Jueves, Diciembre 26, 2024

Estrategia multisectorial busca impulsar una gestión sustentable de los residuos de la construcción en base a la economía circular

PAÍS CIRCULAR – Montañas de escombros ha generado el rubro de la construcción durante los últimos 26 años en Chile. En dicho período, se han edificado 10 millones de metros cuadrados en el país, lo que deriva en residuos anuales equivalentes a 1,5 cerros Santa Lucía. Del mismo modo, si se cumplen los 40 millones de m2 construidos que se prevén a 2030, los residuos equivaldrían a 5,2 cerros Santa Lucía al año.

A nivel global, en tanto, el panorama es aun más sombrío. Según datos manejados por Construye2025, programa impulsado por Corfo que busca mejorar la productividad y sustentabilidad de las obras en altura, la construcción es responsable del 35% de los residuos sólidos en el planeta, y por cada metro cuadrado construido se generan 0,3 metros cúbicos de residuos en etapa de construcción, excluyendo excavación.
En tanto, la empresa de servicios financieros JLL, con presencia global y participación en diferentes transacciones inmobiliarias, explica con datos de la OCDE que la industria de la construcción genera el 25 por ciento de los residuos que se producen a nivel mundial. “Si bien en Chile aún no es un tema prioritario en el común de los procesos constructivos, en general las constructoras de gran escala están considerando dentro de su operación el manejo de escombros, la gestión de residuos y el reciclaje de materiales”, dice Javiera Basso, gerenta de Consultoría y Valorizaciones de JLL.
Por su parte, Construye2025 entiende los residuos de la construcción y demolición (RCD) como aquellos que provienen “de las demoliciones de edificios, ejecución de trabajos de construcción de nuevas plantas, rehabilitación o reparación, y del resultado de trabajos de excavación que en general son previos a la construcción”.
Los RCD, un tema incipiente
El manejo de los RCD se encuentra aún en pañales en Chile y Construye2025 busca enmendar esas falencias. Citan un estudio de 2017 de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), dependiente de la Cámara Chilena de la Construcción, cuya conclusión fue que el 60% de los profesionales del sector desconocía leyes, reglamentos,  normativas o manuales respecto de la gestión de residuos. De igual manera, las regiones de Chile no cuentan con vertederos legales para eliminar los RCD.
Otra brecha se produce porque el 50% de las empresas de la construcción declaran no utilizar el Sistema Nacional de Declaración de Residuos (SINADER), aunque es obligatoria por el Decreto 1 del Ministerio del Medio Ambiente (MMA). Esta normativa obliga a los establecimientos que generen anualmente más de 12 toneladas de residuos no sometidos a reglamentos específicos a declarar sus residuos a través del Sistema de Ventanilla Única del Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC), dicen en Construye2025, según el estudio de la CDT.
Debido a que la mitad de las constructoras en Chile dicen no declarar sus residuos, se producen vacíos de información, lo cual atenta contra el deseo de tomar decisiones certeras sobre el desarrollo de mercados y políticas públicas. “Una de las grandes brechas es la falta de información: los datos fluctúan entre un 23% y un 34% de residuos sólidos dentro del total que se generan en el país”, asegura Alejandra Tapia, coordinadora técnica de Construye20225.
Otro elemento que empaña los intentos por diseñar políticas a favor del manejo de los RCD es la baja productividad de la industria, entendida ésta como la eficiencia en la utilización de los recursos. De acuerdo a datos de Construye2025, extraídos de la OCDE y el INE del año 2017, la productividad media laboral en el rubro de la construcción tuvo un crecimiento medio anual nulo entre 1996 y 2016. En el mismo período de 20 años, la economía nacional tuvo un crecimiento medio anual de 1,7%.
Dicho de otro modo, en 2016 cada trabajador de la construcción aportó en promedio 37.000 dólares al valor agregado de esta actividad, mientras que el aporte medio de cada trabajador para la economía del país llegó a 50.100 dólares el mismo año.

