Viernes, Diciembre 27, 2024

Hospitales: no es solo obsolescencia física por Carolina Velasco

LA TERCERA – Un grupo importante de hospitales estatales presenta infraestructura y equipos obsoletos, según un reportaje reciente de este medio, lo que no sólo estaría afectando la seguridad y calidad de la atención de los pacientes, sino también su dignidad y derechos en salud (ejemplo, tener espacios para recibir visitas).

En el artículo se deja entrever que esto responde a la falta de recursos y de reposición de la infraestructura más antigua, y a que el presupuesto no es claro respecto de los dineros
que deben usarse para mantenimiento. En un trabajo realizado en alianza entre la Escuela de Salud Pública (ESP) de la U. de Chile y el Centro de Estudios Públicos (CEP) identificamos como principales causantes de los déficits hospitalarios a cuestiones más profundas.

La principal es la forma de operación de la red hospitalaria. Actualmente, tanto los directores de los servicios de salud, como de los hospitales, están al vaivén de los cambios políticos, porque dependen de la Subsecretaría de Redes, es decir, del Ministerio de Salud. Por lo tanto, su gestión se alinea con el gobierno de turno más que con las necesidades de sus beneficiarios (ejemplo, construcción de hospitales en lugares según promesas de campaña y no criterios sanitarios).

Esta dependencia implica, además, que los hospitales no tienen autonomía para gestionar sus recursos financieros, sino que dependen de lo que deciden los ministerios de Salud y de Hacienda, lo que se estampa en un presupuesto y glosas difíciles de cambiar (ni hablar de los recursos humanos, que dependen de leyes poco flexibles en las que el director del hospital tiene poco que decir). Pero también en un control del gasto poco eficaz, mediante la aprobación de presupuestos subestimados, quizás con la esperanza de que ello inhiba el gasto, pero que finalmente terminan siendo suplementados con recursos adicionales a fin de año. ¿Por qué habrían de reducir el gasto los hospitales si no se han tomado medidas que permitan mejorar su gestión de manera estructural? ¿Por qué un director va a preocuparse de reponer los equipos o pensar en la infraestructura de largo plazo si, en el mejor de los casos, su estadía en el cargo durará cuatro años? ¿Por qué va a responder por los resultados de su institución si no tiene atribuciones para decidir sobre el uso de los recursos?.

La propuesta que nació de la mencionada alianza ESP-CEP sugiere sacar del Ministerio de Salud la administración de los hospitales, en línea con la visión moderna de separación de las funciones prestadora y rectora. Ello permitiría, por una parte, al Ministerio enfocarse en su rol rector de todo el sistema de salud. Y, por otra parte, a los hospitales apuntar a una gestión técnica, con mirada de largo plazo, con foco en los pacientes, ya que el contar con una mayor autonomía y atribuciones permitiría también hacerlos responsables por los resultados.

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Fuente: La Tercera, Miércoles 01 de agosto de 2018

LA TERCERA – Un grupo importante de hospitales estatales presenta infraestructura y equipos obsoletos, según un reportaje reciente de este medio, lo que no sólo estaría afectando la seguridad y calidad de la atención de los pacientes, sino también su dignidad y derechos en salud (ejemplo, tener espacios para recibir visitas).

En el artículo se deja entrever que esto responde a la falta de recursos y de reposición de la infraestructura más antigua, y a que el presupuesto no es claro respecto de los dineros
que deben usarse para mantenimiento. En un trabajo realizado en alianza entre la Escuela de Salud Pública (ESP) de la U. de Chile y el Centro de Estudios Públicos (CEP) identificamos como principales causantes de los déficits hospitalarios a cuestiones más profundas.

La principal es la forma de operación de la red hospitalaria. Actualmente, tanto los directores de los servicios de salud, como de los hospitales, están al vaivén de los cambios políticos, porque dependen de la Subsecretaría de Redes, es decir, del Ministerio de Salud. Por lo tanto, su gestión se alinea con el gobierno de turno más que con las necesidades de sus beneficiarios (ejemplo, construcción de hospitales en lugares según promesas de campaña y no criterios sanitarios).

Esta dependencia implica, además, que los hospitales no tienen autonomía para gestionar sus recursos financieros, sino que dependen de lo que deciden los ministerios de Salud y de Hacienda, lo que se estampa en un presupuesto y glosas difíciles de cambiar (ni hablar de los recursos humanos, que dependen de leyes poco flexibles en las que el director del hospital tiene poco que decir). Pero también en un control del gasto poco eficaz, mediante la aprobación de presupuestos subestimados, quizás con la esperanza de que ello inhiba el gasto, pero que finalmente terminan siendo suplementados con recursos adicionales a fin de año. ¿Por qué habrían de reducir el gasto los hospitales si no se han tomado medidas que permitan mejorar su gestión de manera estructural? ¿Por qué un director va a preocuparse de reponer los equipos o pensar en la infraestructura de largo plazo si, en el mejor de los casos, su estadía en el cargo durará cuatro años? ¿Por qué va a responder por los resultados de su institución si no tiene atribuciones para decidir sobre el uso de los recursos?.

La propuesta que nació de la mencionada alianza ESP-CEP sugiere sacar del Ministerio de Salud la administración de los hospitales, en línea con la visión moderna de separación de las funciones prestadora y rectora. Ello permitiría, por una parte, al Ministerio enfocarse en su rol rector de todo el sistema de salud. Y, por otra parte, a los hospitales apuntar a una gestión técnica, con mirada de largo plazo, con foco en los pacientes, ya que el contar con una mayor autonomía y atribuciones permitiría también hacerlos responsables por los resultados.

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Fuente: La Tercera, Miércoles 01 de agosto de 2018

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