LA TERCERA – El gobierno anunció que la tarifa del Transantiago se mantendrá congelada durante todo el primer semestre de este año. Con ello, serán casi cuatro años sin aumentos, lo que para algunos podría parecer demasiado, considerando la inflación y el aumento en el precio internacional del petróleo. Sin embargo, si se analiza de manera objetiva la situación de los buses en la capital, es posible llegar a la conclusión que un alza de tarifas no sería necesaria por un buen tiempo. Para ello, es fundamental analizar, por una parte, los enormes niveles de evasión y, por otra parte, la sostenida pérdida de pasajeros debido a múltiples factores externos.
Partamos por la evasión, que actualmente supera el 40% en los buses. Esto repercute con mucha fuerza en la reducción de ingresos del sistema. A partir de esta cifra de evasión, y considerando los viajes combinados con Metro, en que la evasión es significativamente menor (pero creciente respecto al 2019), es posible estimar un déficit cercano a los US$ 120 millones anuales. Esto equivale a una merma cercana a $ 100 por pasajero. Es decir: si no hubiera evasión, la tarifa debiese costar $ 100 menos que hoy (o el subsidio reducirse en US$ 120 millones anuales, manteniendo la tarifa).
Sigamos ahora con la pérdida sostenida de pasajeros y la enorme cantidad de buses circulando. Según palabras del propio ministro de Transportes en una reciente entrevista, resulta poco “realista” recuperar los niveles de demanda pre pandemia, niveles que además se reducían año tras año en los buses desde hace más de una década. En 2008, había cerca de 1.200 millones de viajes en el sistema, con 6.500 buses y 80 km. de Metro. Actualmente, la flota de buses es cercana a las 7.000 unidades, y existen 140 km de Metro, para un total de 600 millones de viajes anuales aproximadamente. Es decir, la mitad de los viajes que el 2008, pero con más buses y mucho más Metro. Si se redujera en apenas un 10% la flota de buses, se podría reducir en $80 la tarifa a público.
Es decir, enfrentando la evasión y realizando ajustes menores de flota, la tarifa por pasajero podría reducirse en $ 180 si se mantuviera el gigantesco subsidio actual. Alternativamente, manteniendo la actual tarifa a público, el subsidio podría reducirse en cerca de US$ 200 millones anuales, que podría reasignarse para muchos otros fines sociales.
Por estas razones es tan importante que las autoridades de transporte se comprometan con metas claras de reducción de la evasión, así como también con reducir la ineficiencia de la industria de buses de Santiago. De lo contrario, continuarán inyectando recursos públicos sin justificación alguna, recursos que podrían ser mejor utilizados en vivienda, salud, educación, pensiones, etc., o alternativamente, seguirán aumentando la tarifa a aquellos ciudadanos que, con esfuerzo y honestidad, pagan su pasaje pudiendo no hacerlo.
Por Louis de Grange, director Escuela de Ingeniería Industrial UDP
Fuente: La Tercera, Martes 31 de Enero de 2023