“Una de las grandes brechas es la falta de información: los datos fluctúan entre un 23% y un 34% de residuos sólidos dentro del total que se generan en el país”

Alejandra Tapia, coordinadora técnica de Construye2025
La hoja de ruta de Construye2025
A sabiendas del colosal desafío que representa la gestión de los RCD, Construye2025, junto a otras instituciones, comenzó a levantar una hoja de ruta en 2017. Tras una serie de estudios, este programa impulsado por Corfo comenzó a diseñar una estrategia integral con los demás actores. Así, se conformó el Comité Consultivo Público, una mesa constituida al alero del Convenio Interministerial de Construcción Sustentable, integrada además por el Minvu, MMA, MOP y Corfo.
La estrategia sustentable RCD apunta hacia la consolidación de la economía circular, ya que a juicio de Alejandra Tapia, “los residuos de la construcción históricamente se insertan en un proceso de producción lineal. Su generación, gestión e inadecuada disposición, son un gasto y pérdida de recursos, tanto para el sector público como para el privado, y además, son  resultado de ineficiencias en los procesos productivos. Su inadecuada gestión tiene y ha tenido grandes impactos en la salud de las personas, el espacio urbano y natural, deteriorando tanto el entorno social como el ambiental”.
Dicho esto, una de las metas de Construye2025 consiste en “mejorar la productividad, impactar positivamente en el entorno a través de la optimización de los recursos, bajo el foco de la prevención y reducción de los residuos”. O en otras palabras, “fortalecer la cadena de valor desde etapas tempranas del proyecto, considerando su ciclo de vida, hasta las etapas de valorización y eliminación”, agrega Alejandra Tapia.
Desde la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) expresan, en tanto, que el mayor problema de los RCD es que terminan en sitios no autorizados. “Esta situación se acrecienta en actividades medianas y pequeñas de construcción (autoconstrucción, remodelación y reparación), donde la gestión en obra y disposición final de residuos no está siendo adecuada y con nulo control de fiscalización. A diferencia de lo que sucede con las empresas que tienen mayor capacidad de gestión”, comenta Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC.
Hurtado apunta a que la recolección, transporte y disposición “debiese ser un tema de responsabilidad municipal, lo cual debe estar claramente tarificado existiendo instancias que hagan eficiente y simple su cobro ya sea, por ejemplo, en el otorgamiento de permisos o bien en la recepción definitiva de obras”.
La Cámara ha liderado instancias como los Acuerdos de Producción Limpia (APL) Sector Construcción de la Región Metropolitana (2000) y de la Región de Coquimbo (2008), cuyos objetivos son abordar los aspectos referidos a emisiones de contaminantes provenientes de fuentes fijas y móviles. Adicionalmente, en 2014 nació  la “Guía de Buenas Prácticas Ambientales para la Construcción”, mientras que se han realizado seminarios y encuentros en conjunto con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) para promover acciones preventivas en cuanto a los RCD.
Por su parte, Construye2025 identificó casos de constructoras que “están haciendo cambios disruptivos en la forma de abordar los RCD”, cuenta Alejandra Tapia. Son los ejemplos de Claro Vicuña Valenzuela, Su Ksa, Viconsa y Axis DC. Mientras las dos primeras hacían gestión de residuos con antelación, las dos últimas trabajaron al alero de las mesas de estrategia de RCD de Construye2025.
En Su Ksa iniciaron la gestión de residuos en 2014. El gerente de Control de Gestión de la inmobiliaria, Sebastián Dubó, explica que la primera misión radicó en “aprender a segregar en obra”. Luego, “hicimos vínculos con los transportistas y a ser más exigentes con los sitios de disposición”.
Otra línea que siguió Su Ksa fue trabajar con componentes armados para evitar la pérdida de material. “Trabajamos con escalas prefabricadas y así evitábamos generar residuos extras. Se aumentó la eficiencia”, detalla Dubó.
Con todo, hay una estrategia que, según el gerente, figura como medular dentro de la filosofía de la compañía, cuyos proyectos se emplazan en la Región Metropolitana: la vinculación con la calidad de la obra. “Esta iniciativa es la que siempre más rescato. Hacer un buen trabajo a la primera para no tener que rehacer: rehacer implica nuevo material y eso redunda en botar material. Es importante promover una cultura de trabajo bien hecho. Procuramos que los trabajadores cuiden su zona de aseo. Hacemos que incorporen criterios de orden”, apunta Sebastián Dubó.
Todo el cartón, vidrio, fierro y madera que producen los proyectos de Su Ksa parten a reciclaje. “Nos coordinamos con recicladores de base de la comuna, son esos viejitos que llegan con sus triciclos a la obra, y se llevan el cartón, el vidrio y todo eso”, relata Dubó. Los residuos peligrosos, como lubricantes o aceites, “también van a sitios de disposición especiales”.
Dubó reconoce, sin embargo, que “una parte importante de los RCD se va a vertederos”. El material que más cuesta reciclar, añade el gerente, es el hormigón. “Nos ha costado encontrar personas o empresas que puedan reciclar el hormigón. Ese es uno de los ejes que tenemos que plantearnos como empresa: es decir, hasta dónde llegaremos en este tema, pensando en que en la lógica de la economía circular cualquier residuo puede ser reutilizado”, complementa.

