Miércoles, Noviembre 20, 2024

Factor de Cambio: Claves para lograr ciudades más sostenibles

13.CL –  Esta agenda se basa en 17 objetivos que tienen como máxima meta ser un llamado urgente para los países desarrollados y/o en vías de desarrollo.

Como ya hemos comentado anteriormente, el año 2015 la ONU anunció la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la cual fue adoptada por todos los Estados Miembros, incluido Chile. Esta agenda se basa en 17 objetivos que tienen como máxima meta ser un llamado urgente para los países desarrollados y/o en vías de desarrollo, pero también que todas estas acciones que apuntan a reducir la desigualdad y a estimular el crecimiento económico deben trabajarse sí o sí considerando el cambio climático y la preservación del medioambiente como uno de los ejes fundamentales.

Uno de esos objetivos, el número 11, busca lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Esto toma vital importancia cuando vemos cifras como esta: desde el año 2007 más del 50% de la población mundial vive en ciudades y se espera que para el 2030 este porcentaje aumente a un 60%. Las ciudades son el núcleo del crecimiento económico, sin embargo también son responsables de aproximadamente un 70% de las emisiones de carbono a nivel mundial.

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

Si bien las ciudades ocupan solo un 3% de la superficie terrestre, representan entre un 70% y 76% de la demanda final de energía, la cual proviene principalmente del transporte. Por esta razón se hace urgente implementar medidas que nos lleven a la descarbonización y electrificación de las ciudades, pero ¿qué significa esto?

La descarbonización se basa en una sustitución de combustibles intensivos en emisiones de Gases de Efecto Invernadero, como los combustibles fósiles, por otros de menor intensidad o, idealmente, neutrales. En cuanto a la electrificación, es una transición a nuevas formas de generar, distribuir y finalmente utilizar la energía con tecnologías basadas en electricidad, que es hoy en día la opción con más potencial para sustentabilidad. Ambos conceptos deben sí o sí ser un complemento entre ellos.

Según Paula Chamas, consultora de Cambio Climático de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano del Desarrollo, “la pandemia del COVID-19 llevó a ciertos cambios en los hábitos urbanos, brindando oportunidades para la implementación de medidas de descarbonización y electrificación en ciudades”.

Siendo optimistas, si algo bueno ha traído la pandemia es abrir nuestra mente a nuevas maneras de llevar nuestra rutina, por ejemplo que ha aumentado el transporte de productos con los llamados “delivery”, y además el teletrabajo ha permitido una reducción en la demanda de movilidad de las personas. En relación a estos cambios, Paula Chamas enfatiza que “siempre considerando que el transporte es un derecho urbano y debería ser accesible a todos, convertirlo en una alternativa, pero no una necesidad, permite reimaginar una ciudad de distancias cortas, la ciudad de los 15 minutos, que promete tanto mejorar la calidad de vida como reducir emisiones de gases de efecto invernadero”.

¿Cómo podemos colaborar?

Colaborar con este proceso de transición a descarbonizar y electrificar depende en gran parte de que se modifique la distribución de las actividades, Paula Chamas explica que hay que apuntar a un modelo de ciudades que sea más peatonal, con amplias veredas y ciclovías, dando prioridad al comercio local y a la descentralización. Asimismo, la ciudadanía también debería participar en la gestión de las ciudades, empujando hacia políticas de transporte público bajo en emisiones y el despliegue de medidas que permitan la electrificación del transporte.

En relación a este tema, la ONU nos entrega algunas pistas de cómo podemos ayudar desde nuestras comunidades (Naciones Unidas, 2016):

Participar activamente en la gobernanza y la gestión de tu ciudad.

Tomar nota de lo que funciona y de lo que no funciona en tu comunidad.

Abogar por el tipo de ciudad que, a tu juicio, necesitas.

Desarrollar una visión de futuro para tu edificio, calle y vecindario y actuar conforme a la misma. ¿Hay suficientes puestos de trabajo? ¿Tienes fácil acceso a asistencia sanitaria? ¿Pueden tus hijos ir andando a la escuela de forma segura? ¿Puedes ir a dar un paseo por la noche con tu familia? ¿A qué distancia está el transporte público más cercano? ¿Cómo es la calidad del aire? ¿Cómo son los espacios públicos? Cuanto mejores sean las condiciones que crees en tu comunidad, mayor será el efecto sobre la calidad de vida.

