PAUTA – El arquitecto asegura que las ciudades chilenas están muy lejos de aquellas que anhelamos, y cree que la “peatonalización” es una medida clave poscovid.
El arquitecto Gonzalo Mardones es el nombre detrás del Museo Interactivo Mirador (MIM); la remodelación de la Plaza Lo Castillo, en Vitacura; el edificio de la Municipalidad de Lo Barnechea; la Parroquia Todos los Santos y el gimnasio del colegio Saint George’s, entre otras muchas obras. Varias han recibido distinciones en Chile y en el extranjero. Además del ejercicio privado de su profesión, Mardones es un activo participante del debate sobre el pasado, el presente y futuro de las ciudades en Chile.
Para Mardones, la ciudad y la arquitectura son de vida o muerte. “Nos vamos a morir de pena por esta ciudad. Tuvimos una ciudad que fue una joya, lo mismo que Valparaíso y Concepción. A nadie le interesa mucho la arquitectura, aunque es casi tan importante como la medicina y como la ciencia. Desde el primer respiro, naces bajo la arquitectura y mueres en la arquitectura. Te acoge”. Agrega: “Es como cuando entras a una iglesia y te conmueves o no te pasa nada. Ahí está la arquitectura”.
Dice, entrevistado en Plaza Pauta, de Radio PAUTA, que si pudiera formar una mesa para hacer ciudad invitaría a Borja Huidobro y a Pablo Allard. Destaca el trabajo del ministro de Vivienda y Urbanismo, Cristián Monckeberg, e insiste, una vez más, en que las malas determinaciones han destruido las ciudades chilenas. Sin embargo, es optimista. Cree que el confinamiento producto de la crisis sanitaria está provocando una reflexión sobre la ciudad que anhelamos los chilenos. “Creo que está dando un espacio de reflexión distinto, especialmente a las personas que toman las decisiones. En las ciudades de las sociedades más cultas, prósperas y desarrolladas, los arquitectos tienen una voz muy importante y por eso tienen las ciudades que todos imaginamos algún día tener”.
No es la primera vez que Mardones afirma que “hemos hecho muy mal la ciudad en Chile”. Densificación y extensión son dos argumentos que pone sobre la mesa. “Hace cien años, Santiago tenía una densidad de doscientos habitantes por hectárea. Hoy debe tener una densidad cercana a los cien. Hicimos una ciudad muy torpe. En Latinoamérica fuimos los que más mal lo hicimos. Una ciudad muy extendida, como una mancha. Usamos, probablemente, uno de los valles más ricos de Chile, el Maipo, regado por dos ríos, y nos comimos todos los suelos agrícolas extraordinariamente buenos. Hicimos una ciudad muy desequilibrada, de muy poca equidad, y lanzamos a los más pobres a las zonas más lejanas. E hicimos una ciudad sin infraestructura. Hicimos una ciudad de la barbarie y extramuros”, reflexiona.
¿Soluciones? “Es muy fácil, siempre y cuando se parta con lo que el gran Jaime Lerner llama la ‘acupuntura urbana’, que es fortalecer los puntos más débiles de la ciudad. Si nos preguntamos cuál es esa ciudad, o la que quieres visitar si puedes viajar, siempre será la misma: una ciudad equilibrada, de una altura media, nunca la hiperdensidad de la locura que se hizo en el centroponiente de Chile, y nunca una ciudad extendida como mancha, porque no es viable. La ciudad americana, que inspira al grupo que piensa como Marcial Echenique, ha permitido que nosotros hayamos batido los récords mundiales de mala ciudad. Una ciudad que no respeta su geografía ni su condición. Una ciudad que se niega a sí misma. Desconectada. Creo que se puede hacer una ciudad más justa, más cercana, más fácil”.
“Cada boulevard, cada calle y cada plaza necesita una proporción que está dada y que los arquitectos no tenemos que inventar. No tenemos que hiperdensificar, ni hacer torres donde la gente no puede vivir, con gente haciendo colas para subir un ascensor; sin sol, sin una masa arbórea cercana. No podemos levantar casitas como plantábamos lechugas hace cuarenta o cincuenta años en el mismo lugar”, dice.
Pospandemia, Gonzalo Mardones afirma que las primeras determinaciones debiesen orientarse a la peatonalización de las ciudades chilenas. “Habría que transformar todos lo centros comunales, de todas nuestras ciudades, en peatonales. Los centros no pueden ser para los autos. El [ex] alcalde de Santiago Federico Mekis tuvo esa visión hace cuarenta años, logró peatonizar dos calles que hasta hoy son las mejores de Santiago”.
Revise la entrevista completa con Gonzalo Mardones en Plaza Pauta
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Fuente: Pauta, Jueves 21 de Mayo de 2020