“Hacer un buen trabajo a la primera para no tener que rehacer: rehacer implica nuevo material y eso redunda en botar material. Es importante promover una cultura de trabajo bien hecho”

Sebastián Dubó, gerente de Control de Gestión de la constructora Su Ksa.
El modelo de Axis DC en el sur
Axis DC es una constructora que levanta diferentes proyectos inmobiliarios en el sur del país, especialmente en  el eje Puerto Montt-Puerto Varas, Región de Los Lagos. Partieron segregando el fierro y la madera, no tan finamente. Pero no tenían dónde mandar el material y este terminaba en la basura. El año pasado, sin embargo, Axis DC convocó a un inédito proceso de innovación abierta en la región: el AxisOpenLab, financiado por Corfo. La primera versión tuvo como foco generar soluciones al problema de los residuos industriales originados desde la construcción.
“La instancia catalogada como estratégica permitió abrir una conversación de futuro, anticipando el crecimiento que está experimentando Puerto Montt y Puerto Varas, permitiendo resolver uno de los principales problemas de las urbes modernas y exportar modelos de economía circular al resto del país como una experiencia inédita en su tipo”, cita AxisOpenLab en la presentación del programa.
El equipo ganador se denominó Poliestirec, y estuvo conformado por cuatro profesionales que no se conocían entre sí. Su propuesta consistió en confeccionar barnices, impermeabilizantes y pintura de alta calidad a partir de los residuos de poliestireno expandido y extruido (plumavit).
El pasado miércoles, además, Axis DC lanzó Reaxiona, un novedoso plan de manejo de residuos para tres edificios que se levantarán en la zona de Puerto Montt y Puerto Varas: Alta Vista 3, Edificio Philippi y Alto Reloncaví. “El foco es en las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar”, explican en Axis.
Pero el año pasado la constructora ya había diseñado un plan piloto en el Condominio Villarrica II. “En ese proyecto piloto llegamos a tener 0,08 metros cúbicos de residuos por metro cuadrado de obra. Es un número bajo”, dice Marisol Saavedra, subgerenta de Calidad e Innovación de Axis DC.
En Los Lagos no existía un sistema que reciclara los residuos provenientes de la construcción; tampoco había coordinación entre constructoras, logística de retiro, procesamiento de valor y distribución. Debido a esto, Axis DC, a partir de la obra Condominio Villarrica II, empezó a medir sus residuos a partir de una estrategia integral.
Lo primero que realizó Axis en esa obra en Villarrica es crear un Comité de Gestión de Residuos. Esta comisión trazó como primera meta montar un centro de acopio destinado a la segregación de residuos. Fue construido en cuartones de madera con hormigón en su base y su costo ascendió a dos millones de pesos. En ese lugar los residuos fueron separados según su materialidad: polietileno, poliestireno expandido, madera, cartón, yeso cartón y escombros.
En cada piso del edificio había personal de aseo encargado de separar los residuos a través  de contenedores. Estos fueron transportados en un montacarga que aguantaba el peso de cuatro contenedores al mismo tiempo. Luego, una especie de “gato” los llevó al lugar de acopio establecido por Axis.
Marisol Saavedra explica que “la segregación de materiales permitió reutilizar la madera y el polietileno”. Así, la madera volvió al ciclo en las mismas labores de construcción o se destinó como leña para cualquier trabajador, mientras que el polietileno fue utilizado para cubrir la construcción de la lluvia.

“En ese proyecto piloto de Villarrica llegamos a tener 0,08 metros cúbicos de residuos por metro cuadrado de obra. Es un número bajo”.

