LA TERCERA – Las reconstrucciones post incendio se han movido entre dos extremos: por un lado, actuar rápido, privilegiar la urgencia y dar techo. Por otro, la tentación de ver el desastre como una oportunidad de pensar una nueva ciudad. Ambas ideas han estado en tensión desde hace siglos. Así es que, por respeto a las víctimas, lo mínimo es aprender algunas lecciones de esta larga y antigua historia, con dos ejemplos que explican lo mucho que está en juego.
Londres, septiembre de 1666. La ciudad arde durante días. ¿Respuesta organizada? ¡En esa época no existían ni las brigadas de incendio! Otras grandes ciudades de la época (París, Roma) ya habían implementado transformaciones modernizadoras. Comparada con ellas, el Londres medieval a muchos les parecía añejo. Así es que, con la ciudad aún humeante, Christopher Wren intentó convencer al rey Carlos II de “aprovechar la oportunidad” para crear una magnífica capital renovada. Pero la realidad se impuso: eso habría supuesto destruir incluso lo poco que sobrevivió al fuego, y agotar los escasos recursos. Así es que, a pesar de la belleza de la idea, Londres se reconstruyó con nuevos materiales, pero sobre las mismas bases previas al incendio. Wren pasó a la historia como autor de algunos de sus mejores edificios.
Chicago, octubre de 1871. La ciudad se quema. La reconstrucción, sobre la base de una grilla, estimuló lo que luego se llamaría “la escuela de Chicago”, con avances técnicos, estructuras metálicas, elegantes rascacielos, buscando seguridad. Pero el notable Plan Burnham, que renueva la ciudad profundamente, se presenta recién en 1909, casi 40 años después, y se implementa a través de los años, sin nunca completarse del todo. Son famosas sus ideas para el frente al lago, su Centro Cívico, sus diagonales. Si bien todas estas acciones se ven como un conjunto (incendio, rascacielos, Plan Burnham), la verdad es que se desarrollan escalonadamente a través de medio siglo.
¿Historia antigua? Las lecciones son las mismas: se deben hacer cambios que disminuyan los riesgos de una nueva tragedia, pero la meta es la urgencia. Y los planes que buscan cuestiones más radicales pueden imaginarse cuando esa primera meta ya ha sido resuelta. Las dos cosas al mismo tiempo no es buena idea.
Viña, febrero de 2024. La rápida propuesta de los asesores del expresidente Piñera, con medidas concretas, desecha la tentación de una “ciudad ideal” que retrasará la respuesta y elevará las expectativas. No olvidar: la gestión en la región de Valparaíso ha sido hasta ahora deficiente en el cuidado del patrimonio, en la atracción de inversiones, en el control de campamentos. El Minvu está atrapado en sus propios conflictos. No son buenos antecedentes para enfrentar la tragedia, pero lo que sería aún más grave es que, sabiendo eso, el plan que el gobierno del Presidente Boric presente confunda metas y, buscando lo mejor, no logre ni siquiera lo urgente. A la espera de ese necesario plan, sería prudente que esta lección se tomara en cuenta.
Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB, profesor UC
Fuente: La Tercera, Domingo 21 de Febrero de 2024