Sábado, Noviembre 2, 2024

Gobernanza hídrica y Consejos de Cuenca, por Benjamín Bulnes

DIARIO FINANCIERO – El Gobierno en conjunto con gobiernos regionales, está impulsando la creación de “consejos de cuenca” para que asuman un rol clave en la gobernanza del agua, con especial enfoque en involucrar actores y habitantes de las cuencas en la deliberación de planificación, coordinación y concertación de un aprovechamiento sostenible.

Para entender el concepto de gestión integrada de cuencas, podemos identificar los siguientes elementos: (i) cuenca como unidad hidrográfica; (ii) gestión de la actividad humana en la cuenca; (iii) conciliación de metas económicas, sociales y ambientales para mejorar la calidad de vida de las personas; (iv) minimización de conflictos entre intervinientes, y entre estos y el medio ambiente.

“La operación de los consejos de cuenca entrará en colisión con el funcionamiento de otras instituciones vigentes por la atomicidad de atribuciones en materia hídrica, añadiendo burocracia y confusión, y creando conflictos entre los distintos órganos”.

En esta iniciativa, el primer apronte a las funciones de los consejos de cuenca marca como prioridad el congregar a los actores de la cuenca. Específicamente, se busca que sean instancias de deliberación y participación en la planificación, coordinación y gestión del aprovechamiento de las aguas, y que las decisiones que se tomen sean vinculantes.

Esta visión implica que su operación entrará en colisión con el funcionamiento de otras instituciones vigentes por la atomicidad de atribuciones en materia hídrica, añadiendo burocracia y confusión, y creando conflictos entre los distintos órganos que en nada contribuirán a una mejor gestión del recurso.

Para evitar un resultado como este, se debe asumir el contexto: la iniciativa es en los hechos una reforma parcial y no una refundación institucional, por lo que, retomar el espíritu refundacional y la visión de consejos de cuenca contenida en la rechazada propuesta de texto constitucional, es un error que derivará, en el mejor de los casos, en un resultado estéril.

Si bien, la participación de diversos actores es un aspecto relevante, es crucial no descuidar la coordinación de intereses en busca de objetivos comunes y la minimización de conflictos entre los intervinientes y respecto del medio ambiente. Para lograr una mejor gestión, la integración debe operar en toda su dimensión y evolucionar de manera gradual y asentada en la práctica. La búsqueda de una mayor participación, sin cuidar la armonía entre los intervinientes, conlleva el riesgo intrínseco de polarizar las cuencas, con la consecuente proliferación de conflictos. Por lo anterior, debe evitarse a toda costa que estos consejos se transformen en una instancia política so pretexto de “democratizar el acceso al agua”.

Las múltiples dimensiones que toca la gestión de las interacciones humanas con el agua hacen que la toma de decisiones sea extremadamente compleja, por lo que debe sustentarse en el mayor rigor técnico y experiencia específica de la cuenca. En este punto, las Organizaciones de Usuarios de Aguas cumplen un rol esencial. Si perdemos de vista la complejidad de la tarea, podemos terminar restringiendo aún más el acceso al recurso hídrico, lo que sería un rotundo fracaso desde la perspectiva de la democratización del acceso al agua.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 05 de Octubre de 2023

DIARIO FINANCIERO – El Gobierno en conjunto con gobiernos regionales, está impulsando la creación de “consejos de cuenca” para que asuman un rol clave en la gobernanza del agua, con especial enfoque en involucrar actores y habitantes de las cuencas en la deliberación de planificación, coordinación y concertación de un aprovechamiento sostenible.

Para entender el concepto de gestión integrada de cuencas, podemos identificar los siguientes elementos: (i) cuenca como unidad hidrográfica; (ii) gestión de la actividad humana en la cuenca; (iii) conciliación de metas económicas, sociales y ambientales para mejorar la calidad de vida de las personas; (iv) minimización de conflictos entre intervinientes, y entre estos y el medio ambiente.

“La operación de los consejos de cuenca entrará en colisión con el funcionamiento de otras instituciones vigentes por la atomicidad de atribuciones en materia hídrica, añadiendo burocracia y confusión, y creando conflictos entre los distintos órganos”.

En esta iniciativa, el primer apronte a las funciones de los consejos de cuenca marca como prioridad el congregar a los actores de la cuenca. Específicamente, se busca que sean instancias de deliberación y participación en la planificación, coordinación y gestión del aprovechamiento de las aguas, y que las decisiones que se tomen sean vinculantes.

Esta visión implica que su operación entrará en colisión con el funcionamiento de otras instituciones vigentes por la atomicidad de atribuciones en materia hídrica, añadiendo burocracia y confusión, y creando conflictos entre los distintos órganos que en nada contribuirán a una mejor gestión del recurso.

Para evitar un resultado como este, se debe asumir el contexto: la iniciativa es en los hechos una reforma parcial y no una refundación institucional, por lo que, retomar el espíritu refundacional y la visión de consejos de cuenca contenida en la rechazada propuesta de texto constitucional, es un error que derivará, en el mejor de los casos, en un resultado estéril.

Si bien, la participación de diversos actores es un aspecto relevante, es crucial no descuidar la coordinación de intereses en busca de objetivos comunes y la minimización de conflictos entre los intervinientes y respecto del medio ambiente. Para lograr una mejor gestión, la integración debe operar en toda su dimensión y evolucionar de manera gradual y asentada en la práctica. La búsqueda de una mayor participación, sin cuidar la armonía entre los intervinientes, conlleva el riesgo intrínseco de polarizar las cuencas, con la consecuente proliferación de conflictos. Por lo anterior, debe evitarse a toda costa que estos consejos se transformen en una instancia política so pretexto de “democratizar el acceso al agua”.

Las múltiples dimensiones que toca la gestión de las interacciones humanas con el agua hacen que la toma de decisiones sea extremadamente compleja, por lo que debe sustentarse en el mayor rigor técnico y experiencia específica de la cuenca. En este punto, las Organizaciones de Usuarios de Aguas cumplen un rol esencial. Si perdemos de vista la complejidad de la tarea, podemos terminar restringiendo aún más el acceso al recurso hídrico, lo que sería un rotundo fracaso desde la perspectiva de la democratización del acceso al agua.

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 05 de Octubre de 2023

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