Marisol Saavedra, subgerenta de Calidad e Innovación de Axis DC.
En tanto, las planchas de yeso cartón del Condominio Villarrica II se trituraron a través de una chipeadora presente en la obra para formar cal. El plumavit, por su parte, fue donado al colegio Valentín Letelier de Villarrica. Allí lo convirtieron en perlas de aislapol y como insumo para fabricar asientos puff.
Los fierros y tuberías de PVC fueron reutilizados en obra por los mismos subcontratistas, mientras que los cartones fueron retirados por una persona en particular, quien luego los vendió.
En todo el proceso, Axis DC recolectó 261 metros cúbicos de residuos de la construcción en su proyecto Condominio Villarrica II. De esa cifra, un 66% correspondió a material que se recicló (cartones; ramas y cholguán; maderas y cholguán y madera), un 28% equivale a residuos potencialmente reutilizables o reciclables que no tienen recicladores o personas interesadas en darles otro uso (otro porcentaje de yeso-cartón, polietileno y poliestireno) y finalmente apenas un 6% del material acopiado es solo escombro.
El costo de retiro de esos 261 m3 de residuos fue de $14.600 por metro cúbico y trabajaron con la empresa Ecoscombros. Es decir, Axis desembolsó $3.810.600 en este apartado, una suma que estiman baja.
En efecto, de acuerdo a las conclusiones de Construye2025, “los ahorros que se perciben en algunas constructoras al realizar gestión de residuos en el presupuesto para disposición final alcanza entre un 25% y un 50%”. Esto se logra a través de la optimización de materiales y evitando la eliminación mediante la valorización: reducción, reutilización y reciclaje de materiales.
A su vez, Construye2025 cree que una buena práctica de las constructoras sería crear una partida de gestión de los RCD, la que se debería planificar al igual que cualquier otra partida de construcción. Para eso, invita a medir la cantidad de residuos en metros cúbicos por metro cuadrado de obra construida y capacitar a los trabajadores en esta temática.

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Fuente: País Circular, Miércoles 17 de Abril de 2019

PAÍS CIRCULAR – Montañas de escombros ha generado el rubro de la construcción durante los últimos 26 años en Chile. En dicho período, se han edificado 10 millones de metros cuadrados en el país, lo que deriva en residuos anuales equivalentes a 1,5 cerros Santa Lucía. Del mismo modo, si se cumplen los 40 millones de m2 construidos que se prevén a 2030, los residuos equivaldrían a 5,2 cerros Santa Lucía al año.

