EL MERCURIO – La misma cantidad de kilómetros que separan Arica de Puerto Montt son los que el Gobierno habilitará para mejorar la conectividad de las comunidades mapuches de las 32 comunas de La Araucanía. Se trata de tres mil kilómetros de tierra y que en invierno se transforman en senderos de barro. En un plan de cuatro años, serán convertidos en rutas de ripio.
Para este año, 25 comunas de la región suman 250 kilómetros que ya están en ejecución, otros 200 fueron adjudicados y 500 más se hallan en fase de licitación. En total, son más de 300 organizaciones indígenas las beneficiadas.
María Llanquileo, Daniel Calfún y José Luis Ancatén son tres de los cientos de dirigentes de comunidades mapuches que con el mejoramiento de sus caminos buscan simplemente que los transportes escolares dejen a sus hijos en la puerta de la casa, que las ambulancias trasladen a sus enfermos, que los camiones aljibe les lleven agua y que los carabineros lleguen a tiempo y no embarrados, luego de movilizarse a pie porque no pudieron pasar con la patrulla.
Dentro de la cartera de Obras Públicas, una de las medidas del Plan Impulso Araucanía 2018-2026 es el aumento de la conectividad de la región, que es la que posee el 25% de todos los caminos de Chile y, al mismo tiempo, el mayor atraso en las condiciones que estos presentan. “Mejorar los caminos en las comunidades indígenas forma parte de los desafíos del Gobierno y su objetivo es aumentar la calidad de vida de las personas”, recalca el ministro del MOP, Juan Andrés Fontaine.
José Luis Ancatén ha vivido sus 75 años en la Comunidad de Nahuelqueo y no sabe de rutas pavimentadas. “Esto algún día debiera ser asfaltado, para que cuando llueva pueda entrar el camión del agua”, relata.
El ministro Fontaine reconoce que las actuales rutas de tierra “en invierno quedan intransitables”, pero afirma que “con este nuevo estándar, que en el caso de los caminos de comunidades indígenas pasan de tierra a ripio, se logrará un mejor desempeño de los caminos”.
Daniel Calfún, de la Comunidad Jacinto Calvuin, reclama que “no todos los trabajos quedan bien hechos”. Pide mejorar los materiales: “Que pongan piedra chancada y no bolones; y que le agreguen más tierra que arena, para que no se dañe con las lluvias”. Si busca salir a un sector asfaltado, Calfún se debe trasladar 6 kilómetros hacia Puerto Domínguez, o 25 kilómetros en dirección a Puerto Saavedra. Aunque indica que a pesar de que las obras “están lejos todavía, entiendo que vienen para acá y con ellas se van a ver favorecidas unas 30 comunidades”. Reflexiona que si bien la falta de conectividad “afecta en todos los sentidos, lo que más nos preocupa es que tenemos cuatro adultos mayores, de 85 años, y no están las condiciones para que entren las ambulancias”.
El seremi de Obras Públicas en la zona, Henry Leal, señala que incorporar ripio a 3 mil kilómetros “es la cifra mínima” que esperan concretar a marzo de 2022, lo que significa un incremento del 57% respecto del cuatrienio 2014-2018. En ese lapso, 1.900 kilómetros salieron de la precariedad. En el próximo año corrido, o sea a julio de 2019, estaría listo el primer tercio de la meta gubernamental y a mediados de 2020 se podría igualar lo que se avanzó durante la administración anterior.
María Llanquileo, presidenta de la Comunidad Juan Maripi de Lautaro, sabe que serán favorecidos por el ripiado de dos tramos, que suman casi dos kilómetros, pero asegura que esas obras también tendrán impacto en otras organizaciones indígenas que transitan por el lugar. “Hay gente de otras comunidades de la zona a las que también les va a servir y a todos los que vienen desde la comuna de Perquenco”, dice la dirigenta.
Leal destaca que el mejoramiento de caminos hará que más grupos indígenas logren comercializar sus productos y aumenten su desarrollo, y que los servicios del Estado agilicen su prestación de servicios.
El investigador Eric Melillanca, quien realizó un estudio sobre emprendimientos mapuches, resalta que la mayor conectividad influye directamente en el éxito de los proyectos que realizan las comunidades, “porque mientras peores son las rutas, más se encarece el servicio de transporte y de logística”. Además, Melillanca plantea que “buenas rutas también son esenciales para el desarrollo turístico que están impulsando muchas comunidades”.
“El objetivo es mejorar la calidad de vida de las personas, logrando su conectividad, el traslado al trabajo, a los hospitales”.
JUAN ANDRÉS FONTAINE
MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS
Fuente: El Mercurio, Domingo 08 de julio de 2018