LA TERCERA – El invierno comenzó de manera dramática en nuestro país, especialmente en la zona centro-sur. Según la Dirección Meteorológica, en tan solo tres días se registraron 49 mm de precipitaciones en la estación Quinta Normal de la Región Metropolitana, valor que supera el promedio de precipitaciones de la última década para todo el mes de junio. Además, este sistema frontal no pasó sin dejar rastro, dejando al menos dos víctimas fatales, dos desaparecidos, más de 19 mil damnificados, unas 1.600 viviendas destruidas y otras 4 mil con algún tipo de daño, de acuerdo a lo reportado por Senapred. Pero quizás los efectos materiales más impactantes fueron los evidenciados en la infraestructura vial, con 37 caminos interrumpidos y 27 los puentes dañados, afectando incluso a la columna vertebral de nuestro país: la Ruta 5.
Pero más allá de este evento particular, del cual sin duda debemos aprender para mitigar riesgos y disponer de una infraestructura más resiliente, el invierno y sus lluvias asociadas conllevan otro efecto colateral sumamente relevante, como es el deterioro acelerado de la infraestructura vial. Los famosos baches y la aparición de grietas son algunos de los daños que genera la humedad en los pavimentos, los cuales se traducen en perjuicios sociales y económicos para el país, porque aumentan la tasa de accidentes, los tiempos de traslado y el desgaste de los vehículos, por ejemplo.
En este contexto, resulta preocupante el declive en la inversión pública en el mantenimiento vial que hemos evidenciado este año. La inversión del Ministerio de Obras Públicas en obras de mantenimiento de caminos entre enero y mayo de 2023, cayó 23% respecto de lo invertido en el mismo periodo de 2022, en base al mismo tipo de proyectos. La baja en la inversión se explica, en parte, por la incorporación de un proceso administrativo al cual históricamente los proyectos de mantenimiento estaban eximidos, como la revisión del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Este proceso sin duda busca agregar valor y aumentar la calidad de los proyectos de mantenimiento. Sin embargo, ha generado a su vez importantes demoras en los procesos de licitación y asignación de recursos a los contratos de mantenimiento vial.
Ahora bien, cómo encontrar ese equilibrio entre un mantenimiento de calidad, pero a su vez ágil y continuo. En primer lugar, se deben revisar y, eventualmente, modificar los procesos administrativos involucrados en el ciclo de vida de un proyecto de mantenimiento. Dicha revisión debe ser concordante con la política de conservación vial establecida como Estado y ser efectuada por todas las agencias públicas involucradas en estos proyectos. Una experiencia sumamente valiosa, en este sentido, fue la implementación del programa de Caminos Básicos (2003), el cual se ha adecuado continuamente a partir del diálogo y acuerdos interinstitucional, permitiendo ejecutar más de 32 mil caminos a lo largo de estas dos décadas. Por otro lado, resulta esencial fortalecer la capacitación de los funcionarios de las instituciones ejecutoras en materia de formulación de proyectos de mantenimiento, de tal forma que la agilización vaya de la mano con la calidad.
Como país debemos reimpulsar el mantenimiento vial ante los eventos extremos que estamos viviendo. Históricamente Chile ha sido reconocido por su sólida política de mantenimiento vial, basada en la prevención. De ahí la importancia de tomar medidas urgentes en pos de un mantenimiento oportuno y de calidad, con el propósito de resguardar la vida de las personas y evitar pérdidas económicas.
** El autor es Profesor titular de Ingeniería UC, miembro de Clapes UC y presidente del Colegio de Ingenieros.
Fuente: La Tercera, Martes 04 de Julio de 2023