A nivel global, en tanto, el panorama es aun más sombrío. Según datos manejados por Construye2025, programa impulsado por Corfo que busca mejorar la productividad y sustentabilidad de las obras en altura, la construcción es responsable del 35% de los residuos sólidos en el planeta, y por cada metro cuadrado construido se generan 0,3 metros cúbicos de residuos en etapa de construcción, excluyendo excavación.
En tanto, la empresa de servicios financieros JLL, con presencia global y participación en diferentes transacciones inmobiliarias, explica con datos de la OCDE que la industria de la construcción genera el 25 por ciento de los residuos que se producen a nivel mundial. “Si bien en Chile aún no es un tema prioritario en el común de los procesos constructivos, en general las constructoras de gran escala están considerando dentro de su operación el manejo de escombros, la gestión de residuos y el reciclaje de materiales”, dice Javiera Basso, gerenta de Consultoría y Valorizaciones de JLL.
Por su parte, Construye2025 entiende los residuos de la construcción y demolición (RCD) como aquellos que provienen “de las demoliciones de edificios, ejecución de trabajos de construcción de nuevas plantas, rehabilitación o reparación, y del resultado de trabajos de excavación que en general son previos a la construcción”.
Los RCD, un tema incipiente
El manejo de los RCD se encuentra aún en pañales en Chile y Construye2025 busca enmendar esas falencias. Citan un estudio de 2017 de la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT), dependiente de la Cámara Chilena de la Construcción, cuya conclusión fue que el 60% de los profesionales del sector desconocía leyes, reglamentos,  normativas o manuales respecto de la gestión de residuos. De igual manera, las regiones de Chile no cuentan con vertederos legales para eliminar los RCD.
Otra brecha se produce porque el 50% de las empresas de la construcción declaran no utilizar el Sistema Nacional de Declaración de Residuos (SINADER), aunque es obligatoria por el Decreto 1 del Ministerio del Medio Ambiente (MMA). Esta normativa obliga a los establecimientos que generen anualmente más de 12 toneladas de residuos no sometidos a reglamentos específicos a declarar sus residuos a través del Sistema de Ventanilla Única del Registro de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (RETC), dicen en Construye2025, según el estudio de la CDT.
Debido a que la mitad de las constructoras en Chile dicen no declarar sus residuos, se producen vacíos de información, lo cual atenta contra el deseo de tomar decisiones certeras sobre el desarrollo de mercados y políticas públicas. “Una de las grandes brechas es la falta de información: los datos fluctúan entre un 23% y un 34% de residuos sólidos dentro del total que se generan en el país”, asegura Alejandra Tapia, coordinadora técnica de Construye20225.
Otro elemento que empaña los intentos por diseñar políticas a favor del manejo de los RCD es la baja productividad de la industria, entendida ésta como la eficiencia en la utilización de los recursos. De acuerdo a datos de Construye2025, extraídos de la OCDE y el INE del año 2017, la productividad media laboral en el rubro de la construcción tuvo un crecimiento medio anual nulo entre 1996 y 2016. En el mismo período de 20 años, la economía nacional tuvo un crecimiento medio anual de 1,7%.
Dicho de otro modo, en 2016 cada trabajador de la construcción aportó en promedio 37.000 dólares al valor agregado de esta actividad, mientras que el aporte medio de cada trabajador para la economía del país llegó a 50.100 dólares el mismo año.

“Una de las grandes brechas es la falta de información: los datos fluctúan entre un 23% y un 34% de residuos sólidos dentro del total que se generan en el país”

