exitoso caso de recuperación de Santa Olga tras la desastrosa temporada de incendios en 2017. Una mejor planificación territorial fue clave, junto con infraestructura más resiliente, mejor acceso al agua y un foco en la colaboración entre el Estado, los privados y la comunidad. También se han consignado en nuestras páginas nuevos materiales que retrasan la propagación del fuego, o herramientas tecnológicas como el Mapa de Riesgos Climáticos para Viña del Mar y Valparaíso, que mejoran la evaluación de riesgo.

Una medida del desarrollo y la buena gobernanza de un país es cómo se prepara para problemas que sabe recurrentes, como los desastres naturales. Chile es un ejemplo en materia sísmica, con códigos de construcción y medidas de alerta que han sido probados en situaciones de grave necesidad.

Una medida del desarrollo y la buena gobernanza de un país es cómo se prepara para problemas que sabe recurrentes

El Gobierno ya trabaja con privados para entregar casas de emergencia a muchas familias, y ha anunciado ayudas económicas para agricultores que han perdido cosechas, animales y maquinarias, entre otras medidas. Todo eso es indispensable. Pero debería proyectarse más allá de la asistencia y dar pie a políticas públicas. Para que la temporada de incendios de 2024, y las siguientes, nos encuentren mejor preparados.

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Fuente: Diario Financiero, Lunes 27 de Febrero de 2023

DIARIO FINANCIERO – Este verano ha estado comprensible y dolorosamente marcado por los incendios forestales. Por desgracia, con diferencias según la gravedad, es un problema de todos los años, mezcla de condiciones climáticas y acción humana, ya sea accidental o deliberada.

Lo que también se repite es que, controlado lo peor de la emergencia -como ya parece estar pasando-, la discusión pública se concentra en la reactivación de la agenda política del nuevo año. En general, sólo los directamente responsables de lidiar con los incendios y sus consecuencias -y por supuesto, los afectados- mantienen el foco en lo sucedido. Hasta que sucede de nuevo.

Existe aquí una oportunidad de sacar lecciones y efectuar cambios que realmente ayuden a prevenir y acotar el costo de estas recurrentes catástrofes. Para un Gobierno que aspira a ser transformador, es una agenda que podría -conducida correctamente- impulsar medidas constructivas y de impacto duradero.

Este diario ha consignado, por ejemplo, el exitoso caso de recuperación de Santa Olga tras la desastrosa temporada de incendios en 2017. Una mejor planificación territorial fue clave, junto con infraestructura más resiliente, mejor acceso al agua y un foco en la colaboración entre el Estado, los privados y la comunidad. También se han consignado en nuestras páginas nuevos materiales que retrasan la propagación del fuego, o herramientas tecnológicas como el Mapa de Riesgos Climáticos para Viña del Mar y Valparaíso, que mejoran la evaluación de riesgo.

Una medida del desarrollo y la buena gobernanza de un país es cómo se prepara para problemas que sabe recurrentes, como los desastres naturales. Chile es un ejemplo en materia sísmica, con códigos de construcción y medidas de alerta que han sido probados en situaciones de grave necesidad.

Una medida del desarrollo y la buena gobernanza de un país es cómo se prepara para problemas que sabe recurrentes

El Gobierno ya trabaja con privados para entregar casas de emergencia a muchas familias, y ha anunciado ayudas económicas para agricultores que han perdido cosechas, animales y maquinarias, entre otras medidas. Todo eso es indispensable. Pero debería proyectarse más allá de la asistencia y dar pie a políticas públicas. Para que la temporada de incendios de 2024, y las siguientes, nos encuentren mejor preparados.

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Fuente: Diario Financiero, Lunes 27 de Febrero de 2023

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