Ver artículo

Fuente: 13.cl, Lunes 26 de abril de 2021

13.CL –  Esta agenda se basa en 17 objetivos que tienen como máxima meta ser un llamado urgente para los países desarrollados y/o en vías de desarrollo.

Como ya hemos comentado anteriormente, el año 2015 la ONU anunció la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la cual fue adoptada por todos los Estados Miembros, incluido Chile. Esta agenda se basa en 17 objetivos que tienen como máxima meta ser un llamado urgente para los países desarrollados y/o en vías de desarrollo, pero también que todas estas acciones que apuntan a reducir la desigualdad y a estimular el crecimiento económico deben trabajarse sí o sí considerando el cambio climático y la preservación del medioambiente como uno de los ejes fundamentales.

Uno de esos objetivos, el número 11, busca lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Esto toma vital importancia cuando vemos cifras como esta: desde el año 2007 más del 50% de la población mundial vive en ciudades y se espera que para el 2030 este porcentaje aumente a un 60%. Las ciudades son el núcleo del crecimiento económico, sin embargo también son responsables de aproximadamente un 70% de las emisiones de carbono a nivel mundial.

Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?

Si bien las ciudades ocupan solo un 3% de la superficie terrestre, representan entre un 70% y 76% de la demanda final de energía, la cual proviene principalmente del transporte. Por esta razón se hace urgente implementar medidas que nos lleven a la descarbonización y electrificación de las ciudades, pero ¿qué significa esto?

La descarbonización se basa en una sustitución de combustibles intensivos en emisiones de Gases de Efecto Invernadero, como los combustibles fósiles, por otros de menor intensidad o, idealmente, neutrales. En cuanto a la electrificación, es una transición a nuevas formas de generar, distribuir y finalmente utilizar la energía con tecnologías basadas en electricidad, que es hoy en día la opción con más potencial para sustentabilidad. Ambos conceptos deben sí o sí ser un complemento entre ellos.

Según Paula Chamas, consultora de Cambio Climático de la División de Vivienda y Desarrollo Urbano del Banco Interamericano del Desarrollo, “la pandemia del COVID-19 llevó a ciertos cambios en los hábitos urbanos, brindando oportunidades para la implementación de medidas de descarbonización y electrificación en ciudades”.

Siendo optimistas, si algo bueno ha traído la pandemia es abrir nuestra mente a nuevas maneras de llevar nuestra rutina, por ejemplo que ha aumentado el transporte de productos con los llamados “delivery”, y además el teletrabajo ha permitido una reducción en la demanda de movilidad de las personas. En relación a estos cambios, Paula Chamas enfatiza que “siempre considerando que el transporte es un derecho urbano y debería ser accesible a todos, convertirlo en una alternativa, pero no una necesidad, permite reimaginar una ciudad de distancias cortas, la ciudad de los 15 minutos, que promete tanto mejorar la calidad de vida como reducir emisiones de gases de efecto invernadero”.

¿Cómo podemos colaborar?

Colaborar con este proceso de transición a descarbonizar y electrificar depende en gran parte de que se modifique la distribución de las actividades, Paula Chamas explica que hay que apuntar a un modelo de ciudades que sea más peatonal, con amplias veredas y ciclovías, dando prioridad al comercio local y a la descentralización. Asimismo, la ciudadanía también debería participar en la gestión de las ciudades, empujando hacia políticas de transporte público bajo en emisiones y el despliegue de medidas que permitan la electrificación del transporte.

En relación a este tema, la ONU nos entrega algunas pistas de cómo podemos ayudar desde nuestras comunidades (Naciones Unidas, 2016):

Participar activamente en la gobernanza y la gestión de tu ciudad.

Tomar nota de lo que funciona y de lo que no funciona en tu comunidad.

Abogar por el tipo de ciudad que, a tu juicio, necesitas.

Desarrollar una visión de futuro para tu edificio, calle y vecindario y actuar conforme a la misma. ¿Hay suficientes puestos de trabajo? ¿Tienes fácil acceso a asistencia sanitaria? ¿Pueden tus hijos ir andando a la escuela de forma segura? ¿Puedes ir a dar un paseo por la noche con tu familia? ¿A qué distancia está el transporte público más cercano? ¿Cómo es la calidad del aire? ¿Cómo son los espacios públicos? Cuanto mejores sean las condiciones que crees en tu comunidad, mayor será el efecto sobre la calidad de vida.

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Fuente: 13.cl, Lunes 26 de abril de 2021

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