Alejandra Tapia, coordinadora técnica de Construye2025
La hoja de ruta de Construye2025
A sabiendas del colosal desafío que representa la gestión de los RCD, Construye2025, junto a otras instituciones, comenzó a levantar una hoja de ruta en 2017. Tras una serie de estudios, este programa impulsado por Corfo comenzó a diseñar una estrategia integral con los demás actores. Así, se conformó el Comité Consultivo Público, una mesa constituida al alero del Convenio Interministerial de Construcción Sustentable, integrada además por el Minvu, MMA, MOP y Corfo.
La estrategia sustentable RCD apunta hacia la consolidación de la economía circular, ya que a juicio de Alejandra Tapia, “los residuos de la construcción históricamente se insertan en un proceso de producción lineal. Su generación, gestión e inadecuada disposición, son un gasto y pérdida de recursos, tanto para el sector público como para el privado, y además, son  resultado de ineficiencias en los procesos productivos. Su inadecuada gestión tiene y ha tenido grandes impactos en la salud de las personas, el espacio urbano y natural, deteriorando tanto el entorno social como el ambiental”.
Dicho esto, una de las metas de Construye2025 consiste en “mejorar la productividad, impactar positivamente en el entorno a través de la optimización de los recursos, bajo el foco de la prevención y reducción de los residuos”. O en otras palabras, “fortalecer la cadena de valor desde etapas tempranas del proyecto, considerando su ciclo de vida, hasta las etapas de valorización y eliminación”, agrega Alejandra Tapia.
Desde la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) expresan, en tanto, que el mayor problema de los RCD es que terminan en sitios no autorizados. “Esta situación se acrecienta en actividades medianas y pequeñas de construcción (autoconstrucción, remodelación y reparación), donde la gestión en obra y disposición final de residuos no está siendo adecuada y con nulo control de fiscalización. A diferencia de lo que sucede con las empresas que tienen mayor capacidad de gestión”, comenta Javier Hurtado, gerente de Estudios de la CChC.
Hurtado apunta a que la recolección, transporte y disposición “debiese ser un tema de responsabilidad municipal, lo cual debe estar claramente tarificado existiendo instancias que hagan eficiente y simple su cobro ya sea, por ejemplo, en el otorgamiento de permisos o bien en la recepción definitiva de obras”.
La Cámara ha liderado instancias como los Acuerdos de Producción Limpia (APL) Sector Construcción de la Región Metropolitana (2000) y de la Región de Coquimbo (2008), cuyos objetivos son abordar los aspectos referidos a emisiones de contaminantes provenientes de fuentes fijas y móviles. Adicionalmente, en 2014 nació  la “Guía de Buenas Prácticas Ambientales para la Construcción”, mientras que se han realizado seminarios y encuentros en conjunto con la Corporación de Desarrollo Tecnológico (CDT) para promover acciones preventivas en cuanto a los RCD.
Por su parte, Construye2025 identificó casos de constructoras que “están haciendo cambios disruptivos en la forma de abordar los RCD”, cuenta Alejandra Tapia. Son los ejemplos de Claro Vicuña Valenzuela, Su Ksa, Viconsa y Axis DC. Mientras las dos primeras hacían gestión de residuos con antelación, las dos últimas trabajaron al alero de las mesas de estrategia de RCD de Construye2025.
En Su Ksa iniciaron la gestión de residuos en 2014. El gerente de Control de Gestión de la inmobiliaria, Sebastián Dubó, explica que la primera misión radicó en “aprender a segregar en obra”. Luego, “hicimos vínculos con los transportistas y a ser más exigentes con los sitios de disposición”.
Otra línea que siguió Su Ksa fue trabajar con componentes armados para evitar la pérdida de material. “Trabajamos con escalas prefabricadas y así evitábamos generar residuos extras. Se aumentó la eficiencia”, detalla Dubó.
Con todo, hay una estrategia que, según el gerente, figura como medular dentro de la filosofía de la compañía, cuyos proyectos se emplazan en la Región Metropolitana: la vinculación con la calidad de la obra. “Esta iniciativa es la que siempre más rescato. Hacer un buen trabajo a la primera para no tener que rehacer: rehacer implica nuevo material y eso redunda en botar material. Es importante promover una cultura de trabajo bien hecho. Procuramos que los trabajadores cuiden su zona de aseo. Hacemos que incorporen criterios de orden”, apunta Sebastián Dubó.
Todo el cartón, vidrio, fierro y madera que producen los proyectos de Su Ksa parten a reciclaje. “Nos coordinamos con recicladores de base de la comuna, son esos viejitos que llegan con sus triciclos a la obra, y se llevan el cartón, el vidrio y todo eso”, relata Dubó. Los residuos peligrosos, como lubricantes o aceites, “también van a sitios de disposición especiales”.
Dubó reconoce, sin embargo, que “una parte importante de los RCD se va a vertederos”. El material que más cuesta reciclar, añade el gerente, es el hormigón. “Nos ha costado encontrar personas o empresas que puedan reciclar el hormigón. Ese es uno de los ejes que tenemos que plantearnos como empresa: es decir, hasta dónde llegaremos en este tema, pensando en que en la lógica de la economía circular cualquier residuo puede ser reutilizado”, complementa.

“Hacer un buen trabajo a la primera para no tener que rehacer: rehacer implica nuevo material y eso redunda en botar material. Es importante promover una cultura de trabajo bien hecho”

