EL MERCURIO – Los turistas que viajan desde Santiago a Pucón, el principal balneario y centro de esquí de la IX Región, toman un vuelo que una hora y 45 minutos después los deja en el Aeropuerto de La Araucanía, ubicado en Freire.
Ambas comunas están separadas por 100 kilómetros, por lo que el viaje hasta el destino final suele alargarse y, sobre todo en temporada alta, suelen registrarse atochamientos de más de cuatro horas. De ahí que las líneas aéreas organicen vuelos directos al aeródromo del balneario, que está a escasos 30 minutos de la playa, pero su pista es reducida.
“El viaje es incluso más barato que un pasaje premium en bus y toma mucho menos tiempo”, afirma el presidente del Consejo Regional de Turismo (Coretur), Eugenio Benavente. “Y ni hablar si se trata de una aerolínea low cost”, añade.
El caso de Pucón grafica algunos de los cambios que está experimentando el mercado aéreo chileno, que, según el Ministerio de Obras Públicas, en la última década ha crecido cerca de 10% al año en pasajeros: han aparecido nuevos modelos de negocio -como las líneas de bajo costo-, se han iniciado o aprobado nuevas rutas interregionales y con países vecinos sin pasar por Santiago, y ha surgido un tipo de pasajero más exigente, que valora mucho el ahorro de tiempo.
Todo esto está cambiando las condiciones en que se desenvuelve la actividad y las necesidades de inversión pública en varios aeropuertos, pues estas condiciones no fueron previstas a la hora de asignar los presupuestos para ampliar los terminales aéreos.
La principal preocupación ha estado puesta en la red principal, con proyectos de ampliación en los terminales de Concepción, Iquique y Puerto Montt, a lo que se sumarán obras en Arica, Balmaceda y Punta Arenas. Sin embargo, los aeródromos se estaban quedando atrás, como reconoce una minuta elaborada por el MOP: “El nuevo enfoque ha generado requerimientos para la operación de la industria, especialmente en la red secundaria, que no estaban contemplados dentro de los programas de inversión”.
Por ello la cartera diseñó un plan para determinar el monto y tipo de inversiones necesarias en ocho aeródromos sobre la base de las brechas existentes entre oferta y demanda. El trabajo consta de dos etapas y comenzó este año en Pucón, Chillán -flamante capital de la nueva Región de Ñuble- y Los Ángeles, en Biobío.
Estas últimas ciudades tienen una población que bordea las 160 mil personas. Sus habitantes reconocen la necesidad de tener una mejor conexión aérea. “Viajar a Concepción para tomar el avión a Santiago, cuando tengo reuniones, me demora más que el auto, así que cuando viajo es por tierra”, reconoce el alcalde de Los Ángeles, Esteban Krause. “Han venido de varias aerolíneas a hablar con nosotros”, acota su par de Chillán, Sergio Zarzar.
El estudio estará listo en 2019 y las obras deberían materializase en 2021. En 2019 se iniciará la segunda serie de estudios de brechas de infraestructura, en aeródromos ubicados entre Los Lagos y Magallanes.
Fuente: El Mercurio, Domingo 23 de septiembre de 2018