Sebastián Dubó, gerente de Control de Gestión de la constructora Su Ksa.
El modelo de Axis DC en el sur
Axis DC es una constructora que levanta diferentes proyectos inmobiliarios en el sur del país, especialmente en  el eje Puerto Montt-Puerto Varas, Región de Los Lagos. Partieron segregando el fierro y la madera, no tan finamente. Pero no tenían dónde mandar el material y este terminaba en la basura. El año pasado, sin embargo, Axis DC convocó a un inédito proceso de innovación abierta en la región: el AxisOpenLab, financiado por Corfo. La primera versión tuvo como foco generar soluciones al problema de los residuos industriales originados desde la construcción.
“La instancia catalogada como estratégica permitió abrir una conversación de futuro, anticipando el crecimiento que está experimentando Puerto Montt y Puerto Varas, permitiendo resolver uno de los principales problemas de las urbes modernas y exportar modelos de economía circular al resto del país como una experiencia inédita en su tipo”, cita AxisOpenLab en la presentación del programa.
El equipo ganador se denominó Poliestirec, y estuvo conformado por cuatro profesionales que no se conocían entre sí. Su propuesta consistió en confeccionar barnices, impermeabilizantes y pintura de alta calidad a partir de los residuos de poliestireno expandido y extruido (plumavit).
El pasado miércoles, además, Axis DC lanzó Reaxiona, un novedoso plan de manejo de residuos para tres edificios que se levantarán en la zona de Puerto Montt y Puerto Varas: Alta Vista 3, Edificio Philippi y Alto Reloncaví. “El foco es en las 3R: Reducir, Reutilizar y Reciclar”, explican en Axis.
Pero el año pasado la constructora ya había diseñado un plan piloto en el Condominio Villarrica II. “En ese proyecto piloto llegamos a tener 0,08 metros cúbicos de residuos por metro cuadrado de obra. Es un número bajo”, dice Marisol Saavedra, subgerenta de Calidad e Innovación de Axis DC.
En Los Lagos no existía un sistema que reciclara los residuos provenientes de la construcción; tampoco había coordinación entre constructoras, logística de retiro, procesamiento de valor y distribución. Debido a esto, Axis DC, a partir de la obra Condominio Villarrica II, empezó a medir sus residuos a partir de una estrategia integral.
Lo primero que realizó Axis en esa obra en Villarrica es crear un Comité de Gestión de Residuos. Esta comisión trazó como primera meta montar un centro de acopio destinado a la segregación de residuos. Fue construido en cuartones de madera con hormigón en su base y su costo ascendió a dos millones de pesos. En ese lugar los residuos fueron separados según su materialidad: polietileno, poliestireno expandido, madera, cartón, yeso cartón y escombros.
En cada piso del edificio había personal de aseo encargado de separar los residuos a través  de contenedores. Estos fueron transportados en un montacarga que aguantaba el peso de cuatro contenedores al mismo tiempo. Luego, una especie de “gato” los llevó al lugar de acopio establecido por Axis.
Marisol Saavedra explica que “la segregación de materiales permitió reutilizar la madera y el polietileno”. Así, la madera volvió al ciclo en las mismas labores de construcción o se destinó como leña para cualquier trabajador, mientras que el polietileno fue utilizado para cubrir la construcción de la lluvia.

“En ese proyecto piloto de Villarrica llegamos a tener 0,08 metros cúbicos de residuos por metro cuadrado de obra. Es un número bajo”.

Marisol Saavedra, subgerenta de Calidad e Innovación de Axis DC.
En tanto, las planchas de yeso cartón del Condominio Villarrica II se trituraron a través de una chipeadora presente en la obra para formar cal. El plumavit, por su parte, fue donado al colegio Valentín Letelier de Villarrica. Allí lo convirtieron en perlas de aislapol y como insumo para fabricar asientos puff.
Los fierros y tuberías de PVC fueron reutilizados en obra por los mismos subcontratistas, mientras que los cartones fueron retirados por una persona en particular, quien luego los vendió.
En todo el proceso, Axis DC recolectó 261 metros cúbicos de residuos de la construcción en su proyecto Condominio Villarrica II. De esa cifra, un 66% correspondió a material que se recicló (cartones; ramas y cholguán; maderas y cholguán y madera), un 28% equivale a residuos potencialmente reutilizables o reciclables que no tienen recicladores o personas interesadas en darles otro uso (otro porcentaje de yeso-cartón, polietileno y poliestireno) y finalmente apenas un 6% del material acopiado es solo escombro.
El costo de retiro de esos 261 m3 de residuos fue de $14.600 por metro cúbico y trabajaron con la empresa Ecoscombros. Es decir, Axis desembolsó $3.810.600 en este apartado, una suma que estiman baja.
En efecto, de acuerdo a las conclusiones de Construye2025, “los ahorros que se perciben en algunas constructoras al realizar gestión de residuos en el presupuesto para disposición final alcanza entre un 25% y un 50%”. Esto se logra a través de la optimización de materiales y evitando la eliminación mediante la valorización: reducción, reutilización y reciclaje de materiales.
A su vez, Construye2025 cree que una buena práctica de las constructoras sería crear una partida de gestión de los RCD, la que se debería planificar al igual que cualquier otra partida de construcción. Para eso, invita a medir la cantidad de residuos en metros cúbicos por metro cuadrado de obra construida y capacitar a los trabajadores en esta temática.

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Fuente: País Circular, Miércoles 17 de Abril de 2019

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